ESTUDIANTES

Andrés Cortés Arranz y Álvaro Cuartero del Pozo, ganadores del primer premio al mejor TFM, junto a María del Carmen Millán y Luis Hernández Yáñez

La cátedra UCM-ONCE en Tiflotecnología entrega los premios a los TFG y TFM más inclusivos

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 23 nov 2023 13:04 CET

El hub Por Talento Digital de la ONCE (Fray Luis de León, 11) ha acogido la entrega de premios de la segunda edición del concurso de Trabajos Fin de Grado (TFG) y Trabajos Fin de Máster (TFM) de la cátedra extraordinaria UCM-ONCE en Tiflotecnología. En la entrega de galardones, la directora de la cátedra, la profesora María Guijarro, y la directora del Centro de Tiflotecnología e Innovación (CTI) de la ONCE, María del Carmen Millán, han informado de que se han presentado sesenta trabajos en las dos categorías, de los que se han premiado a un total de seis. El decano de la Facultad de Informática de la UCM, Luis Hernández Yáñez, ha destacado la calidad de los trabajos presentados y ha considerado que “todos son ganadores por el mero hecho de dedicar su investigación a hacer una sociedad más inclusiva”.

 

El decano de Informática ha resaltado junto a Virginia Carcedo, secretaria general de la Fundación ONCE, la importancia de una cátedra extraordinaria que centra la formación, la sensibilización y la investigación en los problemas que afectan realmente a la sociedad. Y es que, de acuerdo con María del Carmen Millán, en España hay más de 70.000 personas con discapacidad visual, pero más de cuatro millones con algún tipo de discapacidad, por lo que es fundamental que los estudiantes universitarios “lleven el ADN de la accesibilidad en su mochila”.

 

TFM

Andrés Cortés Arranz y Álvaro Cuartero del Pozo, de la Facultad de Óptica y Optometría, se han llevado el primer premio al Trabajo Fin de Máster, con su “Estudio de la precisión de un nuevo sistema de medida de la agudeza visual para personas con discapacidad intelectual”.

 

Ellos mismos han reconocido que el suyo es una continuación del proyecto que ganó el primer premio en esta misma categoría en la edición anterior del concurso. El trabajo ha consistido en valorar un nuevo sistema, basado en el reconocimiento de rostros de conocidos de personas con discapacidad intelectual. El estudio se ha realizado con 53 voluntarios, a los que se les han hecho 606 medidas que han validado el sistema. El futuro pasa por desarrollar un software que permita personalizar, de manera automática y con las fotos facilitadas por las diferentes personas, el sistema de medida de la agudeza visual.

 

El segundo premio en la categoría de TFM ha sido para Marina González, de la Facultad de Bellas Artes, por su trabajo “Diseño a partir de la tecnología para la mejora de la calidad de vida. Diseño paramétrico de un producto de apoyo para niños con movilidad reducida”.

 

La ganadora ha explicado que el estudio surgió de un proyecto de aprendizaje-servicio en el Colegio de Educación Especial Guadarrama. Allí vio que cada niño tenía una necesidad diferente a la hora de utilizar las tablets y se le ocurrió crear una especie de rejilla, diseñada con impresoras 3D, que se ajusta a los dispositivos electrónicos para facilitar su uso. El diseño de la rejilla está creado en código abierto a disposición de cualquiera que lo necesite, y su diseño se realiza en segundos, a los que hay que sumar el tiempo que tarde la impresora en hacerlo, pero de acuerdo con Marina González en un par de días se pueden crear rejillas personalizadas para una clase entera.

 

El tercer galardón al mejor TFM ha sido para Maialen Olea, de la Facultad de Psicología, por el trabajo “Impacto psicológico de las medidas de restricción derivadas de la pandemia por COVID-19 en personas sordas o con pérdida de audición: Revisión sistémica”.

 

Su estudio ha detectado que la sordera no es un factor de riesgo para la salud mental, pero sí lo son las barreras sociales que se les ponen en muchas ocasiones a las personas con esta discapacidad, especialmente en casos de restricción de movimientos como la creada por la COVID-19.

 

TFG

Enrique Sánchez García y María del Pilar Riera Astarloa, de la Facultad de Óptica y Optometría, se han hecho con el primer premio en la categoría de Trabajo Fin de Grado por la “Utilización de un sistema de inteligencia artificial en personas con daño cerebral adquirido”.

 

Sánchez García ha explicado que el 80% de los casos de ese tipo de daño cerebral se deben a un ictus, mientras que el otro 20% son provocados por un traumatismo craneoencefálico y, en pocas ocasiones, por un tumor. Sea cual sea la causa, en todos los casos hay consecuencias psicológicas, sociales y físicas. Entre estas últimas están la reducción del campo visual, lo que provoca limitaciones en aspectos como la correcta movilidad o la lectura. Mediante un sistema de realidad aumentada, en cinco sesiones, se ha visto que las personas mejoran, ya desde la segunda sesión, en su percepción lateral y en la estabilidad de fijación de la mirada.

 

Raquel García Conesa, de la Facultad de Psicología, ha conseguido el segundo premio al mejor TFM por el estudio “Aplicaciones de telemedicina para la evaluación y el entrenamiento auditivo en pacientes adultos con implante coclear”.

 

Ha informado la ganadora de que, en todo el mundo, según la OMS, hay 432 millones de personas con problemas auditivos y que sólo en España son 1,2 millones. Aunque no todos tienen un implante coclear, gran parte de ellos sufren un estigma tanto por los implantes como por los audífonos. Ese problema exige sensibilización, mientras que la rehabilitación se puede hacer a través de la telemedicina. Eso sí, lo ideal sería, de acuerdo con García Conesa, que las intervenciones, tanto para ese tratamiento como para la evaluación, fuesen individualizadas, porque no hay dos personas iguales.

 

El tercer premio en la categoría de TFM ha sido para Natalia Fernández Pecino, de la Facultad de Bellas Artes, por sus “Propuestas adaptativas para la integración de personas con discapacidad intelectual en Bellas Artes”, trabajo que surgió de su experiencia personal en la Facultad con artistas con discapacidad intelectual del proyecto Miradas Insólitas.

 

Ha destacado la autora que los estudios de Arte y Humanidades son los segundos más demandados por personas con esta discapacidad, así que habría que facilitarles su integración con iniciativas como una semana de la discapacidad, nuevos programas, promoción del grado adaptado, guías con protocolos, lecturas fáciles implementadas quizás con IA, coordinadores de integración…