INVESTIGACIÓN

María José Díaz Aguado, Luis Enrique López, Javier Coromina y Rosario Martínez Arias

La Unidad de Psicología Preventiva de la UCM presenta el más ambicioso estudio sobre acoso escolar y ciberacoso

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 2 nov 2023 13:34 CET

La Unidad de Psicología Preventiva de la UCM, por encargo de la Fundación ColaCao, ha realizado el I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en España en la infancia y en la adolescencia. Se trata del trabajo más ambicioso hasta ahora llevado a cabo para conocer la realidad actualizada de ambos fenómenos en nuestro país. Sus resultados, presentados este jueves 2 de noviembre en la Facultad de Psicología, son preocupantes -Dos estudiantes por clase sufren de media acoso escolar en España-, aunque, como subrayó la directora del estudio, la catedrática María José Díaz Aguado, también ponen de manifiesto que las medidas que se toman en los centros escolares en los últimos tiempos están siendo efectivas, aunque es necesario aumentarlas y apoyarlas más.

 

El estudio ha contado con la participación de 20.662 estudiantes de entre 4º de Educación Primaria y 4º de Educación Secundaria Obligatoria, de 325 centros educativos tanto públicos, como concertados y privados, de las 17 comunidades autónomas españolas. Los cuestionarios fueron cumplimentados por los niños y adolescentes entre abril y junio de este año. En la realización del informe ha trabajado un equipo de 375 personas. El trabajo permite diferencias los resultados tanto entre ciclo escolar como entre sexos, lo que, como resaltaron sus autores -tanto la propia María José Díaz Aguado, como su compañera en la Unidad de Psicología Preventiva, Rosario Martínez Arias, como Javier Coromina, de la Fundación ColaCao, presentados en el acto por el decano de Psicología, Luis Enrique López- dan a este estudio una especial relevancia.

 

Son muchos los aspectos que aborda el estudio y muchas las vías de estudio que abre para interpretar el porqué de algunos de los datos que depara. No obstante, se pueden destacar algunos resultados. El primero que casi dos estudiantes por clase de promedio reconocen sufrir bullying, calculando sobre una media de 28 alumnos por clase. Este dato significa que el 6,2 % de los estudiantes entre 4º de primaria y 4º de secundaria manifiesta haber sufrido acoso escolar en los últimos dos meses. En contraposición, la investigación también apunta que el 2,1% de los encuestados se reconocen como acosadores, lo que refleja que hay un acosador por cada dos clases. Extrapolando estas cifras, habría en nuestro país casi 220.000 estudiantes víctimas de acoso escolar, y más de 74.000 acosadores. También existen un 16,3% de alumnos que se identifican como testigos, es decir, 5 niños por aula.

 

En educación primaria (4º, 5º y 6º) se reconocen como víctimas el 7,6% de los alumnos, sin diferencias significativas entre chicas (7,5%) y chicos (7,7%). En educación secundaria, disminuye hasta el 5,3%, con un porcentaje significativamente más elevado entre las chicas (5,8%) que entre los chicos (4,7%). A medida que avanzan los cursos y, por lo tanto, la edad, también cae el número de estudiantes que reconocen ser víctimas de acoso escolar. En cuanto a las cifras de acosadores, el porcentaje de chicos que se reconoce como acosador (2,6%) es bastante más elevado que el de las chicas (1,4%). Por etapas, son un 2,4% frente a un 1,4% en primaria y un 2,7% frente al 1,4% en secundaria. “Estos resultados van en la dirección de lo encontrado en estudios anteriores y cabe relacionarlos con la educación tradicional sexista, que asocia el dominio y la violencia con la masculinidad”, señaló María José Díaz Aguado.

