CV / CIENCIA

Juan José Iglesias, de GREFA, impartió la conferencia sobre la conservación del águila perdicera

Robledo de Chavela suma unas nuevas jornadas sobre conservación de la biodiversidad a su ya larga participación en los Cursos de Verano

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 3 jul 2025 18:12 CET

Por séptimo año consecutivo, Robledo de Chavela es una de las sedes de los Cursos de Verano de la Complutense. Y esta vez lo va a ser por partida doble, ya que a sus tradicionales jornadas sobre investigación espacial, que se impartirán el 9 y 10 de julio, siempre de la mano del Madrid Deep Space Comunication Center (MDSCC) de la NASA, ubicado en la localidad, este año suma una nueva propuesta, también apoyada en su propia idiosincrasia y su enclave en la Sierra Oeste de la Comunidad de Madrid, caracterizada por su biodiversidad. El curso, que tiene lugar este 3 y 4 de julio, se titula “Renacer de la naturaleza: éxitos en la conservación y recuperación de la biodiversidad en España”.

 

El programa que han preparado Carmen García García, agente de desarrollo local de Robledo de Chavela, y el profesor de la Facultad de Veterinaria Alberto Álvarez López, se centra en dar a conocer los programas de conservación y recuperación de diferentes aves y mamíferos, característicos muchos de ellos de la sierra madrileña. En la primera jornada se ha hablado de la cigüeña negra, el águila perdicera y el águila imperial ibérica, y en la segunda, se hará sobre el lobo, el oso pardo cantábrico y el lince ibérico. Todas las conferencias están siendo impartidas por expertos, la mayoría de ellos partícipes en programas de recuperación o conservación de cada especie, como Juan José Iglesias, de GREFA; Rubén Moreno-Opo, del MITECO; Elena Arriero, de la Facultad de Biología de la UCM; Guillermo Palomero, de la Fundación Oso Pardo; Ramón Pérez de Ayala, de WWF, Ángel Sainz, de la Facultad de Veterinaria de la UCM, o el consultor Juan Carlos Blanco.

 

La primera ponencia ha corrido a cargo del propio codirector del curso, Alberto Álvarez López, quien desde hace cinco años participa en representación de la Universidad Complutense en el programa de conservación de la cigüeña negra en la Comunidad de Madrid. Según explicó solo hay entre 8 y 10 parejas de estas aves en la región, y únicamente una en la sierra norte. En España la mayor parte se pueden encontrar en el cuadrante sur occidental. Salvo unas pocas que pasan todo el año en Doñana, el resto migran cada invierno hasta la zona del Sagel, a Senegal, Mali y Burkina Fasso, principalmente. Estas migraciones se han datado gracias a este programa de conservación, que además del anillado de las aves incluye la instalación de emisores GSM (por telefonía móvil) -los primeros años se hacía por satélite, pero era más costoso y menos eficiente-, que permite compilar numerosos datos sobre sus vuelos: itinerario, kilómetros recorridos, tiempo utilizado, velocidad… Por ejemplo, sorprende que hermanos que han ocupado un mismo nido hasta salir a volar hagan recorridos totalmente diferentes, a excepción del paso a África por el Estrecho de Gibraltar, que es coincidente en todas estas aves. También, gracias a un sistema de posicionamiento que tienen los emisores se consigue saber cuándo mueren durante esos viajes. En ocasiones, incluso se llega a saber la causa, que puede variar entre una electrocución o el ataque de otras aves, normalmente águilas perdiceras.

 

Además del seguimiento de la población y el anillamiento y colocación de emisores, el Plan de Conservación de la Cigüeña Negra de la Comunidad de Madrid, en el que participa la Complutense, junto a otras organizaciones como GREFA, incluye otra serie de medidas, como la alimentación suplementaria (se llega a preparar lagunas artificiales de poca profundidad en las que se echa comida viva), actuaciones en nidos (se reconstruyen o incluso se construyen nuevos en zonas más seguras para ellos), fototrampeo en los propios nidos (cada vez más a través de cámaras de videovigilancia, que permiten grabar espectaculares vídeos de las cigüeñas, sus pollos o incluso de las aves que aprovechan el descuido de las aves adultas para comerse los huevos) o distintas actividades de difusión que, como destaca el profesor Álvarez López, tienen una gran importancia tanto para concienciar a la población de la necesidad de la conservación, como para dar visibilidad a las instituciones u organismos que lo apoyan.