INVESTIGACIÓN

Gonzalo Carracedo, Ricardo Bernárdez, María Serramito y Juan Cedrún, quien también colabora en la investigación con World Triathlon

Profesores de Óptica trabajan con World Triathlon para clasificar a los atletas con discapacidad visual con nuevos métodos

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 28 jun 2024 18:50 CET

Gonzalo Carracedo, Ricardo Bernárdez y María Serramito, profesores de la Facultad de Óptica y Optometría, dirigen una investigación con World Triathlon, la federación internacional de este deporte que combina natación, ciclismo y carrera, para establecer nuevas pruebas que sirvan para clasificar a los deportistas con discapacidad visual que participan en sus competiciones y que garanticen que todos lo hagan en igualdad de condiciones. Esta es solo una de las líneas de trabajo que el grupo de investigación Ocupharm (Bioquímica farmacológica del ojo), que dirige el profesor Carracedo, ha abierto en los últimos años sobre deporte y salud ocular.

 

Las clasificaciones (categorías) en las que se distribuye a los deportistas con discapacidad visual que compiten en cualquier deporte se basan en la actualidad en dos únicos valores: la agudeza y el campo visual. Los profesores complutenses consideran que hay otros valores funcionales, que sirven para clasificar de una manera más objetiva a los paratletas y garantizar que todos ellos compiten en igualdad de condiciones. Las clasificaciones están establecidas desde hace cerca de cuatro décadas por IBSA, la Federación Internacional de Deportes para Ciegos, pero el triatlón es uno de los cuatro deportes -junto a hípica, esquí y judo- que, aunque siguen esas clasificaciones, mantienen su autonomía para variarlas si lo consideran preciso. De hecho, la Federación Internacional de Judo ha incluido modificaciones recientemente. World Triahlon ha encargado al grupo complutense una completa investigación, que durará entre tres o cuatro años, para llevar a cabo una serie de nuevas pruebas y constatar que permiten encuadrar a los deportistas en las clasificaciones de manera más justa.

 

El profesor Carrecedo expone de manera gráfica cómo una funcionalidad que no es medida en la actualidad afecta en un deporte como el triatlón.  “Ahora mismo los triatletas con discapacidad visual se clasifican por la agudeza visual que tienen y el campo visual que tienen. Pero hay otras cuestiones que pueden afectar mucho a su rendimiento, como, por ejemplo, el deslumbramiento. En triatlón cuando van nadando, el deslumbramiento que puede haber por el reflejo de la luz en el agua hace que algunos discapacitados visuales, sobre todo los que tienen albinismo, que aunque tienen resto visual, en ese momento se convierten en completamente en ciegos, y entonces compiten en desigualdad de condiciones con respecto a quien no sufre ese deslumbramiento. Esa prueba, por ejemplo, no se tiene en consideración ahora para clasificarlos. Lo que buscamos es ver si hay algunas habilidades visuales que les puedan clasificar de manera más objetiva. Tú ves un poco más que un ciego total, pero en cuanto hay un deslumbramiento, por ejemplo, te conviertes en un ciego total, por lo que deberías competir con los ciegos totales, no con los que tienen resto visual. Eso es lo que estamos buscando con World Triathlon”, concluye Gonzalo Carracedo.

 

En concreto, estos otros parámetros que se quieren valorar son, entre otros, la percepción de la luz, la percepción del movimiento, la velocidad de reconocimiento, la coordinación ojo-mano, el tiempo de reacción visual/motora, el equilibrio, la sensibilidad al contraste, la percepción de la distancia y la profundidad y formas adicionales de medir la agudeza visual (binocular) y el campo de visión (binocular, central y periférico). Muchas de estas pruebas, como apunta el profesor Bernárdez se realizan con métodos y equipos más actuales e innovadores que los que actualmente se utilizan para medir el campo y la agudeza visual.

 

El primer paso, como resumen los profesores complutenses, de este trabajo con World Triathlon es, por tanto, caracterizar, “establecer qué otras habilidades visuales les pueden diferenciar más allá de la agudeza visual y el campo visual. Cuando eso lo sepamos -continúa el profesor Carracedo- vamos a intentar comprobar si esas pruebas son viables para ser utilizadas para clasificarles y si es así, entonces podremos poner los rangos de clasificación según esas pruebas. En principio es solo para triatlón, pero si las cosas salen como esperamos que salgan, no descartamos que se puedan ampliar al resto de deportes”.

 

Un problema con el que la investigación tiene que convivir es con la lentitud a la hora de poder realizar pruebas a los paratriatletas con discapacidad visual, ya que estos son muy pocos y de muchos países. No obstante, el pasado mes de mayo ya se pudieron realizar las primeras pruebas aprovechando la celebración en Vigo de la Copa del Mundo de Paratriatlón, y a finales de mayo recibieron en la propia Clínica Universitaria de Optometría a un grupo que estaba en una concentración en Madrid. En octubre posiblemente los investigadores complutenses se acercarán a Portugal, donde se celebra la Copa de Europa, y poco después a Torremolinos, donde este año se disputará el Campeonato del Mundo.

 

Otras investigaciones e iniciativas sobre deporte y salud ocular

Desde hace tres años la Facultad de Óptica y Optometría tiene un convenio con el Comité Paralímpico Español y con la Federación Española de Deportes para Ciegos. De hecho, las pruebas de clasificación de deportistas para las Paralimpiadas de Tokio en 2021 y la que se celebrará este verano en París, se han implementado en la Clínica de la UCM; las de estos últimos hace escasos días.

 

El profesor Gonzalo Carracedo fija en la firma de este convenio la primera piedra de una actividad creciente en el grupo de investigación Ocupharm (Bioquímica farmacológica del ojo), que él mismo dirige, sobre deporte y salud ocular, con hitos como la impartición de un diploma de especialización en capacidades visuales para deportistas con o sin discapacidad, o distintos trabajos de investigación, sobre todo a través de trabajos de fin de máster (TFM) sobre temas como el incremento del rendimiento deportivo a través del entrenamiento visual, realizado con jugadores de baloncesto bajo la dirección del profesor Ricardo Bernárdez, u otra línea más reciente abierta por la profesora María Serramito sobre deporte y fisiología ocular.

 

“Se trata -explica la profesora Serramito- de estudiar cómo influyen los deportes en la fisiología ocular, es decir no en la visión sino en la superficie ocular, en la conjuntiva y la córnea. Ahora estamos trabajando con deportistas de waterpolo con el Real Canoe, en concreto con su equipo femenino de elite. Hemos empezado con un TFM, que se defendió ayer, que ha aportado resultados interesantes sobre el uso y no uso de la gafa de natación, dado que en waterpolo no se usa y deja el ojo en contacto con el agua, el cloro y el resto de complementos que lleve”. “Se ha comprobado que después de entrenar sin las gafas en waterpolo -añade el profesor Carrecedo-, la superficie ocular se ve bastante alterada. La idea es poder hablar con la Federación Española de Natación, que engloba el waterpolo, para ayudarles a tomar medidas preventivas para que estos deportistas puedan hacer su deporte sin sufrir consecuencias a nivel ocular”. “Estos deportistas que están expuestos todos los días pueden tener problemas a medio y largo plazo”, concluye María Serramito.