LIBROS
Zapatero y Borges, entre el amor y la pasión
Fotografía: J. de Miguel - 18 feb 2022 11:24 CET
José Luis Rodríguez Zapatero y Jorge Luis Borges. “Lo habría cambiado todo por ser un gran escritor”, confiesa el ex presidente del Gobierno, quien ha visitado este 17 de febrero la Facultad de Filología de la Complutense para charlar sobre su obra No voy a traicionar a Borges (Editorial Huso, Colección Palabras hilanderas), invitado por el grupo de investigación “Poéticas de la modernidad”, que dirigen los profesores José Manuel Lucía Megías y Fanny Rubio. El ex presidente confiesa una “cierta mitología” y una “enorme obsesión” por el autor argentino, al que comenzó a leer con 16 años y desde entonces nunca ha dejado de leer y releer. “Borges me ha aportado serenidad, lucidez, pasión, felicidad…”.
Para abrir boca, Zapatero enumera las cuatro pasiones de su vida, “sin orden de importancia”: Sonsoles, “mi mujer, a la que dedico el libro”; la política; el Derecho, “la más desconocida”, y “Borges, no la literatura”. “Borges -se lanza en tromba Zapatero- ha supuesto para mí las respuestas de sosiego personal e intelectual, más profundas que he encontrado a nuestro destino como seres humanos. Ha supuesto la respuesta más clara al hecho de la finitud y afrontar con una relativa calma la finitud de nuestras vidas […] y a entender que la belleza se esconde en cada palabra, en cada acto, en cada gesto, y que hay una especie de imperativo de la vida que nos va liberando de las cosas superficiales.”
El ex presidente reconoce a Borges en su propia forma de ser. “La impronta de la creación que amas está presente en todas las expresiones del comportamiento de uno”, explica. En él, según se introspecciona, Borges está tras su serenidad, en su facilidad para no caer apenas en el desasosiego. También en su capacidad de ver desde la distancia y, sobre todo, en la de “comprender la transcendencia de lo que es la vida en abstracto, como categoría, y a la vez la enorme humildad y modestia que representamos cada uno de nosotros”. La forma en la que Borges se presentó en su conferencia sobre la ceguera -“No puedo presumir de ceguera, porque sí, es total de un ojo, pero parcial del otro. No llega más allá de eso”- es más que un ejemplo de vida.
Reconoce, no obstante, que algunos “detalles” le separan del autor, como su posicionamiento político o su elitismo intelectual. Pero los quita importancia. Su apoyo a los conservadores argentinos fue pasajero, porque en realidad a Borges no le interesaba la política del día a día, sino que “está siempre en el terreno de los grandes conceptos, de los grandes temas de la filosofía, del pensamiento, de la vida; en entender el universo, la finitud del tiempo, la pasión…”. Sobre su “aristocracia intelectual”, Zapatero también tiene explicación: “Borges es Dios y no podemos pedir a Dios que no sepa que es Dios”, justificó con una sonrisa.
La pasión de Zapatero por Borges surgió a los 16 años cuando un primo suyo le dijo que leyera El aleph. A partir de entonces Borges ha estado presente en muchos de los sentimientos más extremos que ha sentido en su vida. Sus cuentos y relatos le han hecho pensar y, sobre todo, reflexionar, mientras que sus versos le han llevado “a lo más aproximado que he conocido al éxtasis”. Para el ex presidente, Borges es literatura, “es un libro en si mismo”; es la perfección, “la inteligencia artificial de la literatura”. Nada ni nadie es capaz de adjetivar como él lo hacía: fresca ancianidad, fatigado crepúsculo, intolerable universo, admiración rencorosa, mansa admiración, candente mañana, intolerable fulgor… También los verbos que utiliza son insuperables: demorar, referir, refutar, descreer, conjeturar, entrever, entretejer…; y por supuesto sus sustantivos: decurso, los ayeres, perplejidades, fruición… “No hay nada que nos pueda atraer tanto como las palabras bien pensadas, bien dichas, que traban ideas. Nada puede ser tan atractivo”.
Preguntado por el catedrático José Manuel Lucía Megías, y por la profesora de la Rey Juan Carlos y directora de la colección “Palabras Hilanderas”, de la Editorial Huso, Marifé Santiago Bolaños, Zapatero recomienda que nadie en su vida se quede sin “haber leído al menos la primera página de El aleph y el poema Las causas. Su uno lee la primera página de El aleph -“No se ha escrito casi nada tan bueno en la historia de la literatura como esto”, señaló tras leerlo ante los presentes en el Paraninfo de las facultades de Filología y Filosofía-, ya lo entiende todo. Y si lee el poema de Las causas -que contiene la historia de la humanidad- sabe hasta qué punto la literatura nos puede fascinar y llevar a la una pasión con la que solo puede competir el amor… pero pierde la literatura”. Esta “derrota” de Borges, no obstante, tampoco es definitiva. Zapatero sostiene con pasión que Borges es “el gran escritor del amor”. Zapatero reconoce que lee a Borges de manera obsesiva, y lo compara a un acto de amor: "El amor no es más que la relectura de la pasión".
La charla transcurre y el expresidente -a quien los moderadores hacen llegar preguntas que estudiantes de la Facultad previamente han formulado- va dejando frases redondas, sentencias casi borgianas. “La vida se nos ha dado y algo que te dan lo tienes que cuidar. La mejor manera de cuidarla está en las palabras”. “Leer 3 o 4 horas al día es el mejor “training” que podemos tener en la vida. Una hora de deporte y tres de lectura”, “Estudiar Filología es una de las formas de aproximarte a la gloria”. “El Borges poeta es el último, el último al que se llega, pero el último en excelencia”. “Estoy convencido de que lo último que leeré en mi vida será un poema de Borges. No voy a traicionar a Borges”.