DEPORTE

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Beatriz Lérida, diploma en los Juegos Paralímpicos: “El esfuerzo ha merecido la pena y quiero seguir luchando”

Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel - 16 sep 2024 11:34 CET

Beatriz Lérida Maldonado (Valdepeñas, Ciudad Real, 2005) acaba de volver de París, de hacer realidad el sueño de competir en sus primeros Juegos Paralímpicos. Lo hace con dos diplomas bajo el brazo y “la sensación de haber exprimido esta experiencia al máximo”. También con la satisfacción de saber que las interminables horas que pasa viendo la línea negra de la calle de la piscina, pendiente siempre del cronómetro, tienen recompensa. Y ya piensa en más; en el Mundial de Singapur del próximo año y, sobre todo, en Los Ángeles, donde en 2028 se celebrarán los próximos Juegos. También piensa en sus estudios de Fisioterapia que el pasado año comenzó en la Complutense, en dedicarles el tiempo que merecen, muy reducido este año por su sueño olímpico. “Este año ya toca adaptar los entrenos a la universidad”, promete.

 

- ¿Qué tal, cómo estás?

- De vacaciones. Ya tocaba. Llevaba desde septiembre del año pasado, que empezó la temporada 2023-24, sin dejar de nadar. Es decir, llevo un año completo nadando.

 

- ¿Cuánto entrena una nadadora que quiere ir a unos Juegos?

Yo he estado entrenando entre 3 y 5 horas al día. Los martes y los jueves hacía dobles sesiones, de mañana y tarde. Me levantaba normalmente a las 8, a no ser que tuviera que venir a la Facultad a alguna práctica. El año pasado la verdad es que me quise dedicar más al deporte, porque al final era un año que no sabes cuando lo vas a volver a poder vivir. Era mi año. Entonces dejé un poco más de lado los estudios, aunque algo saqué, y ya este año me quiero ya centrar un poco más y toca adaptar los entrenos a la universidad. Compito en natación convencional y en adaptada. En convencional, con el Club Natación Pozuelo en las ligas madrileñas, y en adaptada, con el Club Natación Valdepeñas, porque yo soy de allí, de Valdepeñas, Ciudad Real.

 

- ¿Desde cuándo sabías que tenías plaza en los Juegos?

- Hubo pruebas de clasificación para los Juegos desde noviembre, y aunque las mínimas no las dijeron hasta enero, aunque más o menos todos las sabíamos. Yo tuve suerte y mi mínima era bastante asequible para mí, y la hice ya en noviembre, por lo que pude planificar la temporada tranquila.

 

- Hablamos de la experiencia. ¿Cómo es eso de participar en unos Juegos Paralímpicos?

- Nos fuimos para allá el 24 de agosto, aunque la inauguración no era hasta el 28, para aclimatarnos. Aunque competía el primer día, el 29, hablé con mis entrenadores y como eran mis primeros Juegos, me dejaron ir a la ceremonia de inauguración. Nos alojamos en la Villa. Son pisos en los que tienes tu habitación con un compañero. Yo tuve suerte y lo compartí con mi mejor amiga. ¡Qué mejor que compartir los Juegos con tu mejor amiga! Además, justo en el piso en el que estábamos cayeron bastantes medallas: una de Oro de Anastasiya Dmytriv, que es una niña de 16 años; tres de Marta Fernández… y Teresa Perales, que consiguió su 28 medalla paralímpica.

 

- ¿La conoces?

Sí, mucho. Con ella he compartido bastantes concentraciones. He estado todo el verano con ella en Fuerteventura, en Sierra Nevada, donde estuvimos tres semanas y, además, esta temporada pude ir a competir a Singapur y tuve el honor de compartir habitación con  ella. Aprendí un montón de cosas. Por ejemplo, he aprendido que lo que menos te espere es lo que más falta te va a hacer. ¡Lleva de todo en la maleta! Fuera de bromas, es una gran persona. Soy muy privilegiada de poder estar con ella.

 

- ¿Y la competición también bien, no?

