INVESTIGACIÓN
SonoLAB, el laboratorio sonoro de la UCM
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 23 feb 2024 10:17 CET
El 21 de febrero la Facultad de Geografía e Historia ha acogido el III Seminario de Filología e Interpretación Musical de la Ópera Italiana entre los Siglos XVII y XVIII. A lo largo de la sesión, junto a una serie de conferencias, se ha grabado, en directo, la interpretación de un repertorio musical, a cargo del Ensemble Effimera, que utiliza instrumentos históricos como un clave, un traverso barroco, uno de cuerda pulsada y un violín barroco. La grabación ha sido posible gracias a un nuevo equipo de alta precisión, adquirido a cargo del proyecto DEePMusic asociado a los fondos europeos Next Generation. Dicha grabación forma parte de uno de los muchos proyectos e iniciativas del SonoLAB, el laboratorio sonoro del Departamento de Musicología de la UCM, que dirige y coordina el profesor Marco Antonio Juan de Dios.
Explica Marco Antonio Juan de Dios, que SonoLAB pretende, fundamentalmente, “salvar la historia de la grabación analógica”, para lo que utilizan toda una serie de material, también analógico, para hacer post-producción de audio o mastering, y, por supuesto, “y ese es uno de los fuertes del laboratorio, se hace tratamiento con software especializado”.
Por ello, una pieza central del laboratorio son las unidades de digitalización que tienen repartidas por las dos salas que ocupan en la Facultad de Geografía e Historia (que pronto serán tres) e incluso en una unidad móvil que les permite digitalizar en otros lugares, como ya han hecho en el archivo de Joaquín Rodrigo, o en el de Manuel de Falla, en Granada, a donde viajarán próximamente.
Una de sus especialidades es la digitalización de discos, tanto de vinilo como de gramófonos y fonógrafos, y para comprobar cómo se podían digitalizar mejor, en uno de sus trabajos de investigación hicieron una comparación de varias grabaciones utilizando cuatro gramófonos diferentes, prestados por un coleccionista, y un tocadiscos que permite utilizar agujas específicas para poder reproducir discos de gramófono. De acuerdo con Juan de Dios, “se llegó a la conclusión de que había diferencias, pero el tocadiscos ofrecía una mayor garantía de captación del sonido que estaba preservado en el disco, incluso en discos que tenían algunos problemas físicos”.
De ahí que en los locales de SonoLAB cuenten con varios tocadiscos Technics, decenas de agujas específicas, y muchos discos del archivo de la Biblioteca de la Facultad que han ido digitalizando. Nos muestra el director, por ejemplo, una zarzuela, que ocupa un gran número de discos, porque “tenían surcos más grandes que los vinilos y además giraban muy deprisa, a 78 revoluciones, así que cada cara del disco tenía apenas unos dos o tres minutos”. Además de la digitalización del archivo sonoro, en SonoLAB escanean también todos los libretos de estos discos, “porque son álbumes preciosos que nadie había digitalizado hasta ahora y ni siquiera estaban catalogados en Cisne”, que es el catálogo automatizado de la biblioteca Complutense.
La Biblioteca de la Facultad cuenta con unos 400 discos de gramófono, a los que hay que sumar los de la antigua Fonoteca Histórica de la UCM, cuyos fondos ahora están en el depósito de la Biblioteca María Zambrano. Marco Antonio Juan de Dios calcula que allí puede haber unos 60.000 discos, de los que el 90% ya son de vinilo.
La idea es que todos estos discos se vayan digitalizando y se puedan poner a disposición de los investigadores a través de la Plataforma Digital Complutense, como ya se ha hablado con la subdirectora de Colecciones de la Biblioteca Complutense, Leticia Sánchez-Paus Hernández, y la directora del Archivo General de la UCM, Isabel Palomera Parra. Para estos archivos existe el inconveniente de los derechos de autor, porque hay que esperar que hayan pasado 75 años y que sean de dominio público, pero ya se están digitalizando para su uso en investigación. Asegura además el director de SonoLAB que muchas de estas grabaciones no están en plataformas sonoras y cuando lo están, “se escuchan remasterizadas, se les ha cambiado el campo estéreo y se las han metido armonizadores que les confieren un brillo que no tenían”. Por el contrario, en el laboratorio de la UCM, lo que se busca es “escuchar el archivo tal y como se hacía en la época, con un acercamiento histórico a la escucha”.
Restauración de discos
Un ejemplo de que SonoLAB va más allá de la digitalización, está en el trabajo que publicaron en noviembre de 2023 sobre la restauración de un disco de pizarra fracturado. Explica Juan de Dios que los vinilos se pueden deformar, pero es muy difícil que se partan, mientras que los discos de los gramófonos, por su composición, se parten en pedazos, como ocurrió con uno de ellos que se cayó cuando estaban catalogando los que había en la Biblioteca.
La IASA (Asociación Internacional de Archivos Sonoros y Audiovisuales) recomienda, en esos casos, una serie de pegamentos o incluso fijar el disco con blu tack, pero desde el laboratorio complutense se vio que “esos pegamentos son muy difíciles de quitar y al almacenar los discos son abrasivos a largo plazo, y aunque se soluciona la digitalización, el disco original no se conserva”.
En SonoLAB optaron por fijarlo con contrapesos, porque defienden que “la restauración, en lugar de hacerla sobre el objeto físico, se haga mediante postproducción a través de software”. En este link se puede escuchar el resultado de este trabajo de un disco partido en dos de Rossini, cuyo sonido “se podría mejorar, con armonizadores, pero eso sería descontextualizarlo históricamente, mientras que aquí lo que se quiere es preservar el sonido original, solucionando los problemas que vienen del deterioro del formato”.
