CULTURA

Margarita San Andrés, vicerrectora de Investigación y Transferencia, visita la muestra "Ellas. Mujeres con ciencia"

La biblioteca de la Facultad de Químicas reivindica la Historia de las científicas

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 2 dic 2020 12:04 CET

Desde el 2 de diciembre se puede visitar en la biblioteca de la Facultad de Ciencias Químicas, la muestra “Ellas. Mujeres con ciencia”. La directora de la biblioteca, Ruth López Zazo, explica que la exposición comienza con la mitología de Isis, como madre de la Tierra y de la sabiduría, la medicina y la ciencia, y llega hasta las muchas investigadoras que ha habido en el siglo XX y el comienzo de este siglo XXI. El decano de Químicas, Francisco Ortega, y Margarita San Andrés, vicerrectora de Investigación y Transferencia, han agradecido el esfuerzo realizado para elaborar esta muestra, lo que sólo ha sido posible porque “el personal de las bibliotecas de nuestra universidad es muy competente y muy sensible, no solamente a las necesidades de los investigadores y los estudiantes, sino también para mostrar el potencial que tienen las bibliotecas y los documentos que forman parte de nuestra Historia, tanto la de la UCM como la de toda la sociedad”.

 

Organizada en la que antes era una sala para investigadores, y que se ha quedado un tanto obsoleta debido a que la mayor parte de las revistas están accesibles on line, la muestra “Ellas. Mujeres con ciencia” reúne paneles explicativos, libros, fotografías y algún instrumental. Destaca, entre todos ellos, un tribikos, elaborado por María la judía, también conocida como la egipciaca y la profetisa, que inventó, en el siglo I, una serie de alambiques particulares. El que se puede ver en Químicas es una reproducción realizada ex profeso por el soplador de vidrio científico de la UCM y era un alambique que se usaba para hacer aceites esenciales con plantas.

 

La autora de esta pieza, una de las muchas pensadoras griegas, también inventó el “baño maría”, que todavía se utiliza hoy en día para cocinar, pero que en su época se usaba para hacer ciencia, y del que se muestra una pieza antigua, prestada por el Laboratorio de Química General.

 

Junta a ella aparece en la exposición, Aspasia, la mujer de Pericles, que le hacía los discursos y que tenía una cabeza privilegiada. De acuerdo con Paloma Sánchez, subidrectora de la biblioteca, y Myriam de Hipolito, jefa de procesos e información especializada, Aspasia “no sólo era inteligente, sino que además era modelo de Fidias y maestra de retórica, con lo que tuvo una gran influencia en la vida cultural de la Grecia clásica”.

 

De allí, el viaje expositivo nos lleva a Alejandría, a Hipatia, “la mujer por excelencia, formada por su padre para hacer de ella un ser perfecto, y casi lo consigue, que destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía”, y autora de máximas como “Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar”.

 

Un salto histórico nos lleva a las mujeres medievales, a la época del gótico, cuando “la mujer tuvo muchísima relevancia, casi como ahora, porque surgieron grandes reinas como Leonor de Aquitania, Berenguela o Blanca de Castilla”.

 

Tras el gótico surgió el concepto de brujas, que “no eran otras que mujeres sabias perseguidas por su conocimiento ancestral”. Los textos de la muestra se acompañan con libros originales de la biblioteca de Químicas y con reproducciones de otros de la Biblioteca Histórica de la UCM, que incluyen ilustraciones de plantas, alambiques y procesos que utilizaban muchas de esas mujeres, que eran curanderas, para hacer sus aceites esenciales.

 

Todo ese material se mezcla en las vitrinas con “instrumentos que hacen referencia a los grandes descubrimientos del Renacimiento, como los sextantes necesarios para la navegación alrededor del mundo”.

 

Siguiendo la ruta de la exposición aparecen los libros de principios del siglo XVIII de Maria Sibylla Merian, la primera entomóloga de la historia, que “dibujaba todo lo que veía y que hizo una clasificación de mariposas espectacular, que todavía se sigue utilizando, así como de insectos y de plantas”.

 

En ese siglo XVIII destacan en la muestra algunas damas de la ciencia, como Marie-Anne Pierrette Paulze, la mujer del químico Antoine Lavoisier, que era quien dibujaba y, gracias a que era políglota, traducía todos los textos de su marido. Y ya que él consideraba que todo se tenía que pesar y medir, la exposición incluye una balanza de laboratorio y un libro relacionado con ese instrumento, ilustrado con mucha precisión por Pierrette Paulze, que había estudiado pintura en el taller del famoso Jacques-Louis David.

 

A principios del siglo XIX destaca el nombre de Barce-Nicole Ponsadrin Clicquot, quien heredó el negocio de vinos espumosos de su marido, “convirtiéndose en la primera mujer empresaria de la Historia y además fue la que refinó el champaña para darle el aspecto cristalino que hoy tiene, porque antes de ella era una bebida oscura y con grumos”.

 

Otra científica que tuvo una gran influencia sobre su esposo fue Mileva Maric, la mujer de Einstein, una matemática serbia que “parece que contribuyó a la teoría de la relatividad, a pesar de que jamás se le reconoció su trabajo”.

 

Al llegar a finales del siglo XIX nos encontramos con Edward Charles Pickering, director del Observatorio de Harvard, quien “empezó a contar con mujeres porque pensaba que tenían una mente privilegiada para descubrir cometas y nebulosas” y formó un equipo con 45 de ellas, que se conoció con el poco afortunado nombre del “harén de Pickering”.

 

La exposición incluye además libros de actualidad y una sección de fotografías de actrices con carreras científicas como Hedy Lamarr, inventora del wi-fi, Natalie Portman o Mayim Bialik, famosa por Big Bang Theory. Y acaba con una representación de algunas de las muchas mujeres científicas que han destacado en el siglo XX, con un especial hincapié en la figura de Margarita Salas.

 

Mayte Villalba, vicedecana de Investigación y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Químicas, informa de que ya está colgada la exposición, y que de momento, debido a las medidas de seguridad, quien quiera visitarla en persona tiene que pedir cita previa rellenando este formulario.