INVESTIGACIÓN

Carmen Julia Gutiérrez, de Musicología, nueva Advanced Grant de la Complutense

Carmen Julia Gutiérrez, de Musicología, nueva Advanced Grant de la Complutense

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 25 may 2023 11:03 CET

El Consejo Europeo de Investigación ha concedido una ERC Advanced Grant a Carmen Julia Gutiérrez, catedrática de Musicología y secretaria académica del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU). Dotada con 2.500.000 euros, servirá para desarrollar el Proyecto RESOUND, con el que la catedrática va “a estudiar y cantar” el repertorio del canto hispánico, del que se conoce la notación, pero no la clave. Para descifrarla se reunirán expertos en musicología, informática, canto e incluso genética, que durante cinco años compartirán fondos y esfuerzos entre la UCM y el ICCMU.

 

RESOUND es el segundo ERC Advanced Grant que se concede al Departamento de Musicología de la Facultad de Geografía e Historia de la Complutense, tras el de DIDONE, dirigido por Álvaro Torrente, y es el único proyecto español de los doce que ha concedido este año el Consejo Europeo de Investigación en la modalidad de Cultura y Procesos Culturales.

 

Explica Carmen Julia Gutiérrez que el estudio del canto hispánico es una línea de investigación en la que lleva trabajando bastantes años y reconoce que es “un tema restringido del que se ocupa poquísima gente en el mundo”. Este tipo de música se originó en la Península Ibérica a partir del siglo tercero de nuestra era y es “un repertorio muy atractivo desde hace muchísimos años, porque está escrito en unos libros maravillosos, con ilustraciones y decoraciones preciosas”. En esos “libros impresionantes” está toda la música escrita, pero no se sabe cómo suena porque “se ha perdido la clave y no se puede reconstruir esa melodía, así que no se puede cantar, se puede decir que, hasta ahora, es un repertorio mudo, que permanece en silencio”.

 

Durante sus investigaciones, la profesora conoció a Francisco Camas, un físico, que entre otros muchos lugares ha pasado unos años en el MIT de Boston, con un contrato postdoctoral donde se especializó en genética y que tiene a la vez formación musical, de hecho “ha vuelto a España y está trabajando en un conservatorio como profesor de composición”. Charlando con él se le ocurrió a la catedrática la idea de pedir el ERC aplicando el método filogenético que Camas ya había utilizado con el Antifonario de León, un manuscrito litúrgico medieval mozárabe.

 

La idea es utilizar esa técnica para “buscar patrones al igual que se hace en genética, ahí se intentan encontrar las relaciones de familiaridad, de dependencia, de unos genes con otros, y aquí la idea es ver cómo se relacionan unos elementos con otros y deducir si algo se deriva de otra cosa, producir esas relaciones familiares de dependencia o familiaridad, aplicado a los patrones escritos en los dibujos de esa música que no sabemos cómo suena”.

 

De acuerdo con Gutiérrez, de los 7.000 cantos diferentes que existen, “se conoce la melodía de 21 piezas porque están escritas en manuscritos más modernos, con una notación de la que sí tenemos la clave y podemos saber cómo suena”. Gracias a las técnicas se ha podido hacer una primera búsqueda de patrones que se parezcan o que tengan similitudes con alguna de esas 21 piezas, para compararlas con el resto del repertorio existente y conseguir descubrir cómo sonaban aquellos cantos hispánicos.

 

Ya han realizado algunas pruebas de concepto con proyectos previos, como el que tuvieron con el Banco Bilbao Vizcaya, de Humanidades Digitales, y otro del Ministerio. A raíz de aquello vieron que la aplicación de la tecnología funciona, y eso animó a la catedrática a solicitar esta ERC, que abre “una línea muy novedosa, muy interesante, porque la filogenética se ha aplicado antes a repertorios culturales, por ejemplo a lenguaje, pero nunca se había utilizado con un repertorio musical tan grande como este”.

