CULTURA

Carmen Pérez González, directora del Departamento de Dibujo y Grabado, en la exposición que comisaría en la Biblioteca Histórica de la UCM

De cómo combinar cartografía y docencia para crear arte

Texto: Jaime Fernández, Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 17 oct 2020 11:35 CET

La exposición “El mapa como recurso expresivo y metáfora docente. Propuestos2020”, que forma parte del ciclo “Diálogos a través de la Historia”, se puede visitar hasta el 18 de diciembre en la Biblioteca Histórica de la UCM (c/ Noviciado 3).

 

Los comisarios, Carmen Pérez González, directora del Departamento de Dibujo y Grabado, y Luis Mayo, profesor del Departamento de Escultura y Formación Artística, explican que, como es habitual en este ciclo de exposiciones, profesores de la Facultad de Bellas Artes, estudiantes y algunos artistas invitados, crean obras que reflejan un encuentro entre su propio trabajo y el tesoro bibliográfico de la Biblioteca Histórica. La principal novedad de esta muestra es que, además de poderse visitar de manera presencial, está totalmente virtualizada para que todo el mundo la pueda ver desde su casa.

 

La idea de esta exposición surgió en el año 2012, cuando el profesor Manuel Ayllón, en la inauguración de otra muestra del ciclo, centrada en las mitologías, planteó la posibilidad de hacer una sobre mapas. La idea la recogió Luis Mayo, quien ha conseguido reunir a un gran número de profesores de la Facultad en torno a veinte mapas de la colección de libros con la que cuenta la Biblioteca Histórica.

 

Carmen Pérez González señala que la idea de que fuesen “veinte mapas ha venido genial, porque coincide con el año 20, y de ahí ha salido lo de Propuestos 20, que permite hacer un juego de palabras y un juego gráfico, aprovechando además la serpiente que hay en uno de los mapas, que se gira sobre un barco como si fuera un dos sobre un cero, o una o sobre una ese. Así que la cartografía ha permitido mucha creatividad a la hora del diseño del cartel”. Asegura la comisaria que “es un lujo poder disponer de las obras bibliográficas originales como inspiración para poder diseñar piezas artísticas”.

 

Luis Mayo añade que han recibido mucha ayuda desde la Biblioteca, tanto por parte de la directora Marta Torres como de la subdirectora Mercedes Cabello, que “no sólo han ayudado con la financiación, sino que también han sido soporte de la web que realizaron Carmen Pérez y su equipo, y, sobre todo, en la elección de mapas”. La ayuda en ese sentido, de acuerdo con Mayo, ha sido inestimable porque se pedía por ejemplo, un mapa de montañas y Cabello les facilitaba alguno que ya tuviera ubicado sobre el Everest, por ejemplo. Asegura el profesor que en un símil con el cine “es como si la Biblioteca Histórica hubiera sido el productor y hubieran prestado mapas muy bonitos, alguno precioso como el que muestra que no se conocía nada del interior de América del Norte, que era un territorio inexplorado que contaba que en ese momento no se sabía cómo era el mundo”. Asegura Mayo que “es precioso ese diálogo con la Historia, porque los mapas permiten acceder a un mundo que no es el de ahora, es otro mundo”.

 

Mapas y conceptos

Los artistas han tenido acceso a los mapas a través de una imagen, y en el desarrollo de su obra no han tenido ningún tipo de limitación artística, más allá de uno de carácter museístico, que era el tamaño de la obra, que no podía tener más de un tamaño de DIN-4 y con una altura de 14 centímetros, para que encajase en las vitrinas expositivas. Además, por supuesto, no se podían incluir materiales que afectasen, de alguna manera, a las cartografías originales.

 

Cada mapa, según explica Mayo, va asociado a un elemento cartográfico como una isla, la rosa de los vientos, la montaña, un viaje, una ciudad… De manera que “cada artista podía apoyarse en dos elementos para el desarrollo de su obra, por un lado en el propio mapa, y por el otro en el concepto asociado a ese mapa. En cierto modo, eso son metáforas, que como artistas y docentes se utilizan tanto en la creación como en la enseñanza”.

 

A Carmen Pérez, por ejemplo, le tocó el mapa de animales fantásticos, así que decidió inspirarse en todos los animales de ese tipo que tenía la Biblioteca y hacer una historia. Encontró a la sirena y al sireno, a Neptuno, a la mala serpiente…, y con todo ello hizo “un story board y a partir de ahí una animación, que para un alumno es muy didáctica, porque está desde la parte de línea hasta la parte de blanco y negro, y luego vendría el color”. Reconoce la profesora que se lo ha pasado muy bien desarrollando esta obra, que es una de las tres que se pueden ver en realidad aumentada.

 

Algunas obras

Los dos comisarios animan a los estudiantes a que vengan a la muestra, y Luis Mayo asegura que le gustaría llevar a los alumnos del MIAC (máster universitario en Investigación en Arte y Creación), porque “esta exposición da idea de lo que hacen los docentes de la Facultad y algunos estudiantes de cursos superiores. Esto les permitiría hablar del TFM (trabajo fin de máster) y de la parte del proceso de investigación previa que hay al desarrollo de cada obra, que es algo que aquí se plasma de manera directa, y además también se pueden dar cuenta de qué pie cojean los profesores, lo que también es muy interesante”.

 

Aparte de los profesores, hay unos once estudiantes exponiendo y siete artistas invitados, cinco de ellos mujeres. En total son cerca de sesenta los artistas de esta exposición que a los comisarios les gustaría que pudiera ir rotando por otras salas, aunque “seguramente no viajarían los libros originales, que tendrían que ser suplidos por copias o facsímiles”. Para Luis Mayo, esa es una de las partes más especiales de la exposición, que “si quieres verla completa tienes que venir aquí, y solo aquí para hacerlo”.

 

Carmen Pérez aconseja, a los que visiten la exposición, que se dejen llevar por las vitrinas y disfruten con algunas de las muchas obras expuestas. Entre ellas están, por ejemplo, la de María Jesús Romero Palomino, quien ha trabajado sobre un mapa de Mungo Parks, sobre el interior de África realizado a finales del siglo XVIII, y sobre él ha colocado unos leds que se encienden y se apagan mostrando las fronteras actuales de varios países africanos.

 

Muy relacionados con la muestra están Jorge Varas, director del MIAC, que expone “Señales en un norte posible”, una foto del polo norte, invertida, y sobre ella ha colocado una especie de cartografía en 3D que nace sobre el terreno; y Mar Mendoza, quien obtuvo un proyecto de innovación docente, con el que ayudó con la financiación de la muestra, que expone la obra “Lomonosov”, en la que dibuja los bordes del continente antártico con pan de oro.

 

De profesoras con cargos académicos se pueden ver trabajos de la vicerrectora de Cultura, Deportes y Extensión Universitaria, Isabel García, que participa con la pieza “Naturalia y artificialia”; la decana de la Facultad de Bellas Artes, Elena Blanch, que incluye una obra sin título, utilizando como referencia un mapa del río Nilo;  la vicedecana de Cultura, Margarita González, que presenta la obra “Hasta el Este desde el Norte: mapa para deambular”, y Sara Torres, coordinadora de Actividades Culturales de los Cursos de Verano de El Escorial, quien expone la obra “Los que van y vienen”,

 

Hay incluso una obra de Manuel Ayllón, el profesor, ya jubilado, que tuvo la idea original de exposición hace ocho años, que en una obra sin título, juega con la idea del sol como centro de los mapas y el universo.

 

Todas las piezas de la muestra, así como los libros de donde salen los mapas originales, se pueden consultar en esta página web.