Filología entrega sus Premios de Excelencia Académica para Estudiantes Internacionales de Intercambio
Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 2 jun 2025 09:55 CET
Eliska Tajovská, de la Universidad Karlova, de la República Checa; Romy Thicot Michel, de la Universidad Paris Cité, de Francia, y Anais Geraci, de la Universidad Lyon 2 Lumière, de Francia, son las ganadoras, en ese orden, de los Premios de Excelencia Académica para Estudiantes Internacionales de Intercambio de la Facultad de Filología de la UCM. Como explicó en el acto de entrega de premios celebrado el pasado viernes 30 de mayo, el director del Centro Complutense para la Enseñanza del Español, José Ignacio Díez, uno de los tres integrantes del jurado que ha concedido los premios este curso, las tres galardonadas han sido capaces de, “sin caer en clichés ni en un discurso solo emocional”, explicar su experiencia en la Facultad durante este curso, cada una con “su voz personal inconfundible y un nivel de español óptimo”.
En el acto de entrega -en el que también intervinieron las representantes de las embajadas de la República Checa y Francia, Petra Novácková y Christelle Grouzis Demory, respectivamente, así como Álvaro Gutiérrez, del Vicerrectorado de Relaciones Internacionales, y la vicedecana Elena Orduna- las tres premiadas tuvieron la oportunidad de leer sus textos y demostrar, como resaltó la decana Isabel Durán, la trascendencia de un programa de intercambio que año tras año -y pronto cumplirá cuatro décadas- ha cambiado la forma de sentir y de formarse de cientos de miles de universitarios. “Hoy no podemos concebir una Europa, una sociedad, en la que no existiera Erasmus”, subrayó la decana, a la vez que destacó que estos Premios, creados en 2017, son cada año una magnífica oportunidad para constatar, “en contra de la opinión de que es un tiempo perdido”, las bondades de Erasmus y de otros muchos programas de intercambio. “Ellos demuestran todo lo contrario”, resaltó.
“La formación universitaria -escribe Eliska Tajovská, en el texto ganador de esta edición- no ocurre solo entre las paredes del aula: también se extiende a la vida cotidiana, a los encuentros imprevistos, a los pequeños gestos. La experiencia de Erasmus es tan rica, tan compleja e individual que resulta imposible delimitar dónde empieza y dónde termina la influencia de la Facultad de Filología”. “La universidad y la vida cotidiana -se responde en otro párrafo de su texto- no pueden separarse: se entrelazan, se contaminan, se enriquecen mutuamente. Estudiar no fue solo asistir a clases, sino aprender a vivir en un lugar nuevo, en otro idioma, en otra cultura. Cada pequeño gesto, cada error, cada sorpresa, terminó enseñándome algo que ningún manual de Filología podría haber anticipado. Aprendí que no podemos perder el contacto con el presente, incluso estudiando el pasado. Que educarse no es solo acumular datos, sino también reflexionar sobre la utilidad y la relevancia de lo que estoy estudiando, situándolo en el contexto social y diario”.
Romy Thicot, la segunda premiada, coincide: “Me siento ahora más preparada para continuar mis estudios a nivel de máster, y con una visión mucho más clara de hacia dónde quiero orientar mi carrera profesional. En resumen, estudiar en la Facultad de Filología de la UCM ha sido una experiencia integral. No ha sido fácil: hubo momentos de inseguridad, de cansancio, incluso de soledad. Pero también ha habido descubrimientos, aprendizajes y una transformación personal profunda. Me iré de Madrid con una mochila cargada de vivencias y amistades. Pero, sobre todo, con la certeza de que haber dado este paso -salir de mi país, de mi zona de confort, de mi lengua materna- ha sido una de las decisiones más valientes y enriquecedoras de mi vida”.
Por supuesto, Anais Geraci, también está de acuerdo. “He aprendido a ser independiente, sociable y he encontrado a muchísimas personas que venían de todas partes del mundo, como Brasil, Colombia, Chile, Perú, México, Italia, Ecuador, Inglaterra… He descubierto una ciudad maravillosa, de la cual me he enamorado y en la cual he crecido muchísimo, a tal punto que ya me queda poco de la persona que era antes”. “Ahora, -continúa escribiendo Anais en la parte final de su ensayo- he decidido quedarme en Madrid para realizar mi Doctorado en la Complutense, lo que me dará aún más posibilidades en el futuro. Tanto yo como mis dos amigas, nos hemos dado cuenta de que cuando hablamos de experiencia Erasmus a alguien, la persona no puede entender la intensidad de esta experiencia si no la ha vivido”.