 

Las redes sociales, como incidió la catedrática Díaz Aguado- están adquiriendo cada vez un mayor protagonismo en la vida de los jóvenes y, por ello, la investigación ha querido ver qué relaciones hay entre acoso y ciberacoso- así como las condiciones de riesgo y de protección sobre el mismo-, llegando a la conclusión de que haber sufrido acoso escolar incrementa el riesgo de sufrir ciberacoso: casi la mitad de las víctimas de bullying (46,4%) reconoce haber sufrido alguna situación de maltrato digital. Los datos globales señalan que el 10,7% del alumnado reconoce haber sufrido como víctima una situación de maltrato entre iguales a través de dispositivos digitales, que podría derivar en ciberacoso. En este punto, lo sufren más las chicas (12,7%) que los chicos (8,7%).

 

El estudio también ha buscado los porqués. La mayoría de las víctimas, el 52,9%, considera que su aspecto físico es el motivo principal. Dentro de este dato, cabe considerar que el 26,6% relaciona dicha situación con ser más gordo o gorda. El siguiente motivo (44,2%) es el de desafiar los estereotipos sexistas: no comportarse como el resto de chicos o de chicas. El tercero es “porque me tienen envidia” (42,2%) y el cuarto se refiere a situaciones de indefensión y aislamiento (41,1%), poniendo este último de manifiesto la importancia de las amistades para detener el acoso.

 

¿Qué tipo de agresiones declaran sufrir las víctimas de acoso escolar? Las más frecuentes son de tipo verbal y relacional: llamar por motes o burlarse, contar mentiras para que los demás le rechacen, hablar mal de su aspecto físico para hacerle sentir mal e ignorar a propósito excluyendo del grupo. El resto de las agresiones son físicas, sexuales, coacciones, contra las propiedades, racistas o xenófobas, o contra la orientación sexual.

 

La investigación también ha analizado los lugares donde se producen estas situaciones de acoso escolar, poniendo de relieve que más de la mitad del bullying se lleva a cabo en el patio (57,8%), con diferencias entre primaria (69,6%) y secundaria (48.8%). El aula es el segundo escenario más frecuente (34,3%), sobre todo en secundaria (en ausencia del profesorado, el 34,9% en primaria y el 48,9% en secundaria; y con su presencia el 17,6% y el 35,7%, respectivamente). Después, podemos encontrar otras ubicaciones específicas como son el gimnasio o la clase de educación física, el comedor y las actividades extraescolares, los aseos y el autobús.

 

Un dato preocupante, a juicio de la profesora Díaz Aguado, es el referente a cuál es la reacción de las víctimas que han sufrido acoso escolar. El 38% (o 1 de cada 3) afirman que no cuentan a nadie haber sufrido dicha agresión. Los dos motivos principales que aducen son el miedo y no preocupar a sus familiares. En aquellos casos en que sí se lo han comunicado a alguien, la madre (77,6%), las amistades (72,7%), el padre (63%) y los/as profesores/as (52,4%) han sido las principales figuras a las que las víctimas han contado el acoso escolar.

 

Otra de las grandes aportaciones de la investigación es el análisis que lleva a cabo de la posible relación entre el acoso escolar y el ciberacoso con la salud mental. En este sentido, demuestra que las víctimas de acoso y ciberacoso tienen significativamente más síntomas depresivos que los acosadores o aquellos no involucrados. Quienes acosan muestran un patrón de conducta más agresivo y antisocial, mientras que las víctimas, en cambio, presentan más síntomas emocionales que reflejan sufrimiento y vulnerabilidad, aunque suelen ser más prosociales. Además, las víctimas y acosadores tienen un mayor riesgo de conductas autolesivas que aquellos no involucrados, teniendo el ciberacoso una fuerte asociación con estas conductas, tanto para las víctimas como para los acosadores. Al observar la relación con el acoso, las cifras son alarmantes: el 20,4% de las víctimas y el 16,8% de los acosadores en el acoso escolar, y el 21,1% de las víctimas y el 24,9% de los acosadores en el caso del ciberacoso, declaran haber intentado quitarse la vida. “Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de intervenir desde las escuelas en la prevención del suicidio, poniendo especial énfasis en ayudar a las víctimas de violencia y abordar las dificultades socioemocionales de quienes acosan para garantizar el bienestar de todos los estudiantes”, señaló la directora del estudio.

