Miguel Ángel Alario y Nazario Martín: La ciencia española ya no puede esperar más
20 sep 2021 00:00 CET
Es el momento. La ciencia española no puede esperar más. Los catedráticos complutenses Miguel Ángel Alario y Nazario Martín piden en un manifiesto, que conmemora el firmado hace 25 años en El Escorial, alcanzar con urgencia el 2% del PIB en inversión en ciencia para situarla en la media europea. Hace veinticinco años, en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de 1996, un grupo de prestigiosos científicos publicó el conocido como Manifiesto de El Escorial sobre la ciencia española. Era una llamada desesperada a la clase política de nuestro país para que se pusiera de acuerdo, al menos, en lo relativo a la ciencia. Hoy sigue siendo necesario ese pacto de Estado que posibilite inversiones mantenidas a medio y largo plazo y, en suma, que apueste por la ciencia como motor de desarrollo.
Veinticinco años después, uno de los promotores de aquel manifiesto, el catedrático de la Facultad de Ciencias Químicas y entonces director de los Cursos de Verano, Miguel Ángel Alario, y el también catedrático del mismo centro y Premio Nacional de Investigación 2020, Nazario Martín, han firmado un nuevo manifiesto -publicado recientemente en El País, en la sección Materia-, en el que no solo se recuerda aquel publicado hace un cuarto de siglo, sino que vuelve en términos generales a lanzar sus mismas reclamaciones. Creen que el momento actual es el idóneo para dar ese salto que en veinticinco años no se ha terminado de dar. La concienciación social sobre la importancia de la ciencia, acelerada por la pandemia, y el aumento de la inversión por la llegada de los fondos europeos de recuperación, provocan un ahora o nunca, que la ciencia española no se puede permitir demorar.
Nazario Martín y Miguel Ángel Alario desprenden amor a la ciencia por todos sus poros. No hace falta preguntarles. Ellos mismos se van cediendo el uso de la palabra para exponer mil y un argumentos sobre la importancia de la ciencia y la necesidad de apostar por ella. La conversación comienza con lo sucedido hace 25 años.
- Miguel Ángel Alario (MÁA): El manifiesto surgió gracias a que estaba de encargado de Ciencias en los Cursos el profesor Antonio Fernández Rañada, físico muy prestigioso y, además, hombre muy culto. Él siempre ha tenido una gran preocupación por la ciencia. Aquel verano organizamos tertulias científicas, aparte de los cursos de ciencias, ya que concebíamos la ciencia como parte de la cultura. En esas conversaciones en las que participaban científicos prestigiosos surgió la idea de hacer un documento. Hubo una periodista de El País, Malén Ruiz Elvira, que también nos animó. Reunimos gente muy prestigiosa, tuvimos unas reuniones y redactamos un documento. El redactor inicial fue Antonio Fernández Rañada y yo también añadí lo que pude, lo comentamos con todos y al final salió un documento. Su función principal era llamar la atención a la sociedad sobre la ciencia y en concreto, como en el que acabamos de rehacer el profesor Nazario Martín y yo, que la ciencia no puede ser una cosa cualquiera de un gobierno, sino que tiene que ser una cuestión de Estado. Gane quien gane, gobierne quien gobierne, todos tendrían que estar de acuerdo en que en el país, en España, hubiese una ciencia del nivel de la economía del país. Si somos la décima potencia económica, tendríamos que tener una inversión en ciencia correspondiente a ello.
- ¿Qué acogida tuvo el manifiesto?
- MÁA: Tuvimos mucha resonancia. El hecho de que fuera en agosto, el mes en el que se detiene la actualidad, nos ayudó. Nos recibió el rey Juan Carlos y nos dijo que él, por supuesto, asumía por completo el manifiesto, pero que él no tenía capacidad de decisión, pero que se lo diría a quienes había que decírselo. Después nos recibió el presidente del Gobierno, el Sr. Aznar, que nos recibió en La Moncloa y que llevó un grupo de científicos para que comentase cono nosotros el tema. Fue una reunión interesante. Él se tuvo que ausentar por “cuestiones de Estado”, pero dijo que sí, que efectivamente era un tema muy importante. El siguiente que nos recibió fue el Príncipe. Fue interesante. Él realmente se veía que entendía más del asunto que los dos anteriores y que estaba más motivado. Una vez que hicimos esto, los demás medios, no solo El País, recogieron el manifiesto, nos hicieron entrevistas, salimos en la radio, en la televisión y tuvo mucha resonancia mediática. Socialmente, pues sí, algo se habló. Si eso tuvo consecuencias reales para el desarrollo de la ciencia en España, pues, como decimos en este manifiesto, es difícil saber. Yo creo que sí. La gente en España tiene buena impresión de los científicos y aunque no saben muy bien qué hacemos, saben que eso es importante. A los 25 años, creemos que es un buen momento para recordarle a la sociedad que eso sigue siendo muy importante.
