LIBROS

Eusebio de Lorenzo y Esther Sánchez-Pardo, comisarios de la exposición

Filología recupera a Nadine Gordimer, la Nobel olvidada que mejor reflejó el apartheid

Fotografía: Jesús de Miguel - 25 sep 2023 11:56 CET

Desde el mes de mayo hasta estos últimos días de septiembre, el vestíbulo de las facultades de Filología y Filosofía ha acogido la exposición “Centenario de Nadine Gordimer: La dama radical (1923-2014)”, organizada por los grupos de investigación "Contextos Literarios de la Modernidad" y "Poéticas y Textualidades Emergentes, siglos XX-XXI". Los comisarios de la muestra, los profesores del Departamento de Estudios Ingleses Eusebio de Lorenzo y Esther Sánchez-Pardo, destacan la necesidad de recuperar a esta autora sudafricana que, a pesar de recibir el Nobel de Literatura en 1991, es una gran desconocida para estudiantes e, incluso, profesores. “Conocer a Nadine Gordimer es de un valor capital”, afirma De Lorenzo. “Es una autora de cabecera y es totalmente vigente. Nadine Gordimer es 2023”, sentencia Sánchez-Pardo.

 

La muestra -compuesta por diez paneles que repasan la vida y obra de la escritora y tres vitrinas de libros- viene motivada, como explica el profesor De Lorenzo, director del Departamento de Estudios Ingleses: Lingüística y Literatura, por el centenario del nacimiento de la escritora.  “Es una autora que al ser de Sudáfrica puede pasar un poco desapercibida para nuestros estudiantes, más centrados en la cultura que viene de Estados Unidos y de Gran Bretaña. Por ello, veíamos necesario hacer algo para que conocieran la obra de Gordimer tanto nuestros estudiantes, como incluso algunos de nuestros profesores más jóvenes, que, nacidos en los 90, no la conocen”.

 

¿Quién es Nadine Gordimer?

Eusebio de Lorenzo (E.D.L.): Es la autora sudafricana que mejor ha reflejado Sudáfrica y su realidad política en la segunda mitad del siglo XX. Su obra está muy enlazada con esa situación política y cuando el apartheid terminó en el 90-91, que es cuando le dan el premio Nobel, a partir de ahí parece que su obra queda un poco relegada o deja de tener tanta actualidad. Pero yo creo que debemos recuperar la obra de Gordimer por el valor social, literario y político que tiene, que tuvo en su momento y que sigue teniendo. Ella vivió hasta 2014 y en sus relatos últimos elaboró un poco la idea de qué pasa después del apartheid. Los problemas no terminaron cuando Nelson Mandela es presidente y en sus últimas novelas refleja esa transición de un sistema a otro, ese encaje de la población negra con la población blanca a partir de aquel momento. Yo creo que es de un valor capital Nadine Gordimer.

 

Esther Sánchez-Pardo (E.S.P.): Creo que el comité del Nobel muchas veces dice cosas que no son muy transcendentes, pero una de las cosas que señala cuando otorga el Nobel a Gordimer es que es una autora que escribe una épica de los tiempos que a ella le tocó vivir a partir de los años 50 en su país. Esto para nosotros, tanto en Estudios Literarios como en el resto de la Facultad, tiene un valor innegable. Sin entrar de lleno en la cuestión literaria propiamente dicha, hay que subrayar su cultivo excepcional tanto de la novela como del relato. Fue una autora que empezó muy joven, que se consagró como novelista y relatista a la vez. Sus primeros relatos fueron publicados en revistas tan prestigiosas como New Yorker. Se consagró en ambos géneros, que cultivo a lo largo de su vida. La épica en su literatura es fundamental y está presente en los avatares de las luchas sociales, políticas, identitarias, con la raza en el centro, y algunos otros elementos que luego aparecen. Varias de sus obras del comienzo, como “El último mundo burgués” o “July´s people”, fueron censuradas durante más de una época en Sudáfrica. La lucha que ella llevó en contra y a favor, primero por la igualdad de derechos ciudadanos en Sudáfrica, su lucha contra la censura y en favor de la libertad de expresión política en todos los niveles y, con posterioridad, la lucha por otras cuestiones tan esenciales como puede ser el aumento de los casos de sida, los seropositivos, cómo se combate el VIH en un país en el que los recursos parece que solo van dirigidos hacia los poderosos. Hay que enmarcarla en la tradición de Virginia Wolf de intelectual público. No abandonó la lucha hasta el final. Por ello, Nadine Gordimer es 2023. Es totalmente vigente. Una universidad como la Complutense tiene que exhibir y propagar el conocimiento de autoras que son imprescindibles. Nadine Gordimer es una autora de cabecera y quien no la conozca está incompleto. Es una exposición que merece la pena. Buceamos en 2023 en el mundo de Gordimer, que tiene toda la vigencia hoy.

