Los eurodiputados López-Istúriz (PP) y López Aguilar (PSOE) coinciden en calificar “muy improbable” la ampliación de la UE a día de hoy
Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 12 jul 2024 12:32 CET
Los eurodiputados Antonio López-Istúriz (PP) y Juan Fernando López Aguilar (PSOE) lo tienen claro: la ampliación de la Unión Europea es, a día de hoy, "muy improbable. “No es posible pasar de 27 a 36 estados miembros, si la Unión Europea no se reforma a sí misma”, afirma el ex ministro socialista de Justicia, quien advierte, “porque hay que decir las cosas como son”, que el inicio de negociaciones con Ucrania y Georgia, “absolutas líneas rojas para Putin”, suponen “un desafío gigante, incluso existencial para la Unión Europea”. Ambos políticos compartieron mesa redonda en la última jornada del curso “La profundización y ampliación de la Unión Europea tras la agresión a Ucrania”, que ha dirigido esta semana en San Lorenzo de El Escorial el catedrático complutense Patxi Aldecoa.
López-Istúriz, ex secretario general del Partido Popular Europeo, recuerda el privilegio que supone para los 27 pertenecer a un “club exclusivo” que pone “libertad, democracia y derechos humanos” como valores irrenunciables. Es precisamente el difícil cumplimiento de esos principios indispensables a sus miembros, contenidos en el artículo 2 del Tratado de la Unión, lo que dificulta de manera prácticamente irresoluble, la adhesión de los 9 candidatos que actualmente la Comisión Europea tiene aceptados. Uno de ellos, en concreto, el que desde hace más tiempo tiene esa consideración de “país candidato”, Turquía es precisamente el ejemplo más claro. “En el PPE tenemos claro que Erdogan no representa esos valores”, asegura el eurodiputado popular. “Es una situación vergonzante, en cuanto a que nadie se atreve a decir lo que todo el mundo ve. Turquía no va a entrar en la UE. No va a pasar”, sentencia el eurodiputado socialista.
En cuanto el resto de candidatos, los dos políticos españoles –veteranos ya en Bruselas, con 5 legislaturas el popular por 4 del socialista- consisten en clasificarlas en dos bloques: las de los países de los Balcanes y las surgidas tras la agresión de Putin a Ucrania. López-Isturiz recuerda que la historia “nos muestra la importancia de tener unos Balcanes tranquilos y cercanos a la Unión Europea”, pero que, a la vez, su complejidad, sus composiciones plurinacionales, pluriétnicos y plurireligiosos, hacen que su entrada en la Unión sea cuanto menos “dificultosa”. Tan solo en el caso de Montenegro, López-Istúriz se muestra optimista, señalando incluso 2028 como posible año de ingreso. Con el resto -Serbia, Macedonia del Norte, Bosnia-Herzegovina y Albania-, aún cada uno con sus matices- las opciones son, a día de hoy, prácticamente inexistentes. “Es una zona con mucha mixtura, en la que ningún país tiene una identidad homogénea”, sintetiza López Aguilar.
Y luego están Ucrania, Georgia y Moldavia. La decisión del Consejo y de la Comisión de iniciar los procedimientos de adhesión –que podrían durar años, ya que además del cumplimiento de las garantías democráticas marcadas en el artículo 2, exige la convergencia en 35 capítulos concretos, y en caso de alcanzarse las aprobaciones en el Parlamento Europeo y después en cada parlamento nacional de los 27- ha supuesto un claro enfrentamiento con Rusia y con su autócrata presidente, Vladimir Putin, para quien la entrada de cualquiera de estos países en la UE o la OTAN es una “línea roja que no va a permitir traspasar”, como recordó López Aguilar. Además, los últimos acontecimientos en Georgia y Moldavia -con un nuevo gobierno pro-ruso en el caso de este último, y una fuerte división interna en el caso de Georgia- han enfriado ambas negociaciones.
Ucrania es, por tanto, la gran “patata caliente” que tiene la Unión. Es cierto que se ha abierto un procedimiento acelerado y un compromiso para ayudarla a cumplir los requisitos, pero el órdago de Putin, además de una falta de estructuras democráticas y jurídicas evidentes, está en el horizonte. “Putin no lo va a permitir”, insiste López Aguilar, a la vez que pone en cuestión la conveniencia, con las actuales normas comunitarias, de dar entrada a un país con más de 40 millones de habitantes que exigiría la ampliación del Parlamento Europeo en otros 60 o 70 eurodiputados y, por ejemplo, un “impacto en la política agraria común” sin precedentes, que perjudicaría claramente a países como Francia, España e Italia. “El desafío es gigantesco”, coinciden en valorar ambos diputados.