- En el nuevo manifiesto se destaca la oportunidad que ha dado la pandemia de la Covid-19, que ha situado la ciencia en el centro de las soluciones. ¿Estamos en un ahora o nunca?
- Nazario Martín (NM): Sin lugar a dudas. El año pasado, en el mes de abril, en plena pandemia, en plena muerte, en plena desesperación, por primera vez yo oí a los políticos utilizar una palabra que nunca habían utilizado, ni siquiera cuando hay elecciones, que es la palabra ciencia. Nunca he oído en un debate televisado que se dediquen unos minutos a la ciencia, a la tecnología del país, al progreso en ese sentido. Incluso los contertulios de todas las tertulias decían: los científicos dicen…, basado en la ciencia…. A mí me daba la sensación de que esta gente que nunca había utilizado esta palabra, no voy a decir que la estuvieran utilizando en vano, pero se me ocurrió escribir un artículo en El País, el 13 de abril, que titulé con cierta mala leche: Ciencia cuando truena. Era un momento para llamar la atención de, primero, la importancia, como ha dicho Miguel, de la ciencia. Tiene que llegar una pandemia para que nos demos cuentas de que si no hay inversión, luego no se puede pensar en vacunas. ¿Los países que nos han dado las vacunas cuáles son? Aquellos que invierten, aquellos que son los países de vanguardia, los países avanzados. ¿Por qué? Porque invierten en ciencia. Es un fenómeno que se retroalimenta. Algunos dicen que invierten en ciencia porque son avanzados, pero se puede dar la vuelta y decir: no, es que por invertir en ciencia son avanzados.
- La aplicación de los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, también se menciona en el Manifiesto como una gran oportunidad.
- NM. Ahora que ha venido este dinero de Europa es un buen momento para utilizarlo como punto de inflexión para que realmente, como se decía antes, España ocupe el lugar que le corresponde por su no solamente situación económica o tecnológica, sino por su situación geopolítica. Es que no podemos estar rodeados de países como Francia, como Reino Unido, como Italia, como Alemania, que tienen una inversión en ciencia que está muy por encima de la nuestra. Ahora mismo Portugal invierte más que España en ciencia. Estamos en el vagón de cola de inversión en ciencia. A ver si de una vez por todas nos damos cuenta de que la palabra ciencia no es una palabra vacía. Es una palabra que está vinculada a progreso, a bienestar social y necesita inversión. Esto se ha dicho tantas veces. Yo fui presidente de COSCE durante cuatro años, de 2015 a 2019, y el argumento era este. La pandemia ha demostrado que si los políticos gobiernan con el asesoramiento científico es muy probable que acierten en sus decisiones, en decisiones que se toman para la ciudadanía. Tanto la ciudadanía como nuestros representantes deben oir esta voz de la ciencia y darse cuenta de que hace 25 años se decían cosas parecidas y 25 años después seguimos sin ese deseado pacto de Estado. Esta es la situación. Pero no lo reclamamos solo para la ciencia. Los asuntos importantes sociales, como son, sanidad, justicia, educación y ciencia, porque la ciencia está vinculada al progreso, a la cura de enfermedades… son esenciales. Los países más avanzados ya tienen claro que esos temas no se tocan. En esos temas se hace un pacto de Estado para que gobierno y oposición durante un periodo de tiempo, cinco, diez años, solo sea progreso. Si está sujeto a los avatares de los cambios de gobiernos, a las guerras intestinas entre los distintos partidos políticos, en los que el cambio de gobierno significa muchas veces, lo primero, deshacer lo que ha hecho el anterior… Pues es como la yenca, un paso para adelante, y dos para atrás. Así nos vamos moviendo y el resultado es que estamos 25 años después en el mismo punto, en la casilla de salida. Esto empieza a ser agotar, hay que darle una solución, y quizá este dinero que ha venido puede ser ese punto de inflexión. La pandemia si se puede decir que algo positivo ha traído es que la gente ha tomado conciencia de la importancia que tiene ser un país científica y tecnológicamente avanzado. Hemos oído que el gobierno está buscando ese consenso para llegar a ese pacto de estado, pero también lo había oído en otras ocasiones.
