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Antonio López, en los Cursos de Verano de la UCM 2025

El pintor Antonio López alaba el arte como el gran logro de la humanidad

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 30 jun 2025 21:10 CET

En el curso de verano de la UCM “Tendencias geopolíticas (VI). Geopolítica del español. Repensando la Hispanidad”, el periodista Juan Luis Cebrián ha improvisado una charla con el pintor y escultor Antonio López. Celebrada en el Real Colegio Alfonso XII del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en un salón de actos que en su día fue paseadero, el conferenciante ha recordado cuando España era una nación poderosa en la que se creó un arte propio, “con una religión que surgía del pueblo y no de la estética”, y que dio lugar a las figuras de vestir de las procesiones o al propio monasterio escurialense.

 

Antonio López es consciente de que el arte ha cambiado mucho, especialmente desde las vanguardias del siglo XX, cuando se vuelve a mirar al interior y los artistas ya no copian del natural. Reconoce, por tanto, que el arte figurativo, como el que él mismo cultiva, no está de moda, pero considera que “en una pintura realista está todo, incluyendo todas las partes conceptuales que luego se han ido descubriendo, como el surrealismo o la metafísica”.

 

Para Antonio López, el arte evoluciona al mismo tiempo que los seres humanos, “con la excepción del cine, que necesita un apoyo técnico que no existía en nuestros orígenes”. Explica que los pintores de Altamira tenían “muy pocos medios a su alcance, pero manejaban ese poco que tenían, de tal manera que es inigualable”. Añade que el “arte es lo único que queda noble, interesante y atractivo, y además lo puede hacer cualquier persona, porque no importa la técnica, sino la capacidad de expresar algo. El arte es una forma de comunicación fantástica”.

 

A diferencia de los logros deportivos o de la ciencia, que son objetivos, Antonio López considera que el arte, “no se puede demostrar, nadie puede demostrar que el retrete de Duchamp es arte o no lo es”, por mucho que se hable de ello. Aclara que los engaños del arte los genera el espectador, especialmente aquel que es “tonto y pretencioso”.

 

Conociendo que para el conferenciante, Velázquez es el principal representante del arte español, él mismo define al autor de Las Meninas como “la certidumbre, la mirada inteligente, el respeto por las cosas”. Frente a él, Goya ya no refleja la España grandiosa y con poder, sino que es la España de ahora, y Picasso es el mundo que conocemos, “el caos”.

 

Cuestionado sobre si el odio y las guerras pueden ser fuente de inspiración, Antonio López responde con un rotundo no, porque “la guerra nace del conflicto y el arte del amor y la emoción. Lo artístico nace de la vida y no de la muerte”.

 

En cuanto a su estilo de pintura, donde pocas veces es capaz de ver cuál será la última pincelada, confiesa que alguna vez, sobre todo si ha sido por encargo como en el caso del cuadro de la familia real, ha tenido que trabajar a partir de una sesión fotográfica, pero él prefiere siempre trabajar frente al original. Y hacerlo el tiempo que haga falta, como cuando pintó la Gran Vía madrileña y tardó varios veranos en terminarlo. Concluye que pintó ese cuadro tan emblemático, en parte, porque un amigo le dijo que un amanecer ahí era “real como una enfermedad”, pero de todos modos, y aunque a él le fascina ese lugar de la capital, “cualquier rincón que se elija es un milagro”.