INVESTIGACIÓN

Algunos niños y niñas en la gymkhana foliar. / María Marín

La vegetación reina en la noche científica más esperada del año

Texto: Ana Casado, María Milán y María Marín / Unidad de Cultura Científica y de la Innovación - 30 nov 2020 09:42 CET

Reconocer un madroño por sus hojas, que la fruta con moho no hay que aprovecharla o que a los anillos de los árboles se les quedan cicatrices de los incendios. La Noche Europea de los Investigadores e Investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid nos ha dejado estas y otras lecciones, pero una en especial: que la divulgación científica no tiene límites y que puede adaptarse a cualquier circunstancia si lo que prima son las ganas de mostrar y de aprender.

 

A Nael, Maya, Max, Adrián y Daniel ni las mascarillas ni el lluvioso viernes en la capital les impiden recorrer las avenidas del Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Como si de Sherlock Holmes de menos de metro y medio se trataran, leen pistas del manual de la gymkhana y corren entre otoñales hojas caídas.

 

“Tranquilo, al oso no verás, pero su árbol en flor está y sus frutos son un manjar”, lee una de sus madres. “¡El madroño!”, gritan, y corren hasta el árbol de cuyas ramas cuelga una ficha con una cinta verde. ¿El objetivo? Conseguir las catorce imágenes de hojas del jardín antes que el equipo azul, su rival a batir.

 

La XI Noche Europea de los Investigadores e Investigadoras de Madrid 2020 ya está aquí. Aunque lo hace con dos meses de retraso respecto a otros años y cargada de incertidumbre por la pandemia mundial de SARS-CoV-2, las ganas de divulgar de los científicos y científicas y las de aprender del público han sido mayores que las dificultades.

 

En la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la sanidad vegetal ha sido la gran homenajeada casi al término de su Año Internacional. Seis actividades organizadas desde la Facultad de Ciencias Biológicasnos muestran cómo la salud del reino vegetal es tan importante como la nuestra y que es responsabilidad de todos cuidarla.

 

Entre pistas y anillos delatores

La actividad más madrugadora es la única actividad presencial del cartel de esta edición: Gymkhana foliar: reconocimiento e identificación de árboles para respetar y conservar nuestra biodiversidad. En el reloj biogeológico de la entrada del Real Jardín Botánico de la UCM, el responsable Jesús Palá, explica a los dos equipos la dinámica y algunas de las curiosidades de los árboles que conforman este natural espacio en medio de la universidad.

 

“Me gustan las búsquedas del tesoro”, comenta Adrián y Max, un asiduo en nuestras actividades de divulgación, añade que esta es especial porque es al aire libre en el jardín. “Para que cuiden el planeta tienen que conocer las plantas que lo habitan, se necesitan actividades como esta para ello”, elogia Faiza, la madre de Nael y Maya. Hora y media después, tras muchas carreras, llega el merecido premio: semillas de algunos de los árboles que han aprendido hoy.

 

Y de árboles va la cosa en la sesión vespertina de la Noche Europea. En la actividad Los bosques ante el cambio climático: la comunidad del anillo, Enrique Andivia ha explicado a los asistentes por video conferencia, entre ellos una clase entera de 5º y 6º de primaria del Colegio Manuela Peña de Covaleda  (Soria) que “en los últimos años han aumentado las perturbaciones sobre los bosques, eventos que desestabilizan estructura y funcionamiento de los bosques como incendios, plagas, tormentas y la dispersión de las especies es menor de lo deseado por el cambio climático”.

 

En esta actividad, Andivia ha mostrado el trabajo de la dendrocronología, la ciencia que estudia la datación de los árboles a través de los anillos y cómo se obtiene una muestra del interior del tronco sin necesidad de partirlo, con una barrena de pressler. Además de la edad del vegetal uno por año-, los anillos reflejan las condiciones ambientales: si ha sido un año cálido, lluvioso, si ha sufrido algún incendio o avalancha de nieve según sus cicatrices.

 

Micotoxinas que enloquecen

La Noche Europea complutense también ha sido el escaparate de otra rama de la Biología. Durante la sesión titulada Principales razones por las que los microbios son tan importantes y curiosos, los profesores Francisco Amaro Torres, Silvia Díaz Del Toro y Ana Martín González han resaltado la importancia y beneficio que suponen para el ser humano los microorganismos, desde su presencia y efecto en la elaboración de alimentos, hasta la producción de los olores, tanto buenos como malos.

 

Los alumnos de 2º de Bachillerato del Instituto Gonzalo Torrente Ballester de San Sebastián de los Reyes han escuchado con atención y han manifestado su interés en visitar los laboratorios en una próxima ocasión.

 

Ya por la tarde, más de 40 participantes (algunos de ellos desde el otro lado del Atlántico) han podido entrar desde sus pantallas en el laboratorio del Grupo de Investigación “Hongos y levaduras de interés en agroalimentación, y conducidos por Jessica Gil, Belén Patiño y Carolina Gómez, participar en el taller Hablando de micotoxinas eco-lógicamente.

 

Así, hemos conocido el mundo de hongos con el que ellas trabajan y las consecuencias de la intoxicación por micotoxinas que pueden llegar a producir, entre ellas trastornos neurológicos, como los demostrados de las Brujas de Salem, condenadas a muerte en el siglo XVII por su extraño comportamiento y acusadas de brujería. De lo aprendido, un mensaje muy claro: si la fruta empieza a “picarse” y aparecen manchas de moho, no es apta para consumir. Mejor tirarla a la basura.

 

SOS tomates

Al otro lado de la pantalla, tanto niños como adultos se han unido a la actividad Jugando con plásmidos. En ella, la investigadora María Juana Navarro ha compartido con el resto una técnica casera para aislar el ADN de un plátano, de la que se puede extraer posteriormente muchísima información. Para ello, una bolsa, agua, etanol, sal de mesa, un vaso y algún otro material que podemos encontrar por casa han sido suficientes para experimentar con el plátano.

 

Por último, al anochecer, ha llegado la hora de jugar. Acertijos, crucigramas, asociaciones de cartas y muchos más pasatiempos forman la actividad Biogymkhana. Sonia Molino descubre en el Real Jardín Botánico de la UCM que a sus tomates les pasa algo. No solo a ellos, también a los peces del estanque. ¿Estarán relacionados?

 

Con ayuda de compañeros de diferentes ramas de la Facultad de Biología y la astucia del público, aprendemos sobre el ADN de las plantas, aminoácidos, proteínas o biocontrol, entre otras lecciones. Así, descubrimos la importancia de mantener la salud de los ecosistemas y de todas las especies que lo formamos.

 

La Noche Europea de los Investigadores de Madrid, coordinada en la UCM por la Unidad de Cultura Científica de la OTRI, está promovida por la Consejería de Ciencia, Universidades e Innovación y coordinado por la Fundación madri+d. Este proyecto está financiado por la Unión Europea dentro del Programa Horizonte 2020 de investigación e innovación, bajo el acuerdo de subvención número 953.820.