- MÁA: Yo, la verdad, es que ahora no he oído nada.
- NM: Se ha creado la Agencia Estatal de Investigación, que es un paso importantísimo. Tiene que ser un órgano independiente y tener fondos, no anualmente, que es el gran problema que tenemos los que hacemos ciencia para hacer previsiones a futuro porque el presupuesto es anual y depende del Ministerio de Hacienda. Ni siquiera siempre se resuelve en la misma fecha ni salen las convocatorias en las mismas fechas. No se puede funcionar así. Es una cosa tan evidente… También es conocido que si se invierte un euro en ciencia, se recupera mucho más del euro. Hay que ser pacientes con esto. En todos los países en los que se ha hecho bien ha supuesto un progreso tremendo para el país, bienestar social, un avance claro. Eso es lo que venimos demandando desde hace tanto tiempo. ¡Ya está bien, nos tienen que escuchar!
- MÁA: Hay un factor que no está explícito en este manifiesto sobre el que algo sí se decía en el otro, y es que no es solo el Estado, no es solo el Gobierno, es que la sociedad, las empresas, no invierten en gran medida. La vacuna de Pfizer no es del Estado americano. Es una empresa privada. La sociedad también se tiene que concienciar de que las empresas también tienen que invertir. Realmente por mucho que hiciese el Estado, que no lo hace, sin las empresas no sería completo el avance. Es otra pata del problema que hay que tener en cuenta. En cuanto a la financiación, hay que aprovechar ahora que hay dinero, sí, pero si en cuanto no nos den dinero de Europa volvemos a la situación actual… Tiene que ser que a partir de ahora ni un paso atrás, ni un euro menos, que de ahí no se pueda bajar aunque haya que vender la catedral de Burgos.
- NM: En el artículo ponemos como contrapunto a Estados Unidos, que ya está a la vanguardia de la investigación, pero pese a ello, han aprobado en el Senado, y prácticamente de manera unánime, que se duplique la inversión en ciencia.
- MÁA: En los próximo cinco años el presupuesto de la National Science Foundation, que es más que el de toda Europa, se va a duplicar.
- NM: Eso ya da una idea de por dónde van las cosas. Si los demás van subidos en un cohete, nosotros no podemos ir caminando en alpargatas. No puede ser. Perdemos otra vez el tren, perdemos la oportunidad y se demuestra que España tiene cualidades y calidad como para poder tener una ciencia de otro nivel. El número de científicos por cada 10.000 habitantes en España es sensiblemente menor que en Francia y muchísimo menos que en Alemania. No es que aquí ya haya muchos, no. Y tenemos que impregnar a la política, y tenemos que impregnar, como decía Miguel, a las empresas para que se den cuenta de que si utilizan una ciencia y una tecnología de vanguardia, probablemente, van a tener más mercado más oportunidades.
- MÁA: Y las hay. Las hay que lo hacen, pero son pocas y no muy grandes.
- ¿En qué niveles de inversión debería situarse la ciencia española?
- NM: Estamos en el 1,24 % del PIB de inversión y la media de Europa es del 2,03. La media, eso significa que países como Alemania, como Finlandia, están el 3 y hasta en el 4. No podemos andar así.
- MÁA: Antes se decía: Te gastas menos que Portugal en espías. Ahora ya se dice: Te gastas menos que España en investigación.
- NM: Si ponemos en comparación qué países de Europa gastan un PIB similar al nuestro, no nos gustaría oírlo.
- Pero ahora los políticos saben que la ciencia cuenta con el favor de la grada, por decirlo en términos deportivos. Ese es un gran avance, ¿no?
- NM: La pandemia ha permitido saber que la ciencia nos puede salvar la vida.
- MÁA: No es solo que nos puede salvar la vida, el asunto es que es para todo. Es toda la parcela del conocimiento humano que hay que hacer progresar en sus diferentes aspectos. No es solo la medicina.
- NM: La resonancia la hacen ingenieros, físicos; el contraste lo hacen químicos, farmacéuticos… Cuando un médico salva una vida utiliza unas herramientas que están suministradas por toda una ciencia básica.
