EN VERDE

Miguel Ángel Casermeiro, Benito Muñoz, Lucía de Juan y José Antonio Molina

Primeros resultados de un novedoso proyecto de investigación sobre los beneficios de espacios verdes urbanos, como Ciudad Universitaria

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 18 sep 2024 10:32 CET

La Facultad de Ciencias Biológicas ha acogido este 17 de septiembre una jornada de presentación preliminar de resultados y debate de un novedoso proyecto de investigación que durante los dos últimos años ha analizado los servicios ecosistémicos de los espacios verdes urbanos, centrando su foco de atención en el campus de la Ciudad Universitaria de Madrid. En este proyecto interdisciplinar, denominado BEEMUST (Ecosystem benefits of Mediterraneam urban green for an ecological transition, Beneficios ecosistémicos de los espacios verdes urbanos mediterráneos para una transición ecológica), participan biólogos, ecólogos y edafólogos, que han medido y analizado tanto los servicios ecosistémicos de suelos y plantas como la diversidad animal -en concreto, aves y murciélagos- que acogen. El objetivo es transferir los resultados a los responsables de la gestión de los espacios verdes urbanos.

 

El workshop -que fue inaugurado por la vicerrectora de Investigación y Transferencia, Lucía de Juan; el decano de Biológicas, Benito Muñoz, y el profesor de la Facultad de Farmacia, Miguel Ángel Casermeiro, en representación de los investigadores- se abrió con la presentación preliminar de los resultados obtenidos. Como explicaron sus responsables, estos corresponden, en su mayor parte, al primer año de trabajo, ya que aún están cerrando el segundo año que comprende el proyecto.

 

Fue el profesor del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución José Ignacio Aguirre el encargado de presentar los resultados del estudio realizado sobre la presencia de aves y murciélagos en espacios urbanos, seguimiento que en realidad se lleva haciendo desde 2008, cuando el propio profesor Aguirre y su compañero Paco Cabrera, pusieron en marcha un grupo de seguimiento de la biodiversidad en la ciudad de Madrid. Es por ello por lo que el campo de análisis no se limita a la Ciudad Universitaria -como sí ha ocurrido con la flora y vegetación y el suelo-, sino que se ha extendido a otras cuatro zonas de la capital, en concreto, el Encinar de San Pedro, de la Casa de Campo, y los parques Conde de Orgaz, La Elipa y San Isidro.

 

En las cinco zonas se ha realizado un conteo de las especies de aves y murciélagos y su abundancia, así como a través de la instalación de cajas nido se ha medido su reproducción. Llama la atención que la zona con mayor variedad de especies tanto de aves como de murciélagos sea precisamente Ciudad Universitaria, donde se han detectado nada menos que 45 especies de aves diferentes, por las 38 detectadas en la Casa de Campo, y 6 de murciélagos, por delante de nuevo de las 5 vistas en la Casa de Campo. Zonas más céntricas como los parques de San Isidro o La Elipa reducen la diversidad de sus comunidades de aves hasta las 28 y 29, respectivamente, y las de murciélagos a 3 y 2. En cuanto al promedio de reproducción de las aves, se lleva la palma la Casa de Campo, seguida por Ciudad Universitaria y el Parque de San Isidro, aunque la condición física -el cual se mide dividiendo el peso de los polluelos por la longitud de sus patas-  de las nacidas en el campus de Moncloa es mucho mejor que la de los nacidos junto a la pradera del patrón de la ciudad.

 

El análisis de la flora y vegetación de la Ciudad Universitaria, según explicó el profesor José Antonio Molina, también del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución, se ha centrado en cuatro tipos de escenarios, en los que se ha medido sus reservas ecosistémicas (producción primaria, mantemiento de la biodiversidad, almacenamiento de carbono, ciclos nutrientes y regulación hídrica): suelos pisoteados, bordes de caminos, pastos anuales y vegetación herbácea vivaz. Como era de esperar tanto la vegetación que sobrevive a la compactación por el paso continuo de personas con la que surge en sus bordes es la que más pobres resultados presenta. Más sorprendente es, como señaló el profesor Molina, que los resultados obtenidos recomienden una mayor presencia de zonas de pastos naturales permanentes -para lo que es recomendable acciones de arado y desbrozado- por encima, al contrario de lo que a la mayoría posiblemente pudiera parecer, de zonas de mayor vegetación -las habituales malvas-, ya que estas si es cierto que producen beneficios ecosistémicos casi los gastan para su crecimiento en la misma medida.

 

Por último, el profesor del Departamento de Edafología de la Facultad de Farmacia José Ramón Quintana ha presentado el estudio de los servicios ecosistémicos que aportan los distintos tipos de suelos que se encuentran en Ciudad Universitaria. En consonancia con los resultados de la flora y la vegetación, los más recomendables son los ocupados por los pastos naturales, que ofrecen, entre otras cualidades, mayor garantía de regulación del clima que la que ofrecen los suelos que dan soporte a las malvas.

 

Tras la presentación de estos resultados preliminares, la jornada ha estado dedicada a aspectos relacionados con la gestión ambiental o con la educación de la misma, para lo que ha contado con la presencia no de expertos de la materia, sino también de representantes del Ayuntamiento de Madrid o de asociaciones vecinales.