FUNDACIÓN

María Milán, Álvaro Morales, Ana Casado, María Marín, Eduardo Sáenz de Cabezón, Gema del Caño y Virtudes Roig

Divulgación científica y redes sociales, o el placer de compartir el conocimiento

18 jun 2021 16:01 CET

Hace varios años ya que las redes sociales forman una parte importante de nuestras vidas, hasta el punto de desbancar a los medios de comunicación tradicionales o, al menos, de haber logrado trastocar sus modelos clásicos de información o entretenimiento. Un claro ejemplo puede ser el de la divulgación científica, donde comunicadores como Eduardo Sáenz de Cabezón, Virtudes Roig, Gemma del Caño o Álvaro Morales, son capaces de transmitir a miles de personas los contenidos más variados y rigurosos de la actualidad en este campo a través del universo virtual. La OTRI y la Fundación Complutense los han reunido en el webinario “Influencer de divulgación: las claves del éxito”, en el que todos ellos han coincidido en aconsejar a los principiantes ser originales y trabajar con honestidad.

 

La coordinadora de la Unidad Científica y de Innovación de la OTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la UCM), Ana Casado y sus compañeras María Marín, responsable de redes sociales y la periodista científica, María Milán, han conversado a varias bandas con algunos de los influencers más reconocidos en el apartado de la divulgación científica, quienes a día de hoy ejercen su labor comunicativa sin más pretensiones que la de compartir sus conocimientos e investigaciones, derivadas en muchas ocasiones del desarrollo profesional en el que se desenvuelven a diario.

 

Es el caso de la farmacéutica especialista en calidad y seguridad alimentaria, Gemma del Caño, conocida como @farmagemma especialmente en Twitter, una red en la que cuenta ya con más de 67.000 seguidores. Señala Del Caño, investigadora de la industria de la alimentación, a la que suele denominar en sus textos como “el imperio”, que se adentró en el mundo de las redes sociales hace varios años creando primero un blog con su ya famoso artículo sobre el jamón de York, para más tarde abrir una cuenta en Twitter con el objetivo de hablar sobre temas similares, siempre con la alimentación saludable como telón de fondo.

 

“La gente quiere saber, eso es algo de lo que debería darse cuenta la industria alimentaria. Y además la gente es muy agradecida cuando le cuentas la realidad de lo que está ocurriendo por dentro; saber qué es lo que está comiendo, de qué se tienen que preocupar y de qué no. Los bulos son recurrentes y se adentran en la mente de la gente, por eso hay que desmontarlos y dar información”, dice la investigadora.

 

Y es que @farmagemma le da mucha importancia a la interactuación con sus seguidores, así como a la adaptación del lenguaje científico a otro más coloquial que pueda entender todo el mundo. “Yo me esfuerzo mucho en eso. Si alguien me contesta o me pregunta algo, merece toda mi atención, porque cada uno en su casa se lo va a contar a otros tres, y por eso merece la pena el esfuerzo de contestar a todos”.

 

Del Caño, que para aprender a adaptar el lenguaje enviaba primero los textos del blog a su madre y si no los entendía volvía a empezar otra vez, apunta que dedica a las redes solo unas tres o cuatro horas al día entre documentarse y pensar qué es lo que va a publicar, porque tiene su trabajo diario, su propia familia y cree que es importante tener muy claro que “la vida real es lo de fuera, no lo de dentro de las redes sociales”.

 

Compartir conocimientos

Por su parte, Eduardo Sáenz de Cabezón, tiene mucha experiencia comunicativa previa porque es el conductor del programa científico de TVE, Órbita Laika, ha estado varios años haciendo monólogos sobre temas científicos por toda España y el extranjero y lleva seis años divulgando en redes a través de su canal de Youtube, “Derivando”, donde le siguen más de un millón de personas en España y Latinoamérica, especialmente en México y Colombia.

 

El comunicador, que además ejerce como profesor e investigador de algebra computacional en la Universidad de La Rioja, está muy sorprendido del éxito que obtiene con la divulgación científica, sobre todo porque su canal “no te enseña matemáticas para la escuela; no tiene una utilidad inmediata, tangible, es más una cuestión de cultura. Me gusta pensar que Derivando es una celebración de las matemáticas, un lugar para compartir el placer de la matemática”.

 

Sáenz de Cabezón asegura que tener un canal de YouTube –el suyo ha obtenido hasta el momento 73 millones de visualizaciones- también le ayuda en su vida como docente e investigador, a pesar de que, en su opinión, “la asignatura de matemáticas, no son las matemáticas. La asignatura es muy bonita, pero las matemáticas van mucho más allá del acceso al conocimiento, que también, pero hay un componente emocional que va más allá de la mera compartición del conocimiento”.

