INVESTIGACIÓN

Javier Arroyo, Auxiliadora Prieto, María Vallet, Celia Sánchez Ramos, Jesús Pérez Gil, Margarita del Val y José Manuel Bautista

Los científicos demandan a los políticos una financiación adecuada y plazas para los jóvenes

Texto: Jaime Fernández - 7 jul 2021 18:54 CET

La primera jornada del curso “Impacto social de la investigación y su transferencia” ha concluido con una mesa redonda que ha contado con nombres tan importantes del panorama científico de nuestro país como María Vallet, Margarita del Val, Javier Arroyo, Auxiliadora Prieto y Celia Sánchez Ramos. Tanto ellos como los dos directores del curso, Jesús Pérez Gil y José Manuel Bautista, han coincidido en pedir a los políticos que presten más atención a la ciencia, la financien de manera adecuada, doten a los investigadores de las infraestructuras necesarias y que creen plazas suficientes para los jóvenes científicos.

 

Margarita del Val, investigadora del CSIC, reconoce que en la investigación científica española nos faltan perfiles de experiencia mixta, que sepan de investigación pero también de empresa, o de producción a gran escala pero con perfil científico… De acuerdo con ella, invertir en investigación sirve, en un caso como el de la pandemia de la COVID19, para conocer las enfermedades y cómo curarlas, algo para lo que es imprescindible acercamientos como el de Una Salud, o plataformas que permitan el abordaje desde todas las facetas del conocimiento.

 

Para Jesús Pérez Gil, decano de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UCM, y codirector del curso, los científicos, al menos en España, donde cuentan con pocos recursos, “están acostumbrados a usar el ingenio y la imaginación”, pero en su camino se encuentran con barreras originadas desde “las estructuras gestoras y los políticos, y con que no hay ni flexibilidad, ni adaptación, ni facilidad en la de toma de decisiones”.

 

Coinciden con esa opinión la catedrática de Química Inorgánica, María Vallet; Auxiliadora Prieto, biotecnóloga del CSIC, y Javier Arroyo, director de la Unidad de Genómica de la UCM. Este último se queja también del tema burocrático, y pone como ejemplo contrapuesto Estados Unidos, “donde todo está pensado para que hagas ciencia desde que entras hasta que te vas del laboratorio, mientras que aquí no hay día en el que no estés dos o tres horas haciendo algo burocrático que no quieres hacer”. Además, de acuerdo con Arroyo, en los últimos años el tema ha empeorado, “en asuntos como el sistema de compras que se ha burocratizado de una manera terrible y eso se podría mejorar con decisiones políticas”.

 

Del Val considera que esa tarea burocrática es “muy frustrante, porque cada vez te deja menos tiempo para ser creativo”. Reconoce que durante la pandemia se han flexibilizado las cuestiones de gestión, pero al acabar el estado de alarma se ha vuelto otra vez a lo mismo y es resultado de “una falta de confianza en general en la población”. Sueña la investigadora con una sociedad más formada y unos informativos que incluyesen, “al igual que hacen el tiempo y los deportes, una historia científica en contexto”.

 

Si Prieto considera que deberíamos ser más exigentes con los políticos y protestar frente a la burocracia, Vallet opina que en realidad los científicos no tienen el conocimiento suficiente para sacar adelante tanta burocratización y que “debería haber un cuerpo de gestores científicos que supieran y que estuvieran formados para ayudar, para que los científicos rentabilicen su  tiempo”.

 

Dinero europeo

Celia Sánchez Ramos, profesora de la Facultad de Óptica y Optometría de la Complutense, y secretaria del curso, asegura que hay que aprender a gestionar la financiación, sobre todo ahora que, de acuerdo con María Vallet, “hay mucho dinero para cuestiones que tengan que ver con la pandemia y se han abierto muchas posibilidades, pero hace falta mantenerlo y también fomentar infraestructuras, como empresas que sean capaces de hacer vacunas humanas en España”.

 

Del Val recuerda que ahora se está recibiendo dinero de la UE, pero “esto es un plan de choque que viene de fuera, mientras el presupuesto basal español sigue siendo igual, y  si no hay una estabilidad, la ciencia no tendrá futuro”. Para ello, y de acuerdo con Vallet, hace falta apostar por “más plazas para gente joven, con renovación en todos los equipos, sólo hay que ver que los tres investigadores del CSIC que están liderando las vacunas españolas son eméritos”.

 

Un ejemplo a seguir sería el ICREA, de Cataluña, creado por un economista, que a día de hoy “ha apostado por captar a los mejores científicos posibles de todo  el mundo y si ellos lo han hecho se puede hacer en el resto de España”. Prieto añade que eso lo han conseguido también gracias a salarios dignos, frente a los del resto de científicos españoles, que son muy bajos, “y lamentables para los doctorandos”.

 

Opina, por tanto, la investigadora del CSIC, que países con salarios mucho más altos se aprovechan de nuestro país, donde tenemos investigadores de calidad, pero que cobran mucho menos. Para Sánchez Ramos se necesitaría, simplemente, que “los políticos hicieran lo que tienen que hacer, pero no nos hacen mucho caso”.

 

Infraestructuras

Mientras que María Vallet considera que los grupos de investigación no están demasiado mal en infraestructuras, Auxiliadora Prieto reconoce que todavía tenemos muchos déficits, ya que no existe “el intermedio entre el grupo de laboratorio y la empresa, no hay plantas piloto de producción, así que todo lo que se hace se debe transferir a otro país intermedio. Somos buenos en la parte inicial, con nuestro microscopio y para pensar, pero para transferir hay que llamar a un alemán, un sueco o  un chino”.

 

Celia Sánchez Ramos confirma esta realidad y afirma que “aquí el prototipado de cualquier cosa es imposible, nos falta ese escalón intermedio hacia la comercialización”. Margarita Del Val apuesta, en la misma línea, por pedir que haya esas infraestructuras intermedias, porque “nos darían mucha más oportunidades”.

 

Por su parte, Javier Arroyo opina que la sociedad debería convencer a los políticos de que en cuanto pase esta pandemia “si no se invierte en infraestructura científica (un desastre, por ejemplo, en los últimos cinco años en la Comunidad de Madrid) esto nunca podrá despegar”.