- MÁA: Todos los aparatos son desarrollo científico, tecnología. Desde el microondas, el GPS…
- NM: Hoy un país que científica y tecnológicamente no esté avanzado quedará supeditado a dar servicios, tener playas estupendas… Y dura lo que dura. Cuando esto se viene abajo como ahora por una pandemia, vienen los llantos y las dificultades.
- MÁA: Y luego está también el aspecto formativo. Yo siempre he dicho que hay que enseñar ciencia a los que no se van a dedicar a la ciencia. Los que se van a dedicar a la ciencia ya están convencidos. Hay que enseñar ciencia a la sociedad, a los que no van a dedicarse a ella. Sería bueno que estuviese coordinada la enseñanza, que eso de que haya dos ministerios…
- NM: Un aspecto que no me gustaría dejar pasar es que hemos hablado de la ciencia como una necesidad, como algo muy práctico, pero no hay que olvidar este matiz que a todos los científicos nos importa y casi lo ponemos en primera posición: la ciencia satisface la curiosidad natural del ser humano. La ciencia nos permite entender el mundo en que vivimos. ¿Cómo es el universo? Ahora lo vamos conociendo. La esencia de la ciencia es esa, el conocer el mundo que nos rodea. Cuando lo conoces es cuando puedes aplicarlo, cuando puedes hacer que se modifiquen las cosas para el beneficio social. Nosotros pensamos y eso nos hace distintos y por pensar necesitamos satisfacer esas curiosidades. Y por extensión todo lo demás que hemos dicho.
- ¿Sois optimistas? ¿Esta vez sí va a pasar? ¿La ciencia por fin va a tener el apoyo que necesita? ¿O dentro de 25 años habrá que publicar un nuevo manifiesto?
- MÁA: Dentro de veinticinco años no estaré aquí para escribir otro manifiesto, luego habrá que hacerlo dentro de diez [risas] Ojalá nadie tenga que hacerlo. Moderadamente optimista sí soy. La verdad es que yo lo que veo es que los políticos se dedican a unas cosas tan raras: nombramiento de jueces, relevos de ministros. Tenemos una clase política muy deficiente en el sentido general, no ya de la cultura científica, que también. Soy moderadamente optimista, no obstante, porque la sociedad va siendo cada vez más culta en este aspecto, los medios también se ocupan más de la ciencia; pero todo va muy despacito.
- NM: Yo creo que hay que ser optimista. Yo soy optimista. Cuando hay un solo camino es que no hay otra opción.No hay otra opción que ser optimistas porque el camino a seguir ya está marcado. Los gobiernos tardarán más o menos tiempo en darse cuenta, pero no hay marcha atrás. La sociedad española se va dando cuenta cada vez más de que hay que ir subidos a este tren y que esto requiere un esfuerzo económico. No hay marcha atrás. El camino nos va a llevar aunque no queramos.
- MÁA: Pero en los últimos 15 años hemos pasado del 1,5 al 1,2%. Por eso yo dejo mi grado de optimismo en moderado. Pero es verdad, no hay otra, la sociedad tiene que ir en esa dirección.
- NM: Esto es una carera por etapas. La primera es ganar la del 2%, es decir, la media europea. Es imprescindible y hay que hacerlo lo antes posible. Y la segunda etapa, y conjuntamente con la primera, es dotar a la Agencia Estatal de Investigación de los atributos que debe de tener. Con eso dos elementos empezaríamos ya a jugar en la división de honor, aunque sabiendo que no vamos a ganar nunca esa liga.
- MÁA: La idea central: es cuestión de Estado
- NM: Eso es. Hay que llegar a un acuerdo, un pacto de Estado, que permita llegar al 2 % ya, y que en los próximos años, con las subidas progresivas que corresponda, se mantenga. Que no hay marcha atrás, que cuando llegue una crisis no se recorte en la ciencia, sino al contrario.
- MÁA: Johnson ha subido al 6%, Merkel al 4%, Estados Unidos ha duplicado… Cuando aprietan las crisis es cuando más hay que invertir.
- NM: A la nueva ministra le pedimos que, al menos, se lea esto y busque soluciones, que las hay.
- MÁA: Sobre todo políticas
- NM: Es que son soluciones políticas. Los científicos ya lo hemos dicho. Ahora es tener voluntad política.
