CULTURA
El Instituto Complutense de Ciencias Musicales y el Museo del Prado recuperan la zarzuela más antigua conservada
Texto: T.C. - 17 jul 2023 16:23 CET
El 14 de julio de 2023 el auditorio del Museo del Prado ha acogido la representación de la zarzuela Los celos hacen estrellas, en el marco de la exposición Herrera el Mozo y el Barroco total, y con una puesta en escena moderna con música, teatro y títeres, a modo de zarzuela barroca de bolsillo. El manuscrito de esta zarzuela, la más antigua conservada, está ilustrado con las escenografías de Herrera el Mozo, y es una de las piezas más especiales de la exposición en la que se enmarca el concierto, es “un testimonio único que se muestra por primera vez en Madrid gracias al préstamo excepcional de la Österreichische Nationalbibliothek de Viena”.
Esta zarzuela se estrenó el 2 de febrero de 1673 con motivo del cumpleaños de la reina Mariana de Austria, y se concibió como un entretenimiento cortesano que se desarrollaba en dos jornadas, sobre un tema mitológico basado en Las metamorfosis de Ovidio. Según el ICCMU (Instituto Complutense de Ciencias Musicales), “desde el punto de vista de la integración de la música en el drama, esta obra se puede considerar una de las creaciones más sólidas y originales de su época”.
Ahora, tres siglos y medio después de su estreno en el Salón Dorado del Teatro Alcázar de Madrid y, tras un riguroso trabajo de investigación y recuperación a cargo ICCMU, la zarzuela más antigua cuya música se conserva se ha vuelto a escuchar en Madrid.
Explican desde el ICCMU que la segunda mitad del siglo XVII fue un período de gran experimentación en la música teatral española y una etapa dorada de fiestas cortesanas en la que confluyeron diversos personajes, entre ellos el dramaturgo Calderón, el libretista Rospigliosi (nuncio apostólico y futuro papa Clemente IX), el ingeniero Baccio del Bianco, el compositor Juan Hidalgo, y el aristócrata Gaspar de Haro, marqués de Eliche, responsable de la organización de los espectáculos cortesanos, además de una pléyade de actrices-cantantes sin las cuales nada hubiera sido posible.
Durante el otoño, “los reyes solían pasar temporadas cazando en el Real Sitio de la Zarzuela, y para entretener las largas noches solían traer de la capital a alguna compañía teatral. En fechas señaladas se llegaba incluso a encargar y estrenar obras nuevas con importante contenido musical, aunque algo más sencillas que las grandes comedias cortesanas. Estas obras, que acabaron por denominarse zarzuelas, tenían normalmente una duración de dos jornadas y unas exigencias escenográficas moderadas, adaptadas a los limitados recursos de un pabellón de caza”.
Los manuscritos originales se conservan, aunque incompletos, en la Biblioteca Nacional de España, con otras fuentes importantes en la catedral de Valladolid y en la Universidad de Santiago de Compostela, así que para su recuperación ha sido necesario un riguroso proceso de búsqueda e investigación, edición moderna de la partitura y del libreto, así como de nuevos materiales de ensayo (partichelas en papel y digitales) llevado a cabo por Álvaro Torrente, director del ICCMU, y Carmelo Caballero, profesor de Didáctica de la Expresión Musical de la Universidad de Valladolid.
Partiendo de los bocetos conservados en el manuscrito de Viena y en la reconstrucción de la escenografía diseñada por el Museo para la exposición, el equipo artístico coordinado por el ICCMU ha diseñado un montaje de zarzuela barroca de bolsillo que permite reproducir a pequeña escala lo que la corte debió ver en el Salón Dorado del Alcázar hace tres siglos y medio. De ese modo, a partir de las características de la obra y el espacio escénico del auditorio del Museo del Prado, la escenografía recupera los recursos de los espectáculos de títeres utilizados en los grandes corrales de comedias en los siglos XVII y XVIII.
La compañía La Máquina Real, dirigida por Jesús Caballero, ha reconstruido y tallado títeres de época similares a los que sustituían a los actores de carne y hueso para representar en los corrales y coliseos los numerosos cambios de decorado y efectos especiales que requerían las comedias mitológicas. La parte escénica ha contado con los alumnos del Máster de Teatro y Artes Escénicas del Instituto del Teatro de Madrid de la UCM, bajo la dramaturgia y dirección de Sergio Adillo, mientras que en la parte musical intervienen cinco músicos: violín, guitarra barroca, viola de gamba, archilaúd y tiorba; y en la vocal lo hacen tres cantantes, dos sopranos y una mezzosoprano procedentes de la Escuela Superior de Canto de Madrid bajo la dirección de Jesús Fernández-Baena.
En lo que respecta a la plástica escénica, la propuesta de Daniela Camacho, figurinista del proyecto plantea una superposición de planos que permite jugar a las luces y las sombras del universo barroco, y a medida que avanza el espectáculo, evidenciar los efectos de trampantojo y la artesanía del juego teatral que propusieron conjuntamente Herrera, Vélez de Guevara e Hidalgo.