 

Tal vez por eso el profesor, a la hora de adaptar el lenguaje matemático al audiovisual considera que el contenido es irrenunciable, “es lo que quiero compartir”. No obstante, una de las cosas que le resulta más difícil al investigador es adaptar un mismo vídeo para distintos niveles de comprensión o de cultura previa. “Siempre tengo que pensar en el público, qué puede saber, qué puede no saber. Y para mí es importante el poder darle algo a cualquiera, tanto al que no sabe mucho como al que ya sabe”, apunta Eduardo Sáenz de Cabezón, quien además afirma que su intención “no es generar muchos seguidores, sino compartir el gusto por la cultura matemática”.

 

Esa misma pasión por compartir sus investigaciones, conocimientos y trabajos realizados en la actividad profesional, fue lo que llevó a la farmacéutica Virtudes Roig a abrir hace 5 años una cuenta en Instagram con @elblogdepills, que en la actualidad cuenta con más de 43.000 seguidores. La mayor particularidad de esta influencer es la ilustración de sus contenidos sobre temas de salud con elaboradas infografías, capaces de captar la atención de todo el que entra por primera vez en su rincón de la red. “Vengo de familia de artistas: un padre escultor y una madre pintora, y no sé si ahí encontré la forma de hacer algo gráfico, algo visual. Vi que tenía potencial, que me divertía mucho y que además la gente lo digiere”, explica la comunicadora.

 

Roig señala sobre su labor divulgativa que aunque trabaja todo el día en la farmacia, intenta sacar tiempo para buscar los contenidos. “Soy receptiva con los temas que se pueden compartir. Pero según qué tipo de información te cuesta más, sobre todo la que tiene que ver con los medicamentos. Esa información la cuestiono, la contrasto, me lleva más tiempo”, apunta la farmacéutica, quien también sabe extraer contenidos apropiados de las consultas que le realizan en su establecimiento: “la gente te hace una consulta sobre dermatitis atópica, sobre los piojos o sobre un medicamento; para mí es muy fácil valorar que esa duda pueda ser una duda común y que la puedan tener otras personas”, subraya.

 

Disfrutar divulgando

No obstante, y al igual que aseguran sus compañeros, Virtudes Roig no está obsesionada con el número de seguidores de su cuenta, ni basa su tarea divulgativa en batir ningún récord en este sentido. “La vida es para disfrutarla y no para amargarte y ponerte obligaciones que te sobrepasen”, asegura la farmacéutica, que dice estar en las redes sociales porque “disfruta muchísimo” y cree que tiene algo que aportar. “Yo subo cosas si creo que tengo algo importante que contar, y si no, no lo subo, no tengo un calendario. No estoy para ganar seguidores, sino para disfrutar, no tengo ninguna presión, lo mismo publico cuatro días seguidos que me paso cinco días sin publicar”, comenta.

 

Por otra parte, el joven investigador en Biomedicina, Álvaro Morales, le da un toque de humor a su tarea divulgativa a través de los monólogos con que transmite sus conocimientos en este terreno. Morales ganó en 2015 el reconocido concurso de monólogos científicos FameLab y desde entonces compagina esta labor con la investigación de sus estudios de doctorado en la Unidad de Biotecnología Celular del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

 

En sus inicios como monologuista, Álvaro no entendía que a la gente le costara tanto diferenciar entre gemelos y mellizos, por lo que su primera creación se centró en este tema en lugar de en las células madre, que es su especialidad.  “¿A qué se parece un óvulo? A una pelota de golf; ¿A qué se parece un óvulo diferente? A una pelota de ping pong de otro color; y así se me ocurrió mostrar qué son los gemelos”, explica Morales a la audiencia del webinario haciendo un truco de magia con las pelotas aludidas en su demostración.

 

El científico, que se dedica también a impartir charlas a toda clase de auditorios estudiantiles y a enseñar su “arte” a otros investigadores que desean adentrarse en el terreno de la divulgación, piensa que el humor es una herramienta diferencial para captar la atención de los interesados, y que lo que busca con los monólogos es que al público “le pique el gusanillo de la ciencia, que al que lo vea le interese y le haga buscar más información”, señala.

 

En este sentido, a Morales le gusta hablar en los monólogos de su propio trabajo, utilizando a menudo la técnica de la comparación con una pizca de humor: “Yo trabajo con virus antitumorales; y digo que los virus son un poco como Justin Bieber, porque todo el mundo le rechaza pero luego cuando hay una fiesta todos bailan sus canciones. Pues con los virus pasa lo mismo, parece que todos los rechazamos pero son muy útiles en el día a día y, como en el caso de mi investigación, pueden usarse para atacar células tumorales”.

 

En cuanto a los consejos para quienes deseen empezar una andadura en las redes sociales para divulgar la ciencia, todos ellos han coincidido en cuestiones como en saber encontrar cada uno su propio tema, el que se domine a ciencia cierta; emplear un lenguaje sencillo; ser humilde en las exposiciones y trabajar con honestidad; esforzarse mucho y saber qué es lo que se está dispuesto a sacrificar; tener paciencia y valer por sí mismo, no por lo que se pueda conseguir a través de las redes sociales.