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Marta Herrero, en el laboratorio de la Facultad de Medicina donde realiza su proyecto sobre el síndrome de Sézary, financiado por la AECC

Marta Herrero Alonso, de Medicina, recibe la ayuda predoctoral de la Asociación Española Contra el Cáncer

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 21 feb 2024 07:55 CET

El jueves 15 de febrero se han presentado oficialmente las ayudas adjudicadas por la Asociación Española Contra el Cáncer para Madrid en el año 2023. De todas ellas, siete han recaído en complutenses, seis de ellas, dotadas entre 1.110 euros y 3.800 euros, para prácticas en laboratorios, y una de ellas, dotada con 100.600 euros como ayuda predoctoral. Esta última ha recaído en Marta Herrero Alonso, de la Facultad de Medicina, que investiga en el desarrollo de un nuevo tratamiento de inmunoterapia para el síndrome de Sézary, un cáncer sanguíneo ultra raro.

 

Marta Herrero Alonso cursó la carrera de Biotecnología, y en su último curso, en lugar de optar por una Erasmus, prefirió realizar una estancia internacional en una universidad de Riverside (California). Allí acabó la carrera y le tocó hacer el TFG a distancia, debido a la pandemia. Tras aquello decidió pedir un visado para quedarse trabajando en Estados Unidos, lo que le concedieron, “sorprendentemente”, y encontró trabajo, durante diez meses, como técnico de laboratorio en el Hospital General de Massachusetts. Cuenta Herrero Alonso que siempre había querido dedicarse a la investigación en oncología y que allí, en Boston, empezó a trabajar en cáncer de pulmón.

 

Tras su estancia en Estados Unido decidió volver a España, para continuar sus estudios, y aquí cursó el máster de Bioquímica, Biomedicina y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense. Tras el máster, comenzó a hacer el TFM en la Facultad de Medicina, en el laboratorio del grupo en el que continúa y que dirige José Ramón Regueiro, catedrático del Departamento de Inmunología, Oftalmología y ORL.

 

Empezó entonces su proyecto sobre el síndrome de Sézary, una forma rara y agresiva de linfoma de células T cutáneo, que afecta la piel, los ganglios linfáticos y la sangre. La idea de su proyecto es “desarrollar una inmunoterapia que consiste en hacer un anticuerpo monoclonal para un paciente específico”, siempre con la vista puesta en la llegada a la clínica. Esa idea impregna la tesis que va a abordar con el programa de doctorado, del que ya está cursando su segundo año.

 

De las ayudas que ha solicitado para continuar sus estudios, se encuentran las de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que le concedieron en 2023 y que ha empezado a disfrutar desde diciembre de dicho año. Reconoce Marta Herrero que está muy contenta por la ayuda, porque le permite realizar la investigación financiada, tanto para llevar a cabo el trabajo como para desarrollar sus estudios en la UCM, durante tres años, prorrogables a cuatro.

 

Enfermedad ultra rara

Explica Herrero Alonso que “el síndrome de Sézary es una enfermedad ultra rara, que padece una persona cada millón por año en España”, pero a pesar de eso, o precisamente por esa escasa prevalencia, “hay una necesidad enorme de que se consiga una terapia”. Hoy en día no hay un tratamiento efectivo de esta enfermedad que es un “linfoma cutáneo, que primero aparece en la piel con rojeces escamosas, y que se desarrolla cuando los linfocitos que están en la fiel se infiltran en la sangre y provocan la leucemia”. Los linfocitos malignos, de acuerdo con la investigadora, circulan por la sangre y pueden afectar a otros órganos, lo que hacen de manera muy agresiva, porque “la esperanza de vida es unos cuatro años más o menos”.

 

En la actualidad los pacientes de esta enfermedad no tienen un tratamiento curativo y al final tienen que recibir un trasplante de médula ósea, que “también tiene recaídas y mucha morbilidad y mortalidad”, así que el objetivo es encontrar un tratamiento que sirva para “ayudar a toda la gente posible, y de paso crear una terapia para paciente específico que luego se podrá aplicar a otros tipos de cánceres”.

 

Por el momento, para desarrollar el proyecto, cuentan con dos pacientes, a los que han denominada SS1 y SS2. Para el primero de ellos, ya tienen la terapia “muy avanzada, porque se ha desarrollado en el laboratorio de la UCM el anticuerpo monoclonal y se está testando con la técnica conocida como single chain. De acuerdo con la investigadora, esta técnica permite la expresión y producción de fragmentos de anticuerpos con propiedades de unión a un antígeno concreto, en este caso, el tumoral, lo que la hace muy útil en aplicaciones terapéuticas, diagnósticas y de investigación.

 

El siguiente paso, que todavía no se ha comenzado a hacer con el primer paciente, es usar esa técnica para pasar a la terapia con células CAR-T, o de linfocitos T con receptor de antígeno quimérico, en las que “se aíslan las células del paciente, se modifican en el laboratorio y luego se reinfuden de nuevo en el paciente, de tal manera que esas células son capaces de atacar específicamente al tumor”.

 

Para el segundo paciente ya están empezando a hacer el anticuerpo monoclonal, así que “el trabajo se encuentra bastante avanzado para haber empezado en diciembre con la beca”, como asegura la complutense. Además, el proyecto tiene muchas ramas y eso requiere colaboración con especialistas de otros centros como el Instituto de Salud Carlos III, el Hospital La Paz y el Hospital 12 de Octubre, relación que Herrero Alonso ve como algo muy positivo porque “ayuda con la investigación y hace que todo sea más rápido”.

 

Los otros receptores de ayudas

El resto de complutenses que han recibido ayuda en 2023 de la AECC han sido Inés Cristóbal Díaz, para prácticas de laboratorio de todo el curso académico, mientras que los otros cinco que han recibido ayudas para prácticas de laboratorio veraniego, han sido Alejandra Escudero, Enrique Julia, Estrella Arroyo, Laura Gallego y Paula Pérez.