CURSOS DE VERANO
Adela Cortina reclama, en la inauguración de los Cursos de Verano, una ética global que ponga coto a la Inteligencia Artificial
Texto: Alberto Martín, Fotografía: Francisco Rivas - 1 jul 2025 09:37 CET
La filósofa Adela Cortina ha recalcado la necesidad de alcanzar acuerdos mundiales para responder a los retos que son globales, consensos éticos que superen las diferencias culturales, “porque personalmente creo que somos una sola humanidad”. Al frente de estos retos globales ha situado a la Inteligencia Artificial, a la que cree que “hay que poner coto a sus desmanes y sacar provecho a sus posibilidades”. A su juicio, la IA siempre deberá estar controlada por el ser humano. "Nosotros somos los responsables", recordó.
Adela Cortina ha llevado a cabo estas reflexiones en la conferencia inaugural de la trigésimo octava edición de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, pronunciada este 30 de junio en el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, en un acto presidido por el rector Joaquín Goyache, que contó también con las intervenciones del consejo de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid, Emilio Viciana; el ministro de la Embajada de la República Popular China en el Reino de España, Qu Xung, y la directora de los Cursos de Verano, Natalia Abuín.
Adela Cortina tituló su conferencia “Inteligencia Artificial y democracia”, una “relación nada sencilla, muy complicada, que exige mucha reflexión y mucho diálogo cultural”. La filósofa recordó que el origen de la IA se remonta a mediados del pasado siglo y que desde entonces las expectativas que ha generado han ido muy por delante de los hechos. Es más, a los “entusiastas”, a los que hablan de transhumanismo y posthumanismo, de una nueva especie que va más allá de la humana superando sus limitaciones, incluso la muerte, les advirtió que ya son muchas las voces expertas que aseguran que “inteligencias tan superiores ni están ni se las espera”. Tampoco es bueno situarse en el otro extremo, en la “frankenfobia”, tener miedo a todo avance y verlos como el principio del fin de la humanidad.
La filósofa, quien recientemente ha compilado sus ideas sobre este tema en el libro ¿Ética o ideología de la Inteligencia Artificial?, cree que de las tres modalidades en teoría posibles de IA -superinteligencia, inteligencia general e inteligencia especial- es esta última, la especial -la que gracias a su capacidad de gestionar ingentes cantidades de datos y aplicar algoritmos es capaz de realizar tareas concretas mejor que los humanos- la que ha venido para quedarse. Las otras son ciencia ficción, ni nos van a superar ni siquiera igualar. Siempre les faltará el sentido común y, sobre todo, “el corazón, que es capaz de tener razones que ni la razón conoce”, afirmó parafraseando a Pascal.
De acuerdo con Cortina el reto actual es ser capaces de “crear códigos de ética y códigos políticos lo más universales posibles. Hacer una gobernanza mundial de la IA para poner coto a sus desmanes y sacar provecho de sus posibilidades, darle valores éticos como colaboradora de los seres humanos”.
Cortina incidió en la necesidad de que la IA no supere esa condición de colaboradora de los seres humanos, de no permitir que sea ella la que tome las decisiones, como algunos pretenden argumentando que al no tener emociones humanas son más eficientes o “simplemente porque les es más cómodo”. “Quienes decidan siempre tienen que ser las personas humanas. Nosotras somos las responsables”, exclamó reivindicando el valor de las emociones, del sentido de la equidad o la justicia, como valores diferenciales que no se deben dejar nunca de lado.
El papel de la IA es, por tanto, “ayudarnos a tomar las decisiones” y para eso hay que dotarla de una ética global que represente a la humanidad. Decidir cuáles son esos valores, cuáles representan a toda la humanidad, más allá de las distintas culturas, es el gran reto. La filósofa considera que para determinar esa ética global es necesario conformar verdaderas democracias, que al modelo liberal social, es decir al respeto de los derechos tanto individuales como colectivos, unan un funcionamiento deliberativo en lugar del actual agregativo, en el que las decisiones no se tomen por la suma de las decisiones individuales, sino por el bien común alcanzado a través del diálogo y los consensos. “Pasar del yo al nosotros”, concluyó Adela Cortina.
Cursos que “siembra ideas y recogen ilusiones”
El rector Joaquín Goyache inauguró los Cursos de Verano 2025 ensalzando los valores que desde hace 38 años los han situado más allá de las modas y las circunstancias: “compartir en vez de imponer, disfrutar, enseñar, comprender, en lugar de reñir”. Los Cursos de Verano de la UCM han conseguido durante 37 ediciones y “seguro que también lo harán en la 38”, “sembrar ideas y recoger ilusiones”, concluyó.
En esa misma línea de estimular el diálogo y el debate, y también de estímulo intelectual y convivencia, sitúa los Cursos de Verano de la UCM el consejero de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid, Emilio Viciana, quien no dudó en calificarlos como “hijos de los años 80” y del espíritu de puertas abiertas de la Transición. Viciana reivindicó también el valor de la “presencialidad y el contacto personal” como seña de identidad de los Cursos que “la tecnología no puede sustituir”. Por último, subrayó la participación de su Consejería en la programación de este año, en la que ha colaborado proponiendo tres cursos, sobre neurotecnología, sectores tecnológicos estratégicos e Inteligencia Artificial.
La directora de los Cursos, y vicerrectora de Comunicación de la UCM, Natalia Abuín, recalcó también el carácter dialogante que defienden los Cursos frente al actual clima de polarización, así como sus funciones como foro de intercambio cultural y de difusión del conocimiento a la sociedad. Sobre esta trigésimo octava edición, subrayó su apertura a nuevas sedes, que se suman a las de San Lorenzo de El Escorial, que sigue siendo el epicentro de su actividad. Así, a ubicaciones ya tradicionales como, por ejemplo, el Museo del Prado, el Museo del Traje o Robledo de Chavela, este año se unen, también en Madrid, el Ateneo, la Biblioteca Nacional, Caixafórum, el Museo Thyssen-Bornemisza o el Distrito Telefónica, por citar algunos de ellos, así como Astorga y Zaragoza, hasta donde este año van a llegar actividades de los Cursos, a las que, según avanzó, ya se han matriculado más de 2.700 personas “y subiendo”. Agradeció, por último, su confianza a las más de 100 instituciones y empresas que patrocinan esta edición y, en especial, a su patrocinador global, CaixaBank.
En el acto inaugural también participó Qu Xung, ministro de la Embajada de la República Popular China, país invitado en esta edición de los Cursos. Como recordó son muchas las actividades que durante este mes de julio permitirán conocer mejor esta nación que “aúna lo antiguo con lo moderno, la tradición con la innovación”. Así, se van a desarrollar diversas exposiciones, charlas, espectáculos, talleres e incluso visitas al Centro Cultural de China en Madrid.