El Manifiesto de 2021
"El pasado 29 de julio se cerraba la 34 edición de los Cursos de Verano de El Escorial con la conferencia de clausura pronunciada por uno de los firmantes de este artículo. Esta edición, coordinada y dirigida por el Prof. Miguel Angel Casermeiro, ha sido un nuevo éxito tanto de estudiantes como de variedad de cursos y temáticas, con la presencia de personajes importantes por los conocimientos que aportan y, con frecuencia, por su popularidad en los medios. Tanto en su presentación como en su clausura, esta edición, como suele ser costumbre, ha contado con el máximo responsable de la Universidad Complutense (UCM), el rector Joaquín Goyache, así como con un número considerable de autoridades académicas y de representantes del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Comunidad de Madrid.
Los cursos de verano cuentan con una larga tradición y son un lugar de encuentro socio-cultural que suele tener un impacto muy positivo en los numerosos estudiantes que asisten y participan de manera activa. Sin duda, con un mayor protagonismo del que habitualmente tienen en clase durante el curso académico. Pero, además, estos cursos permiten medir el pulso cultural de nuestra sociedad y, en ocasiones, permiten también reivindicar aspectos importantes dada la resonancia que indudablemente tienen.
Pues bien, hace 25 años se cerraban los cursos de verano de la UCM en su 9 edición. En esa ocasión con el denominado “Manifiesto de El Escorial”, dirigido a Su Majestad el Rey, al presidente del Gobierno, a las autoridades científicas y académicas de la nación y a la opinión pública, que fue publicado el día 6 de agosto de 1996 por los más destacados diarios nacionales: El País, ABC, El Mundo, EFE... Los firmantes de dicho manifiesto eran un nutrido grupo de catedráticos muy destacados de nuestras universidades y otros organismos de investigación, como el CSIC (entre ellos, Antonio Fernández Rañada, Ángel Martín Municio, Carlos Belmonte, Miguel de Guzmán, José María Sanz Serna, Ernesto Carmona, Francisco Rubia...y al que se adhirieron muchos otros) quienes reivindicaban la necesidad de una mayor atención a la Ciencia en España.
Como en ocasiones anteriores se enfocaba como un grave problema cultural, endémico en nuestro país, del cual ni la clase política ni los dirigentes económicos eran suficientemente conscientes, a pesar de que esta falta de atención al desarrollo científico y tecnológico de España era la raíz de muchos de nuestros males. Esta reivindicación iba acompañada de diferentes acciones concretas en distintos niveles y ámbitos, así como de la necesidad de un debate nacional en el que los medios de comunicación debían jugar un papel esencial. Se traba, sobre todo, de “hacer de la ciencia una cuestión de Estado”, por encima de los avatares políticos y económicos de la nación.
Sin duda que, a estas alturas, a muchos de nuestros lectores les sonora el estribillo de esta canción. Pero vamos a la pregunta esencial: ¿Tienen nuestras clases política y económica una percepción diferente de la de hace 25 años? La respuesta no es obvia, ya que es el análisis de los hechos y actuaciones a lo largo de estos años los que deben dar una respuesta rigurosa y precisa. Pero sí se puede responder a la cuestión práctica: ¿cuál es la situación de la Ciencia en España hoy? Con la democracia, nuestro país se interesó por la Ciencia y pasamos de ser un país casi irrelevante científicamente (con algunas honrosas excepciones) durante la dictadura, a ser la décima potencia científica mundial en términos de producción científica, si bien nuestra posición baja notablemente, a un puesto sensiblemente inferior en términos de desarrollo tecnológico.
Actualmente, España invierte un 1,25% del PIB, frente al 2,0% de la media europea y muy por debajo del 3% que es la norma en países modelo como Finlandia, Suecia, Alemania o Austria. Estos datos nos sitúan como uno de los países que menos invierten en Ciencia de Europa. Pero aún más decepcionante son los continuos vaivenes en los presupuestos dedicados a ciencia y tecnología sufridos desde el año 2010, que fue nuestro techo histórico de inversión en ciencia (1,4% del PIB) y que, desde la crisis de 2011, nos ha llevado a sucesivos recortes. Estos datos hacen imposible una convergencia hacia la media europea, de la que nos alejamos progresiva y peligrosamente, estando en el grupo de los países europeos que menos invierten en ciencia. Como contraste, mencionaremos que recientemente el Senado norteamericano de los EEUU ha votado de modo contundente a favor de una ley que duplicará la inversión en ciencia de la NSF (National Science Foundation) en los próximos cinco años.
