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Alejandro Olvera, de Newtral, con Carles Porta

Carles Porta da las claves para realizar un ‘true crime’ de éxito

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 7 jul 2025 17:43 CET

Abogadas, periodistas, profesores de secundaria, guionistas, estudiantes de audiovisual, jubiladas, escultoras, realizadores… Esta heterogeneidad demuestra el interés creciente por el tema que se aborda en el curso de verano de la UCM “El éxito del True Crime y otros géneros entre la ficción y la realidad”. Dirigido por Ana Pastor, fundadora de Newtral, plantea si el periodismo debe entrar en la ficción que implica este género y en caso afirmativo cómo hacerlo. La periodista que organiza el curso ha dado su opinión en la jornada inaugural, afirmando que lo fundamental, para hacer un buen true crime es “la ética”.

 

Carles Porta, creador de Crims, quizás el programa radiofónico y la serie de televisión más descargada de toda España, en lo que se refiere a true crimes, ha explicado a la entregada audiencia su proceso de creación. Antes que nada, ha reconocido que sus referentes le vienen de lecturas de juventud como A sangre fría, de Truman Capote, o La canción del verdugo, de Norman Mailer.

 

De hecho, la concepción de Porta de lo que es un true crime se alinea con esas dos novelas, y considera que “es un género narrativo en sí mismo. Es un relato y además debe tener una vocación clarísima de relato, con el mismo concepto de ‘no ficción’ que utilizaba Capote”.

 

Lo primero que le interesa a Porta, para sacar adelante un episodio de una hora de duración, no es que la historia cuente con muchos asesinatos, sino con que tenga muchos giros de guion. Reconoce sin problemas que su episodio con más crímenes, el del celador de Olot. tenía una historia que se acababa en el minuto dieciocho, y que, si tuviera que contarla ahora, lo haría de otra manera, porque hay que entender bien cómo se distribuye la información para que el público la disfrute.

 

Tras conocer si la historia tiene esos giros, es fundamental ver si la familia de la víctima da el visto bueno a la realización de la historia, lo que suele ocurrir en el mayor número de los casos, y sólo un pequeño porcentaje pide que no se haga, como en el caso Bretón o el del niño Gabriel, que se analizaron, pero no se llevaron a cabo por el sufrimiento de los familiares. Explica Porta que “no hay ninguna ley que obligue a pedir permiso para contar una historia que es pública”, pero que ellos deciden no contar algunas por moral y ética.

 

Después llega el momento de recabar toda la información posible. Porta recomienda comenzar buscando el sumario del caso, lo que a veces no se quiere facilitar, pero que en los últimos tiempos se ha ido haciendo cada vez más fácil gracias a la colaboración de jueces y fiscales que quieren compartir su trabajo. Eso sí, en los sumarios no aparecen los nombres de los policías, sino que se les cita con un número de identificación, que a veces resuelven los gabinetes de comunicación, pero en otros casos hay que hacer una labor detectivesca para encontrar a los protagonistas.

 

Protagonistas que, de acuerdo con el conferenciante, deben ser reales, a pesar de que muchas veces a algunos, como a los policías, se les coloca muy fuera de su zona de confort y es necesario hacerles largas entrevistas para que dejen su tono de informe policial y aporten algo que sea emocionante. En los true crime de Porta se incluye también una voz en off que debe tener un protagonismo casi invisible, pero esencial para guiar al espectador.

 

Con todo lo anterior se pone el material en manos del equipo de realización, que decide qué imágenes se grabarán para acompañar a las declaraciones de los protagonistas en primera persona de cada caso. Imágenes que “no deben tapar, sino que deben servir para sugerir”. Cree Porta que es fundamental fijarse en los detalles y encontrar las secuencias adecuadas para que dichos detalles se multipliquen en importancia dentro del relato.

 

El montaje de todo lo rodado es la parte donde se construyen las emociones y ahí la música tiene un papel relevante, aunque “no tiene que notarse de manera evidente. Cuando la música te entra en la piel es maravilloso, de hecho, el alma de un buen episodio es la música”.

 

A modo de resumen, y entre bromas, Porta asegura que cuando le dieron un Premio Ondas improvisó un discurso en el que aseguró que para realizar un true crime hacen falta tres R: “rigor, respeto (tanto al espectador como a las víctimas) y ritmo narrativo”.