ÁGORA
Isabel II recibió en 1988 la Medalla de Oro de la Universidad Complutense
Fotografía: Archivo General UCM - 12 sep 2022 12:18 CET
Isabel II realizó una única visita oficial a España durante todo su largo reinado. Fue en 1988, cuando entre el 17 y el 21 de octubre visitó Madrid, Sevilla y Barcelona. En la capital estuvo tres días. Fue precisamente en el último de ellos, el miércoles 19 de octubre, cuando el entonces rector, Gustavo Villapalos, impuso a la reina británica la Medalla de Oro de la Universidad Complutense. El acto se celebró en el Paraninfo de San Bernardo y fue presidido por los reyes de España.
En su discurso, Isabel II recordó las intensas relaciones que desde el siglo XV habían mantenido las universidades españolas y británicas y, en especial, la Universidad Complutense y las universidades de Oxford y Cambridge. La monarca también mostraba su deseo de que en la Europa “optimista y unida” de finales del siglo XX estas relaciones tanto académicas como investigadoras y “estudiantiles” se intensificaran aún más. Isabel II consideraba que los proyectos culturales y ambiciones intelectuales comunes debían ser la base de una Europa unida. “La Medalla que me han conferido hoy es un símbolo de ese nuevo optimismo y andadura común”, concluía.
Por parte de la Universidad Complutense intervinieron el catedrático de la Facultad de Ciencias Químicas y entonces presidente de la Real Academia de Ciencias, Ángel Martín Municio, y el rector Gustavo Villapalos. Martín Municio pronunció el discurso de bienvenida a la reina, en el que efectuó -según detalló la crónica publicada en Gaceta Complutense- un recorrido por las culturas española y británica desde sus orígenes, “a la naturaleza del habla, el lenguaje, la escritura y la formación de nuestras lenguas”, y desde allí hasta la “génesis del mundo técnico moderno en el que la ciencia natural y el espíritu inventivo se mezclan con la organización del trabajo y la racionalidad como elemento común, a lo largo de una serie de adquisiciones culturales”.
El rector Gustavo Villapalos cerró el acto pidiendo a Isabel II que aceptase la Medalla de Oro de la UCM “como una humilde distinción en prueba de los comunes ideales de fraternidad y entendimiento, espíritu de tolerancia y sentido de la moderación que desde el renacimiento unieron a nuestras universidades, en particular a Oxford y la Complutense y que, sin duda, unirán y proyectarán hacia el futuro a nuestros pueblos”.
Villapalos también se refirió al proyecto "europeísta" que trataba de asentarse en aquellos años y daba en él a las universidades un papel sustancial. "En la construcción de esa Europa unida mucho tienen que hacer nuestras universidades, que más allá de fronteras geográficas, políticas o idiomáticas, se entienden en el lenguaje de la ciencia y de la cultura".
El extenso artículo de Gaceta Complutense sobre la entrega de la Medalla de Oro a la reina Isabel II, incluía también el agradecimiento que el jefe de la Casa Real Británica, Keneth Scott, envió ese mismo día al rector Villapalos. En él mostraba la satisfacción de la reina y del duque de Edimburgo, por haber tenido la oportunidad de tomar parte en una ceremonia “que señala la importancia de los lazos académicos entre Gran Bretaña y España, tanto en el pasado como en el presente”. El texto iba acompañado de una fotografía dedicada de Isabel II y su marido, en la que deseaban sus mejores deseos a la Universidad Complutense.
Texto íntegro de la intervención de Isabel II en el Paraninfo de la UCM
El Archivo General de la UCM conserva el texto traducido al español de la “Alocución de su Majestad la reina Isabel II en el acto de imposición de la Medalla de Oro de la Universidad Complutense”:
“Es un gran honor para mí recibir esta Medalla de Oro de la Universidad Complutense. Hace casi cinco siglos que su fundador, cuya imagen está grabada en esta medalla, combinó los valores tradicionales del cristianismo con las influencias modernizadoras del Humanismo en una reforma radical de la enseñanza, semejante a la que están experimentando nuevamente tanto las universidades españolas como las británicas. Las reformas entonces levantaban la misma polémica que ahora. Pero eran momentos de esperanza para Europa, cuando se disponía a hacer frente a la edad moderna, unida por una cultura y aspiraciones comunes, y sus estudiosos se comunicaban en un idioma igualmente común. Dadas las dificultades para viajar en aquellos tiempos, los contactos directos que había entre los grandes centros de estudios europeos, y sobre todo entre la Universidad Complutense y las Universidades de Oxford y Cambridge, eran realmente extraordinarios.
Ya en el siglo XVII, existía una floreciente comunidad europea de estudio e investigación científica, y los logros de los estudiosos españoles en la metalurgia, la agricultura y la astronomía fueron dados a conocer a sus colegas en Gran Bretaña a través de los buenos oficios de Lord Sandwich, un distinguido embajador británico en Madrid.
Fue una tragedia el que la recién descubierta erudición de aquellos tiempos diera lugar a conflictos que dividieron a los países y a los pueblos. Ahora Europa se encuentra nuevamente optimista y unida. Una vez más hay una actividad intelectual y una cooperación intensas. Muchos de sus profesores e investigadores han estudiado en mi país; y hay crecientes vínculos con las universidades británicas en forma de proyectos de investigación y cursos comunes. Espero que sigan creciendo con rapidez, porque la base de una Europa Unida radica una vez más en nuestra cultura común y en nuestras aspiraciones intelectuales comunes, además de en el conocimiento de nuestros países generados a través de los intercambios estudiantiles y de los proyectos de colaboración.
La Medalla que me han conferido hoy es un símbolo de ese nuevo optimismo y andadura común.”