CULTURA

El día 16 de noviembre se ha celebrado el coloquio internacional online “50 aniversario de Reivindicación del conde don Julián, de Juan Goytisolo”

50 años del Don Julián, de Goytisolo

Texto: Jaime Fernández, Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 16 nov 2020 17:59 CET

A lo largo de todo el día 16 de noviembre se ha celebrado el coloquio internacional online “50 aniversario de Reivindicación del conde don Julián, de Juan Goytisolo”. El organizador de la jornada, Santiago López-Ríos, profesor del Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía, bromea que “este formato en la nube electrónico le haría gracia a Goytisolo, porque él no llegó ni a usar la máquina de escribir”. En un tono más serio explica López-Ríos que este coloquio “responde a la inquietud de recordar una novela compleja y rupturista, un hito de la literatura española de la segunda mitad del siglo XX”. Volver la mirada a 1970 permite comprobar que el propio Goytisolo se confundió cuando vaticinó que “esta novela no se podría publicar en España y que no iba a despertar ningún eco, sólo el insulto habitual o al menos el silencio”. Algo que deja patente el hecho de que en esta misma jornada se haya presentado la versión en ebook de la edición en la colección Letras Hispánicas, de Cátedra, a cargo de Linda Gould Levine.

 

Yannick Llored, responsable del coloquio, junto a Santiago López-Ríos y profesor del Departamento de Español de la Universidad de Lorraine (Francia), reconoce que “los coloquios sobre la obra de Goytisolo son escasos y raros en la universidad española”, hecho que ya hace relevante a este evento. Y más, teniendo en cuenta que “Don Julián tiene una significación particular en la trayectoria del escritor, es compleja y su significación real en su trayectoria tampoco es fácil de señalar”. Recuerda Llored que el mismo Goytisolo “tenía una relación singular con esa novela, incluso conservaba en París una mesa de trabajo donde escribió parte de ese libro”.

 

Fanny Rubio, catedrática emérita de Literatura Española en la UCM, y “gran valedora en nuestra universidad desde siempre de Juan Goytisolo”, de acuerdo con López-Ríos, señala que “hubo un tiempo en que no fue tan fácil que Goytisolo pusiera los pies en la UCM porque se practicaba un tipo de erudición que no permitía el diálogo con alguien tan disidente, y además porque él mismo mantuvo una distancia con los eruditos españoles hasta 1982”. Según la catedrática, “Goytisolo no permitía que nadie le llamaba maestro, lo que él quería era que alguien compartiese antecedentes con él, estableciendo un árbol de ramas goytisolianas, que están repartidas por todo el mundo”.

 

Recordó Fanny Rubio cuando conoció al escritor homenajeado en París a finales de los 60, “en los tiempos en los que se había despedido de la política y de las grandes peleas del marxismo europeo y ahí emprendió la tarea de poner en pie esta obra, su obra cumbre de toda su trayectoria literaria”. Para López-Ríos y Llored “Reivindicación del conde don Julián, publicada por primera vez en la editorial mexicana Joaquín Mortiz en 1970, constituye una novela de ruptura en la creación literaria de Juan Goytisolo y da lugar al nacimiento de lo que el propio escritor llamó su obra adulta”.

 

Cuenta Rubio que cuando conoció a Goytisolo ya había escrito esa novela, aunque todavía no la había publicado, y “él mismo sabía que aquello era el comienzo de una gran aventura literaria, que algunos tomaron de manera ofensiva. En esa novela se levanta una arquitectura textual que sólo puede interpretarse desde los propios elementos literarios, con nuevos espacios y procesos de desmitificación”.

 

Fue también ella quien consiguió que Goytisolo volviera a España, primero al edificio B de la Facultad de Filología de la UCM, donde presentó Makbara, al tiempo que “habló de Don Julián, diciendo que aquellas no eran novelas a secas, sino textos elaborados alrededor de Cervantes, Góngora…”; y luego en unos intensos Cursos de Verano que se celebraron en El Escorial en 1992. Allí Goytisolo y su obra transitaron durante tres semanas, primero en un curso dedicado a Carlos Fuentes, donde él mismo fue ponente; la segunda semana en un monográfico sobre su trabajo, y por último a través de su libro Paisajes después de la batalla en un curso donde se incluyó entre los diez mejores de la Transición Española.

 

Un hombre del sur

Reyes Mate, investigador del Instituto de Filosofía del CSIC, incluye a Goytisolo en lo que la sociología del conocimiento, conoce como el extranjero, el acontemporáneo, que viene de fuera y va hacia el sur, haciendo que todo cambie, “porque el pueblo empieza a ver las cosas como ese extranjero”.

 

Opina Mate que Goytisolo es un hombre de esa cultura del sur, “una cultura que supone un viaje a una dimensión geográfica que está en las antípodas del norte, y él hace ese viaje, se desplaza de Europa al Magreb y se asienta en Marrakech”. Es además una dimensión temporal, porque “se encuentra incómodo en la modernidad, regresando al pasado, a la Edad Media, a lo semita, y lo hace porque descubre que la modernidad tiene algo de insatisfecha, porque cifra el progreso en la abstracción”.

 

La cultura del hombre del sur es una vuelta atrás, dejando de lado el mundo germánico y protestante, trayendo a personajes como Góngora y Cervantes, o “volviendo a lo mudéjar como el pivote de la concepción de la Historia”. Y, por supuesto, hay una dimensión moral en el viaje al sur, que Goytisolo descubre a partir de Camus y que sería “el honor de la pobreza”.

 

Por todo ello, Mate considera que “Goytisolo, hombre del sur, de alguna manera prefigura el hombre del futuro, desarraigado de los convencionalismos, de los tópicos territoriales, morales y políticos, porque estuvo obligado a arraigarse en sí mismo y de esa manear prefigurar al hombre universal”.

 

Más allá de la reivindicación

En su exposición, Yannick Llored ha hecho una lectura proyectiva de Don Julián, partiendo de cuando se publicó la versión definitiva de la novela en 2001, porque Goytisolo no tenía problemas en modificar sus novelas, incluso cambiando el título, como en este caso, hasta dejarlo en Don Julián. Lo hizo así, “porque declaró que ya no tenía nada que reivindicar y se podía llamar Don Julián sin más”.

 

De acuerdo con Llored, ese cambio de título no es fortuito, porque ofrece indicios sobre la percepción del escritor 30 años después de su primera publicación. Y una manera de acercarse a las diferencias entre las dos versiones es leer la novela en la edición de Cátedra, a cargo de Linda Gould Levine, porque en ella “se indican en las notas las diferencias más importantes entre las dos versiones y se amplía en la introducción las polémicas críticas que ha suscitado la novela a lo largo de los años y la evolución de la obra del autor”.

 

En la jornada se ha presentado la versión de esa edición en ebook, lo que Santiago López-Ríos define como “muy útil para la docencia online”. Explica además que “es un ejemplo de colaboración y coordinación entre la universidad y el mundo editorial en medio de la crisis sanitaria, ya que la idea del ebook surgió en el contexto del coloquio de la UCM”.  Un coloquio, en el que "ha sido inestimable la ayuda de Manuel Broullón y Carmen Chincoa".