ÁGORA
Filología dedica a Alexandru Busuioceanu su Lectorado de Lengua y Cultura Rumana
4 feb 2022 13:37 CET
Este curso 2021-22, la Facultad de Filología ha recuperado el Lectorado de Lengua y Cultura Rumana en la UCM, creado en 1943 como una de las actividades de la Cátedra de Lengua y Cultura Rumana en la Universidad Complutense. Aquella Cátedra fue fruto de un convenio entre la Universidad y el Instituto Cultural Rumano en Madrid, creado un año antes y a cuya cabeza estaba el poeta y ensayista Alexandru Busuioceanu. En su homenaje, la Facultad ha decidido unir su nombre al del Lectoradoque este curso ha vuelto a impartirse, e instalar una placa conmemorativa, que se ha inaugurado este 4 de febrero, junto al despacho en el que se desarrolla esta actividad en la segunda planta del edificio D.
La placa ha sido descubierta por la embajadora de Rumanía en España, Gabriela Dancau, y el decano de la Facultad, Eugenio Luján, en un breve acto al que también han asistido el ministro consejero de la Embajada de Rumanía en España, Laviniu Dimitru Enii; la directora del Instituto Cultural Rumano, María Floarea Pop; el vicedecano de Biblioteca, Cultura y Relaciones Institucionales de la Facultad, José Manuel Lucía Megías; la directora del Departamento de Estudios Románicos, Franceses, Italianos y Traducción; Bárbara Fraticelli, profesora de Literatura Rumana Alba Diz Villanueva, el Lector de Rumano de la UCM, Félix Nicolau, así como varios estudiantes del Lectorado.
El decano Eugenio Luján destacó la trascendencia que ha tenido para la Facultad la recuperación del Lectorado de Lengua y Cultura Rumana ochenta años después de su creación y la contribución que supone para las relaciones culturales entre España y Rumanía. El decano señaló que vincular a Alexandru Busuioceanu al Lectorado es también una aportación a la voluntad de recuperación de la memoria histórica de la Facultad, que ha sido una de las líneas de trabajo del equipo decanal durante los ocho años que lo ha encabezado y que el próximo mes de mayo llegarán a su fin.
La embajadora de Rumanía en España, Gabriela Dancau, se mostró feliz por el hecho de que un acto académico y además ligado a una persona de la talla intelectual de Busuioceanu, haya sido su último acto oficial antes de concluir su misión diplomática en los próximos días. La embajadora se mostró especialmente satisfecha por la recuperación del vínculo entre la universidad española y la cultura rumana que supone este Lectorado en la UCM, y también por el interés que existe por estudiar rumano en Madrid.
El acto concluyó con la lectura en rumano y en español del poema Nimb, de Alexandru Busuioceanu, a cargo de los profesores Alba Diz y Félix Nicolau, y del escrito por el profesor José Manuel Lucía Megías -que leyó él mismo en español y posteriormente Nicolau, su traducción al rumano- con motivo de su acercamiento a la obra de Busuioceanu y titulado “Una piel de papel”. Ambos poemas, junto a otros textos -entre los que destaca la lección impartida por Busuioceanu con motivo de la inauguración de la Cátedra de Lengua y Literatura Rumanas en la Universidad de Madrid, el 17 de diciembre de 1942- están incluidos en una pequeña publicación no venal de 50 ejemplares realizada con motivo de este acto homenaje.
Una piel de papel. (Homenaje a Alejandro Busuioceanu)
Ya no hay sonidos de flauta al inicio de los libros
Ni dibujos a plumilla brotando de las manos de Vázquez Díaz.
Ya nadie a mi alrededor recuerda a Leopoldo de Luis
Ni sus mensajes encuadernados en un Madrid olvidado.
Un Madrid de grises cartillas de racionamiento sin flores,
Mudas, con vestidos y sonrisas repartidas en blanco y negro.
De esas calles de adoquines y toque de queda me llega tu libro
Más de setenta años después. Me llegan tus versos inmaculados,
Las páginas nunca antes convertidas en la caricia de una lectura.
Un libro con las hojas todavía por abrirse al mundo.
Y en mi despacho, sobre mi mesa olvidada de exámenes
Y de trabajos a medio leer, a medio corregir
-espejo de los sueños invernales de tus estudiantes de rumano-
Acaricio la piel de papel de la portada. Una piel con sus gestos,
Su edad, con sus arrugas y sus letras de tipografía anticuada.
Y mientras observo mis dedos recorriendo la silueta
De tu nombre, del título patético, del número de la colección,
Es, en realidad, tu mano, Alejandro, la que estoy mirando:
El mismo gesto al recibir el primer ejemplar de la imprenta.
El mismo nerviosismo al abrirlo, al descubrir tu biografía
Encerrada en las columnas generosas de las solapas.
Y entonces el abrecartas se va abriendo paso por las páginas,
Va adentrándose por la espesura de las sombras luminosas
Y los versos, que por más de setenta años han permanecido
En silencio, sin unos ojos que les devolviera la vida,
Comienzan a cobrar sentido. Su sentido. Nuestro sentido.
Y me estremece este adentrarse en la selva de los versos
A medida que las hojas se van abriendo, nueva rosa
Primaveral, que resucita ante mis ojos sorprendidos, curiosos.
Y entonces aparece la luz, siempre aparece tu luz
Innominada: “Pasabas por mi luz
(cansado por el mucho sol que ardía dentro)”.
Y el abrecartas sigue descubriendo claros en el bosque
De las hojas que, hasta ahora, habían sido todas ellas una.
Y ahora lo son todo. Y todo en ellas se encierra.
El libro recién llegado después de más de setenta años
Comienza ahora a florecer, comienza, por fin, a sentirse vivo.
Y grito tus versos, Alejandro Busuioceanu, en un Madrid
Que sigue siendo tu Madrid, el de los años cuarenta.
Ese Madrid de pandemia y de evitables toques de queda.
Este Madrid que ahora, setenta años después,
Vuelve a iluminarse con tus versos, estos versos
Que en tu lengua sonaban como los ríos de Rumanía,
Como el aire y la luz y la nieve que aún te recuerdan.
Esa luz que no era la del Greco. Que no es la de Velázquez.
Esa luz que sigue brotando de tus versos, una fuente abierta
Que ha llenado de vida, una vez más, la piel de papel de tus libros.
José Manuel Lucía Megías
(Madrid, 24 de enero de 2022)