CINE
“Daniela Forever”, de Nacho Vigalondo
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 19 feb 2025 09:41 CET
El director y guionista Nacho Vigalondo ha venido a la Facultad de Ciencias de la Información a presentar su nueva película, Daniela Forever. Y lo ha hecho dentro de los preestrenos que organiza la Escuela de Producción UCM, que coordina el profesor Ildefonso Soriano.
Daniela ha muerto en un accidente de tráfico y Nicolás no consigue superar su pérdida. Para intentar paliar su dolor, su amiga Victoria le propondrá participar en un ensayo clínico experimental con el que se consiguen unos sueños lúcidos que te transportan a otro mundo. Un pequeño error hará que Nicolás no siga las pautas establecidas por los científicos y que comience a crear una vida paralela con Daniela dentro de sus sueños.
Nacho Vigalondo afirma que el primer guion de esta historia lo comenzó a escribir hace unos siete años, y que en él se pueden ver “similitudes superficiales” con otros filmes como Olvídate de mí y Her. La película nos lleva por unos terrenos que comienzan separando de manera radical los sueños de la realidad, pero poco a poco se van fusionando hasta un final que puede ser un happy end de una película romántica… O no.
El propio Vigalondo reconoce que “lo más grande y valioso que se puede entregar al público es un misterio”. De acuerdo con él, muchas veces “ves una película de 10, pero al llegar a casa es como si no la hubieras visto, mientras que otras que no son tan buenas, pero que te llevan a hablar sobre ellas, las puedes recordar toda la vida”.
Formalmente, la película presenta la originalidad de estar rodada en dos formatos, con una vieja Betacam SP, en el mundo real, y con una cámara 4K, cuando la acción transcurre en sueños. Esa fue una decisión del director para conseguir distinguir las dos esferas, ya que las dos son muy similares y transcurren en un mundo espacio: Madrid. Vigalondo declara amar Madrid, “pero sobre todo a los ojos del visitante”, así que con su película ha buscado apropiarse de esa “mirada fascinante”, convirtiendo a Madrid en un personaje más de la historia.
Una historia que, según él mismo, no existiría sin los actores, a los que considera el puntal fundamental de esta y de cualquier otra película. De acuerdo con sus palabras, “las películas son obra de los actores, porque son los que prenden la mecha. Son los actores y las actrices los que zarandean a los directores”. Cree, de hecho, que la película no tendría sentido si Henry Golding no hubiera aceptado hacerla, “cambiando totalmente de registro”, o sin la participación de la italiana Beatrice Grannò o Nathalie Poza.
La película está rodada en inglés, cada uno utilizando su propio acento (sin necesidades de coach) por exigencias de la coproducción con Bélgica, algo que ha ocurrido sin más “porque el tiempo sopla en esa dirección”. Y que ha llevado a añadir algún elemento belga, como la farmacéutica inventada que produce el fármaco que desata la acción, pero “sin que parezca un pegote”.