FUNDACIÓN

La Facultad de Medicina ha acogido la inauguración de la XXI Escuela Complutense de Verano

531 estudiantes de 31 países diferentes, en la Escuela Complutense de Verano 2022

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas - 5 jul 2022 21:31 CET

Treinta cursos, tres de ellos on line, han dado la bienvenida a los 531 inscritos en la XXI edición de la Escuela Complutense de Verano (ECV). En la inauguración, celebrada el 5 de julio en la Facultad de Medicina, su director, Miguel Ángel Casermeiro, ha señalado que estos cursos recogen las cuatro áreas de conocimiento: ciencias sociales y jurídicas, humanidades, ciencias experimentales y ciencias de la salud, con temas tan variados como neurociencia, big data, cultivos celulares o conflictos armados. Tanto el director de la ECV como el rector Joaquín Goyache han querido agradecer a los matriculados que hayan elegido la Complutense para “compartir con nosotros sus ilusiones y cultura” en este caluroso verano madrileño. La inauguración concluyó con una conferencia de Julio Zarco, subdirector gerente del Hospital San Carlos y presidente de la Fundación Humans.

 

Miguel Ángel Casermeiro agradeció al Banco Santander las becas que han hecho posible que muchos de los estudiantes hayan podido venir a Madrid a formarse durante tres semanas en estos cursos que son “una buena representación de lo que se hace día a día en esta universidad pública, abierta a toda la sociedad, y con unos valores que incluyen la pluralidad, la libertad ideológica y de pensamiento, la igualdad y la integración. Y todo eso se refleja en nuestros programas formativos”.

 

Añade el rector Joaquín Goyache que hay varios pilares en la universidad y uno de ellos es el compromiso social, el tratar de obtener ciudadanos comprometidos y responsables, “y eso es lo que se hace con esta Escuela, porque no es sólo cuestión de aprender, sino de compartir, cooperar e interaccionar, en un proceso en el que aprenden tanto los estudiantes como los docentes”.

 

Tanto Goyache como Casermeiro han recordado brevemente la historia de la Complutense, y han proclamado que los matriculados en esta ECV forman parte desde ahora de esta gran comunidad complutense, así que tienen a su disposición “los Departamentos, las bibliotecas, las residencias y las instalaciones deportivas”. Confía el rector que tras estas tres semanas algunos de los estudiantes vuelvan a la UCM a continuar sus estudios, pero de un modo u otro esta será “su casa para siempre”.

 

Aparte de disfrutar de la universidad, Goyache recomendó a los estudiantes, pasarlo bien en Madrid, que “es una de las ciudades más abiertas y cercanas del panorama europeo”. Aquí se pueden hacer muchas cosas más allá de estudiar: ir al cine, al teatro, a los acontecimientos musicales, a los museos… Y, sobre todo, fomentar “la convivencia que puede haber entre todos, para aprender de las otras culturas, en un intercambio de transmisión de valores y de derechos”.

 

Sonia Olmeda, subdirectora de Investigación de la Fundación General de la UCM, añade que “la Complutense es un potente generador de conocimiento y un motor de cambio, pero estamos tan acostumbrados que no le damos importancia”. Reconoce que desde su cargo actual tiene la oportunidad de conocer a complutenses relevantes por su buen hacer como Julio Zarco, presidente de la Fundación Humans y responsable de la conferencia inaugural de esta edición de la ECV.

 

El mundo futuro

Ha comenzado Zarco explicando que hace cuarenta años conoció en estas aulas a Pedro Laín Entralgo y aquel encuentro le marcó la vida y comenzó su reflexión sobre las humanidades en un ámbito como la asistencia sanitaria.

 

Considera el conferenciante que la humanización en un mundo tecnologizado es fundamental, porque al final la tecnología humana (“la mano, la mirada, el contacto”) es lo que se pone de manifiesto a diario en los hospitales. Cuenta que hoy mismo han tenido que acompañar a una persona en la primera eutanasia que se ha llevado a cabo en la Comunidad de Madrid. La persona de 40 años y con ELA ha optado por su muerte y, al mismo tiempo, por la donación de sus órganos.

 

En este mundo, “donde a veces se difuminan los valores”, hay que acercarse a los pacientes de una manera distinta, intentando mejorar o al menos aliviar su estancia en el hospital o el discurrir por su enfermedad crónica. Y eso en momentos en los que el transhumanismo dice que podemos pasar de Homo sapiens a ciborgs, en lo que se presenta como un paradigma emergente muy importante, aunque “es muy difícil de combinar el transhumanismo con la compasión y la empatía, y no puede haber buenos médicos que no sean compasivos”.

 

Zarco se ha declarado abiertamente optimista a pesar de que “en los últimos 20 años hemos asistido a violencia, terrorismo, crisis económicas, neocapitalismo feroz y ahora una pandemia de COVID19”. Es evidente que todo ello ha impactado a la sociedad en su conjunto, y habría que aprender de eso para enfocar mejor el futuro, porque como cree el conferenciante, “somos espectadores de un mundo cambiante, así que hay que hacer una lectura crítica de todo lo pasado, para saber a dónde vamos”.

 

Su conferencia concluyó con una fórmula para construir un mundo futuro mejor, que empieza con una elección ontológica más allá del modelo cuantitativo newtoniano, una co-creación y creatividad donde hará falta un concurso solidario de todos y, sobre todo, vivir ese nuevo mundo con ética y conducta.