Resulta interesante observar que una crisis sanitaria mundial, provocada por la llegada del virus SARS-2 CoV-19 y la consiguiente pandemia que tantos estragos, especialmente en términos humanos, ha provocado y sigue provocando, ha generado un importante cambio en la percepción de la ciencia por los dirigentes políticos y económicos. Los científicos españoles llevamos muchos años demandando la necesidad de que la ciencia impregne la política. Es decir, que los científicos asesoren a las instituciones políticas de nuestro país para que estas tomen mejores decisiones para la ciudadanía (véase, por ejemplo, los informes de COSCE). Esto es algo que muchos países avanzados vienen haciendo desde hace ya mucho tiempo. Ha sido con la pandemia cuando políticos e incluso contertulios han apoyado, en medios y tertulias, sus razonamientos sobre bases científicas. Sin embargo, un sistema de asesoría científico-técnica organizado y bien establecido hubiese sido, seguramente, más eficaz.
Sin embargo, es importante señalar que, con motivo de la pandemia, la UE ha creado unos fondos en una cuantía sin precedentes como ayuda para paliar el efecto del virus. En este sentido, la ayuda, que se adscribe a los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la UE para España, ha permitido que el gobierno aumente de modo sustancial su inversión en ciencia ya para este año 2021 como no lo había hecho nunca (un incremento del 60% sobre el presupuesto de 2020). Es evidente que el efecto de estos fondos “inesperados” de la UE pueden ser un punto de inflexión en nuestro sistema de ciencia si Ministerio y CCAA son capaces de consolidar y mantener la tendencia en sucesivos presupuestos anuales.
En ciencia no existen los atajos, no valen las inversiones improvisadas. En España necesitamos un Sistema de Ciencia y Tecnología planificado económicamente y no sujeto a los vaivenes políticos o de crisis del tipo que sean. La recientemente creada Agencia Estatal de Investigación (AEI) es un primer paso positivo, pero no suficiente. Quizás los fondos europeos deberían permitir el desarrollo de la gestión plurianual de los fondos de la AEI. Abandonemos la idea errónea de que en tiempos de crisis los países invierten menos en ciencia. Por el contrario, son los países avanzados que tienen la ciencia como motor económico y de progreso social, como Alemania, Gran Bretaña, Corea del Sur y tantos otros, los que saben que son las nuevas ideas y tecnologías junto con empresas innovadoras las que resuelven las crisis.
El “Manifiesto de El Escorial” sigue de total actualidad en cuanto a sus demandas. Se proponía la necesidad de un pacto de estado. Se sigue necesitando, urgentemente, dicho pacto. Es momento de ser valientes y de hacer política en positivo. Aparentemente, existen movimientos desde el gobierno para promover este deseado pacto por la ciencia que, sin duda, sacaría a nuestro país del vagón de cola de la UE y nos llevaría a la posición que nos corresponde por razones geopolíticas y económicas.
Desde esta tribuna apoyamos sin fisuras este deseado y necesario pacto por la Ciencia. La ciudadanía española, que ciertamente tiene una muy buena opinión de sus científicos, demanda que se les gobierne mirando a todos los aspectos de la sociedad para facilitar y mejorar su vida mediante el progreso económico y social. El apoyo sostenido al desarrollo científico y tecnológico es, y la experiencia demuestra que lo será siempre, el camino a seguir".
Madrid, 30 de agosto de 2021
Miguel Ángel Alario y Franco y Nazario Martín León
Ex-presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España. Ex-presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España.
Firmantes del Manifiesto de 1996:
Miguel Ángel Alario y Franco, Emiliano Aguirre Enríquez, Carlos Belmonte Martínez, Ernesto Carmona Guzmán, José Elguero Bertolini, Antonio Fernández-Rañada Menéndez De Luarca, Antonio Garcia-Bellido Garcia De Diego, Federico García Moliner, Miguel De Guzmán Ozámiz, Antonio Hernando Grande, Ángel Martín-Municio, Carlos Pajares Vales, Francisco Rubia Vila, José Manuel Sánchez Ron, Jesús Sanz- Serna y José María Segovia De Arana.