- Competía en el 400 libres [logró el puesto 11] y en el 100 espalda. La que más había preparado, como se pudo ver, es el 100 espalda, en el que entré en la final y pude hacer ese 4º puesto. Luego, a última hora, decidieron que formara parte también del equipo de relevos, en el 4x50 combinado mixto, que es algo que apenas hago, ya que en mi club estoy sola. Me hizo mucha ilusión nadarlo por la mañana, aunque ya luego en la final lo hiciera otra compañera, pero el diploma del 5º lugar lo tengo igualmente. Al final han sido dos diplomas y sobre todo una gran experiencia y la sensación de haber disfrutado mucho y haber exprimido esta experiencia al máximo. Que el esfuerzo ha merecido la pena y que quiero seguir luchando. El año que viene tenemos el Mundial en Singapur y trataré de llegar al podio. Y si se puede en un futuro, en Los Ángeles, subir al podio olímpico.

 

- El camino hasta los diplomas y los podios es duro…

- Tienes que sacrificar muchas cosas. Este va a ser mi cuarto año fuera de casa. Me vine a entrenar aquí, a Madrid, y a hacer el bachillerato. Vivo en una residencia, la Blume. Me vine sola, tuve que dejar atrás a mi familia y a mis amigos, y aunque tengo la suerte de que estoy a dos horas de casa, se hace duro. Sacrificas un montón de cosas, tu vida entera dedicada al deporte. Entreno hasta los sábados, como cualquier deportista. Y la verdad es que no poder volver a tu casa ni el fin de semana es duro. Y, además, hay que compaginarlo con los estudios. Llegas cansado del entreno y te tienes que poner a estudiar y es lo que menos te apetece…

 

- Y encima, natación, que es pico y pala, como se suele decir…

Es un deporte muy sacrificado. No puedes hablar con nadie porque estás debajo del agua… Estás ahí sola, viendo todo el rato la línea negra y pendiente del crono. Dicen que los nadadores siempre estamos pensando en el tiempo y es verdad. Una décima para nosotros es un mundo.

 

- Bueno, háblanos de Fisioterapia. ¿Por qué la elegiste?

- Llevaba mucho tiempo teniendo claro que quería estudiar Fisioterapia. Me gusta el mundo de tratar a la gente, de poder ayudarla. Además, con todo lo que me han ayudado a mí, siento como la necesidad de poder devolverlo. Me interesa bastante la fisioterapia deportiva y me permitiría cuando me retire seguir en el mundillo del deporte de alguna forma.

 

- ¿Y qué tal este primer año en la Complutense?

- Este primer año he estado un poco agobiada por no poder venir a clase, por ver cómo podía hacer las prácticas… Han sido muy comprensivos conmigo, me han cambiado fechas de exámenes, los compañeros me han pasado apuntes. Con el programa de mentorías, cualquier duda podía preguntarla… En ese sentido he tenido muchas facilidades.

 

- Había olvidado preguntarte por tu lesión…

- Nací sin tibia. Me tuvieron que amputar la pierna. Y en el otro pie tengo una malformación, que me hace tener el pie más pequeño, con pinza de cangrejo y me faltan tres dedos del pie, justo los del medio. Pero, bueno, esto también me ha permitido conseguir todo lo que tengo y, sobre todo, me ha dado una capacidad de adaptación que a lo mejor no tendría si no me hiera pasado.

 

- ¿Por qué empezaste a nadar?

- Empecé a nadar a los 4 años por tema de escoliosis y porque mis padres querían que supiese nadar por si íbamos a la playa y poder estar más tranquilos. Luego, a los 7 años me apuntaron al Club Natación Valdepeñas. Con 10 o 11 años empecé a competir en natación adaptada. Al principio no me gustaba competir. Me impresionaba ir a las competiciones y ver tantas discapacidades distintas… No quería, me sentía rara y distinta. Pero al final me terminó gustando y me acabé enganchando, gracias seguramente a la primera persona que se acercó a hablar conmigo en mi primera competición, que desde entonces siempre ha sido mi entrenador.