Añade el director de SonoLAB que “como Facultad de Geografía e Historia y como Departamento de Musicología el foco está en estudiar cómo era la escucha original, y por eso lo que interesa es acercarnos lo máximo posible a una versión de la escucha históricamente informada”. Es consciente Juan de Dios de que los discos sonarían algo mejor en aquellos salones burgueses, porque los discos han tenido desgaste por el paso de la aguja, “pero siempre teniendo en cuenta que no sonaban como la alta fidelidad actual”.
Otros proyectos
Relacionados con el mundo del disco, en estos momentos desde SonoLAB hay varios proyectos de investigación. Francisco Javier Suárez Pajares es el IP del proyecto denominado Música en Espiral, en el que se están estudiando grabaciones de compositores españoles desde finales de los años 30 hasta los años 50 del siglo XX, ya que de acuerdo con el director de SonoLAB, esa última fecha marca la llegada de la generalización del microsurco como formato de distribución en España.
La doctora Ana Llorens es la investigadora principal de un proyecto de digitalización de toda la discografía y de todas las versiones que existen de discos de Pau Casals. Se han conseguido digitalizar “copias únicas de las que sólo hay cuatro versiones en el mundo, gracias a coleccionistas de Estados Unidos”. Gran parte de este material, “por supuesto no está accesible en Internet ni en ninguna plataforma de streaming”.
Álvaro Torrente, director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), y Judith Ortega, son los responsables de DEeP Music, que pretende “identificar y transformar los modos de preservación y recuperación del patrimonio musical renovando las prácticas involucradas en ellos mediante el uso de herramientas digitales para producir partituras y materiales de interpretación, renunciando así al uso del papel”.
Casetes y más formatos
Informa el director de SonoLAB de que en los fondos de la Fonoteca Histórica de la UCM han encontrado también una gran cantidad de casetes, más de mil. Ahora mismo se encuentran en la fase de filtrar todo ese material, porque una parte son copias en cinta de casetes de los discos que ofrecían en préstamo, mientras que otra parte, la relevante para el laboratorio musical, tiene mucho más valor documental, porque en ellos están grabados conciertos y conferencias que se impartían en la fonoteca. De momento ya se han digitalizado trescientas horas de ese material.
Otro de los formatos que también se encuentra entre los fondos de la Fonoteca Histórica son las bobinas de cinta abierta, cuya digitalización hasta ahora se encontraba aparcada porque al magnetófono de los años 70 con el que cuentan en SonoLAB le faltaba una pieza fundamental. Tras valorar encargarla en 3D, han conseguido encontrar una pieza original y ya podrán empezar a utilizar el magnetófono en el laboratorio, porque además “ese material se recupera ahora o toda esa información se perderá para siempre”.
Aunque, como ha quedado claro, la especialidad de SonoLAB es el audio, también han realizado algunos trabajos de digitalización de VHS, como unas treinta cintas con actos de apertura y clausura del curso académico entre 1988 y 1992. Esas cintas ya estaban perdiendo el color, así que ha sido necesarias pasarlas por un editor de vídeo para mejorarlas y hacer que formen parte del patrimonio de la UCM.
CD
El director de SonoLAB reconoce que el Departamento de Musicología está constantemente recibiendo donaciones de discos, como la colección del Colegio san Juan Evangelista en vinilo, pero muchos de ellos ya llegan en formato CD, con grabaciones muy interesantes que no se pueden encontrar en ninguna plataforma. Asegura Juan de Dios que “los recientes estudios que se han hecho sobre la perdurabilidad de los diferentes formatos han advertido que el CD tiene muchos más problemas que, por ejemplo, un disco de gramófono”.
Se ha visto que, con el tiempo, en los CD se acumulan unos hongos que hacen que el láser no los pueda leer y sea imposible recuperar la información. Los estampados en fábrica tienen algo más de garantía, pero los que se grababan en el ordenador “pasados veinte años empiezan a ser inservibles prácticamente todos”. Asegura el director de SonoLAB que, a partir de esa información, si tuviera que digitalizar un archivo se iría muchísimo antes a salvar un contenido grabado en CD que uno antiguo, aunque incluso instituciones como la Biblioteca Nacional siguen un orden cronológico, en principio lógico, de ir digitalizando primero lo más antiguo.
Para poder realizar todos los trabajos, en SonoLAB cuentan siempre con varios alumnos en prácticas del grado y del máster de Música Española e Hispanoamericana, así como doctorandos y postdocs, que este año son, aparte de las ya mencionadas Ana y Zoila, Alberto Díaz Marcos, Pablo Espiga Méndez, África González Alonso y Laura Bravo Prados. A ellos, el curso pasado se unieron dos alumnos de cuarto de la ESO que pasaron varios días en el laboratorio, “en lo que fue una experiencia muy positiva que se repetirá sin ninguna duda”.
Atendiendo a todas las iniciativas y líneas de investigación abiertas de SonoLAB, y viendo su crecimiento, Marco Antonio Juan de Dios tiene claro que “esto se puede convertir en uno de los CAI (Centro de Ayuda a la Investigación) de la Universidad Complutense, ya que un centro con estas características podría ser interesante y podría ofrecer un servicio, no sólo interno en la Universidad, sino también externo a otros interesados en la digitalización de grabaciones históricas”.