ÁGORA
Abanredes, el proyecto que aspira a reducir el abandono universitario y el bajo rendimiento
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 13 jun 2024 16:41 CET
La Facultad de Comercio y Turismo ha sido la sede de la jornada divulgativa “Prediciendo el rendimiento y el abandono de los estudiantes universitarios a través de herramientas tecnológicas: Resultados finales del Proyecto Abanredes”. En ella han participado expertas en la materia, ajenas al proyecto complutense, así como los dos investigadores principales del mismo, María Fernández Mellizo-Soto, del Departamento de Sociología Aplicada de la Facultad de Educación Centro de Formación del Profesorado, y Adolfo Hernández Estrada, director del Departamento de Economía Financiera y Actuarial y Estadística de la Facultad de Comercio y Turismo.
Abanredes es un proyecto que ahora culmina, tras tres años de desarrollo, y que ha indagado en los determinantes del rendimiento académico y abandono de la educación superior, analizando el impacto del uso de plataformas educativas y redes sociales. Para ello han contado con la colaboración de otros siete investigadores de la UCM, dos de la Universidad de Comillas, uno de la Universidad de Valladolid y otro más de la Universidad Nacional de Concepción, en Paraguay.
En la presentación de resultados han explicado los dos investigadores principales que la meta es “reducir el abandono universitario y el bajo rendimiento académico, así como mejorar la calidad y la equidad en la educación superior”. Para desarrollar su investigación, han utilizado datos, sobre todo, del Centro de Inteligencia Institucional de la Complutense, y han incluido variables personales, sociales, académicas y tecnológicas.
María Fernández Mellizo-Soto ha señalado que la idea del proyecto, a partir de modelos predictivos, ha sido “establecer un ecosistema de alertas tempranas que realmente tenga uso en la universidad para detectar estudiantes de bajo rendimiento o alta probabilidad de abandono, para poder tener los medios necesarios que permitan corregirlo”. Consideran los investigadores que “atajar estos problemas no solamente es una cuestión de calidad o de eficiencia del sistema universitario, sino también una cuestión de igualdad de oportunidades educativas, dado que hay algunos componentes sociales en el abandono y en el bajo rendimiento”.
En relación con el abandono, se ha visto que la principal variable es “el bajo rendimiento académico, que se presenta como el mejor predictor adelantado de dicho abandono”. Le siguen otras variables como la edad, “cuanto mayor, más abandono”, y el precio de la matrícula de la titulación, “ya que, a mayor precio, más abandono”.
En cuanto al nivel socioeconómico han visto que “los estudiantes que tienen un buen rendimiento tienen baja probabilidad de abandono, independientemente de su nivel socioeconómico o de su familia. En cambio, según empieza a disminuir el rendimiento, sí que empiezan a aflorar las diferencias entre los contextos de familias de los estudiantes, de tal manera que entre los estudiantes de rendimiento bajo sí que se ve que los que tienen una familia de nivel socioeconómico más alto abandonan en mucha menos proporción que los que tienen una familia de nivel socioeconómico más bajo”.
En cuanto al uso de las redes desde un punto de vista académico, señala Adolfo Hernández Estrada que “hay una amplia mayoría del estudiantado que presenta limitaciones en el uso académico de las redes sociales”. Han desarrollado experiencias piloto, en el aula, en diferentes asignaturas para intentar que trabajos de índole académica pudieran tener su divulgación, pudieran tener sus interacciones fuera del espacio académico de las redes sociales, pero no ha sido un trabajo fácil de desarrollar.
Asegura el investigador que los grandes objetivos del proyecto eran “detectar, para luego actuar y prevenir el abandono y, por supuesto, mejorar el rendimiento académico”. Opina que han hecho avances significativos en la primera parte de detección, de identificar los factores de riesgo y ahora lo que les queda es “actuar, estar en contacto con las diferentes facultades, con las diferentes universidades, hacer el documento que ya se está preparando de recomendaciones de actuación, para mejorar, en general, el funcionamiento del sistema universitario”.