 

Aclara la catedrática que, hasta ahora, con el sistema de búsqueda de patrones han conseguido hallar unas relaciones entre ese repertorio que no se sabe cómo suena y los otros similares que sí se conocen. El reto ahora es “digitalizar todas las fuentes, las 7.000 existentes, en altísima calidad, limpiándolas al mismo tiempo, porque su soporte, el pergamino, es muy frágil y está lleno de manchas o roturas”. A partir de esa digitalización se sacarán OCR (para transformar las imágenes en textos) de todos los neumas, es decir, de las notas tal y como se escribían antes de la notación actual. Eso en sí, ya será una “novedad mundial”, ya que no existe una base de datos de neumas, porque “son muy irregulares al estar hechos a mano, y pueden ser distintos, aunque los escriba la misma persona muchas veces”.

 

Sonido real

Con esos OCR ya se podrán hacer búsquedas cruzadas entre repertorios, incluyendo los neumas y también los escritos de los pensadores de la época como San Isidoro de Sevilla o San Leandro, padres de la iglesia hispana, así como los textos de la liturgia y de la música conocida. A partir de ahí se podrá pasar a la siguiente fase de RESOUND que es la interpretación del sonido más allá de la recuperación en papel. Bromea la catedrática que tomas “cualquier repertorio musical y lo cantas como quieras, lo rapeas, lo cantas como si fueras cantante de ópera, lo cantas estilo Julio Iglesias, puede haber 1.000 versiones distintas de una misma pieza cantada, pero lo que queremos hacer es aplicar toda la teoría de la música contemporánea y también la emisión de la voz, e incluso ver cómo sonaba realmente en los espacios donde se hacía originalmente esa música, teniendo en cuenta la posición de los cantantes, el número de cantantes que pueden cantar y de qué manera, sin que se hagan ecos raros ni cacofonías”.

 

Esa parte de la interpretación contará con una reconstrucción virtual en los espacios originales y ya están trabajando con una prueba de concepto que les han concedido en el municipio de Egara de Barcelona. Allí van a hacer mediciones de las iglesias para hacer esa reconstrucción, de la que se encargará el ingeniero acústico de la Politécnica, Antonio Pedrero, y que permitirá conocer cómo eran aquellos templos en los siglos VII, VIII y IX, para luego “proyectar virtualmente las voces grabadas en una cámara a seco, una cámara anecoica” que está aislada de cualquier ruido exterior y que absorbe todas las reflexiones producidas por ondas acústicas o electromagnéticas en todas sus superficies.

 

De esa manera, se obtendrá “el sonido real y se podrá simular incluso desde dónde sale la voz, qué número de cantantes es posible, a qué velocidad se puede cantar de manera que se entienda el texto y no se hagan ecos que lo ensucien”. Para interpretar los cantos hispánicos se ha elegido al proyecto Evoca, dirigido por Paloma Gutiérrez del Arroyo, formado por expertas en tradición oral de la Edad Media. La catedrática de la UCM señala que con esto se cumple una “modesta dimensión de género de proyecto y es que van a cantar exclusivamente mujeres, porque, aunque el repertorio está siempre asociado con monjes y clérigos varones, en realidad las mujeres también cantaban estos manuscritos en los conventos femeninos”.

 

Con las pruebas que ya han realizado han visto que el sonido se parece al canto gregoriano y que “solamente alguien entrenado o que lo conociera bien podría que decir que no es gregoriano, pero para los oyentes no entrenados será, como mucho, un canto religioso medieval. Es como ocurre con el flamenco, que a no ser que seas un oyente habitual no diferencias, por ejemplo, una seguiriya de una soleá”.

 

La idea que tiene Carmen Julia Gutiérrez es que el proyecto empiece a funcionar formalmente a finales de diciembre o, como mucho, a principios de enero, y este periodo de tiempo, hasta ese arranque oficial, lo dedicará a formar el equipo que trabaje mano a mano durante los próximos cinco años en RESOUND. Confía en atraer talento complutense entre predoctorales, así como talento extranjero especialista de Reino Unido y Francia.

 

El colofón del proyecto será la difusión del repertorio con una página web, a través de plataformas de vídeo como Vimeo o YouTube, por supuesto en artículos científicos y con la grabación de un CD. Además, se quieren hacer aplicaciones de realidad virtual y de realidad aumentada, que se podrán consultar desde móviles u ordenadores, pero “las de realidad aumentada también se quieren llevar a las propias iglesias, a centros, a museos o instituciones que tengan alguna relación con este tipo de música”.