 

E.D.L.: Muchas veces cuando hay un escritor que se manifiesta políticamente algunos lectores pueden pensar que en su obra hay cierto maniqueísmo. Se puede pensar que en sus obras los blancos son muy malos y los negros son víctimas. No. Es muchísimo más compleja su narrativa. En ningún momento hay maniqueísmo simplista de este tipo. Ella aborda cuestiones como si es posible ser blanco y defender la integración con los negros; si es posible ser blanco y no ser racista…

 

E.S.P.: No es nada maniquea. Las víctimas y los verdugos están damnificados por una situación perpetuada. Este es un punto fundamental. Negros y blancos no son un mundo separado exclusivamente por el color de la piel. Hay blancos que son mucho más negros y negros que actúan como blancos.

 

E.D.L: Tiene una novela, creo que del 71, “Un invitado de honor”, donde el conflicto es entre negros y negros.

 

E.S.P: La relación entre víctima y verdugo es mucho más compleja. La llegada al poder de Mandela en absoluto cerró aquellas heridas. Es esencial que en 2023 pensemos sobre esto. Gordimer es una pensadora social y política y una activista de su tiempo.

 

E.D.L: Ella habla de muchos temas en los que siempre está la cuestión del exilio, del desapego del espacio en el que te encuentras, de la pérdida cultural que supone la fractura social… Lo aborda con mucha complejidad. Algunos críticos, como Javier Marías, dicen que hay poca trama y que es como demasiada meditativa o cerebral. Es cierto que es muy reflexiva sobre temas fundamentales. Ella decía que ser escritor es habitar la tensión entre observar y participar. No es lo mismo ser un testigo de fuera que observa y registra lo que ve, que al mismo tiempo que haces eso, ser testigo y partícipe.

 

E.S.P: Algo esencial es que Gordimer es sus personajes. Gordimer es una autora que siempre está en sus textos, sus personajes muchas veces son un alter ego.

 

E.D.L: Incluso cuando sus protagonistas son masculinos tienen una enorme capacidad para convencer.

 

E.S.P.: Ella se implica para tratar de resolver lo irresoluble sin maniqueísmo. No es una observadora. Ella se implica y piensa y reflexiona sobre el nudo gordiano e irresoluble.

 

E.D.L.: Esto le trajo problemas no solo con el gobierno blanco africano del Partido Nacional Africano, sino luego incluso el Congreso Nacional Africano, de mayoría negra, tuvo también sus conflictos con ella.

 

E.S.P.: Eso es lo que hace de un escritor un intelectual público. Nadine Gordimer es una escritora, pero es una intelectual pública.

 

E.DL.: No es una partisana.

 

E.S.P: No es por comparar, pero podemos pensar en voces como Salman Rushdie o Edward Said, que son intelectuales públicos. Se deben a un conflicto que les acompaña. Gordimer es en Sudáfrica y, por ejemplo, Said, en Palestina.

 

Tras estos meses en la Facultad, la exposición posiblemente, como anuncia el profesor Lorenzo, se podrá ver dentro de poco tiempo en el Centro Sefarad-Israel, en la calle Mayor, que se ha interesado por la muestra, ya que Gordimer es judía de origen. Su padre era un relojero judío de Lituania que emigró a Sudáfrica, donde conoció a su madre, que era inglesa.