 

No obstante, los datos, a juicio de María José Díaz Aguado, muestran que los centros educativos avanzan en la sensibilización en la temática e imparten formaciones de prevención. Así, casi el 80% de los estudiantes recuerda haber trabajado en su centro educativo la prevención del acoso y qué hacer para detenerlo. Entre los que no recuerdan dicho trabajo, el 7,9% se reconoce víctima y el 2,8% como acosador; cifras que bajan al 5,6% y al 1,7%, respectivamente, entre quienes recuerdan haber trabajado en el centro contra el acoso. Trabajar en el centro contra los riesgos de internet y las redes sociales disminuye el riesgo de sufrir y de ejercer ciberacoso. Recuerdan haberlo tratado el 85,2% del alumnado: cifra que sube al 89,2% entre los no involucrados en dicho acoso, y que baja al 78,6% entre sus víctimas y al 73,7% de los/as acosadores.

 

Además, trabajar en la escuela estrategias de afrontamiento emocional reduce el riesgo de problemas socioemocionales (como los síntomas depresivos o los problemas de conducta) y de ejercer acoso escolar. Respondió recordar dicho trabajo el 41,3% del alumnado no involucrado; el 45,7% de las víctimas, y el 34,4%% de los/as acosadores/as. Según la investigación, otro factor protector muy relevante es saber a quién pedir ayuda en la escuela ante un problema psicológico: un 70,5% del alumnado afirma saber a quién pedir ayuda, y la cifra baja al 66,1% entre las víctimas de acoso escolar, y al 52,8% a aquellos que ejercen dicho acoso. “Estos resultados reflejan que en los últimos años se ha incrementado la extensión de dichas medidas en los centros educativos de España y que con ellas se reduce el riesgo de los problemas que pretenden prevenir. También ponen de manifiesto la necesidad de incrementar dicha eficacia y de extenderlas a toda la población en las mejores condiciones”, concluye Díaz Aguado.

 

Diez principios para erradicar el acoso

La catedrática complutense cerró la presentación con un listado de diez principios básicos para avanzar en la erradicación del acoso escolar y el ciberacoso, propuestos desde la Unidad de Psicología Preventiva de la UCM:

 1) Adoptar una perspectiva proactiva, que se anticipe al acoso y al ciberacoso antes de que se produzcan, para prevenirlos.

2) Enseñar a rechazar el acoso escolar y el ciberacoso como dos graves amenazas a los derechos humanos, desarrollando el compromiso de intervenir para detenerlos desde la primera señal.

3) Adoptar una perspectiva de género, que ayude a construir una identidad basada en la igualdad y el respeto mutuo.

4) Desarrollar las competencias socioemocionales en todo el alumnado, con las que afrontar el estrés sin recurrir a la violencia ni utilizarla contra uno/a mismo/a.

5) Favorecer la inclusión de todo el alumnado en su grupo de clase y ayudar a construir simultáneamente la igualdad y el respeto a la diferencia.

6) Desarrollar la autoridad de referencia del profesorado para que pueda favorecer el empoderamiento y el sentido de pertenencia al centro escolar de todo el alumnado.

7) Ayudar a las víctimas a paliar el daño originado por el acoso escolar y el ciberacoso.

8) Corregir la conducta de quienes ejercen acoso escolar o ciberacoso.

9) Promover la colaboración de las escuelas con las familias, para que puedan transmitir su claro rechazo al acoso escolar y al cibreacoso, ayudar a quienes los han sufrido y corregir a quienes los ejercen.

10) Desarrollar la colaboración de las escuelas con el resto de la sociedad.