ÁGORA
La Complutense presenta el Sistema de Garantía de la Convivencia, a la espera de las alegaciones de la comunidad universitaria
Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 26 jun 2023 11:19 CET
En febrero de 2022 se aprobó la Ley de Convivencia Universitaria, que venía a sustituir a una totalmente obsoleta del año 1954, tras las continuas reivindicaciones de modificación, especialmente por parte de los estudiantes. Al mes siguiente de aprobarse la ley, en marzo de 2022, la Universidad Complutense se puso en marcha para implementar esa ley en la UCM, primero con reuniones al nivel del equipo de gobierno y enseguida ampliando la participación a miembros del PDI, los estudiantes y el PTGAS (Personal técnico, de gestión y de administración y servicios), sin olvidar a las delegaciones de Diversidad y de Igualdad. Antes de su aprobación en el Consejo de Gobierno, hay abierto un plazo para que toda la comunidad complutense pueda presentar alegaciones al texto.
El espíritu de la nueva ley, de acuerdo con Rosa María de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes, es “cómo fomentar la convivencia y, sobre todo, introducir mecanismos alternativos para la resolución de los conflictos en la vida cotidiana”. De ahí que el primer paso para la implementación en la UCM fuera hacer un diagnóstico de los problemas de convivencia universitaria que tenemos, así como conocer los comportamientos que no son adecuados y que hay que sancionar, lo que se ha plasmado en el Sistema de Garantía de la Convivencia de la UCM.
César González, consejero de gobierno de la Delegación de Estudiantes, recuerda que el texto que se aprobó en 2022 dejó fuera una parte relevante de los acuerdos a los que habían llegado los estudiantes con la CRUE, y que en el texto que se ha consensuado para presentar en la UCM se han intentado, “en la medida de lo posible, remitir al documento anterior a la aprobación de la ley, añadiendo por supuesto la idiosincrasia de la Complutense”.
Aclara Rafael Orden, Defensor Universitario, que la parte disciplinaria de este Sistema de la UCM atiende a la estructura de la propia ley y se apoya sobre las normas de convivencia que tenemos ya en la Universidad. Añade que la principal novedad es “la creación de una Comisión de Convivencia en la universidad que tiene que ser paritaria por todos los sectores, con tres miembros del PDI, tres del PTGAS y tres de los estudiantes, más la inclusión de representantes, con voz pero sin voto, de la defensoría del universitario y de las delegaciones de Igualdad y Diversidad”.
Esa Comisión, que contará con miembros electos, pero no con cargos, será la responsable de velar por la convivencia universitaria, y de acuerdo con la vicerrectora de Estudiantes, se quiere que en ella pueda participar todo aquel que lo considere oportuno, “haciendo, eso sí, mucho hincapié en la confidencialidad de los temas que se traten”.
Explica Elena Conde, inspectora jefe de la Inspección de Servicios, que la Ley de Convivencia se puso en funcionamiento desde que se aprobó por el Gobierno, pero, sobre todo en lo que se refiere a esa parte disciplinaria aplicable a los estudiantes, es necesario que esté plasmada en un texto reglamentario jurídico propio de la Universidad Complutense. De acuerdo con ella, ha sido un trabajo muy interesante ver las distintas faltas disciplinarias que existen, “abogando en todo caso a medios alternativos de resolución de conflictos, cuando hay conflictos interpersonales, y también con la posibilidad de aplicar medidas sustitutorias que tiene un carácter educativo, ya que al final la sanción realmente no enseña tanto, y sin embargo las medidas sustitutivas de la sanción tienen la posibilidad de educar en la convivencia”.
Mediación
La mediación, como recuerda Elena Conde, es algo que ya se está aplicando desde hace mucho tiempo en la UCM, y de hecho la nuestra es la única universidad de España que tiene un adjunto para mediación en la defensoría universitaria. El Defensor Universitario reconoce que la mediación se hace en la Complutense a muchos niveles, hay muchas informales que hacen desde el vicerrectorado de Estudiantes, desde la Delegación de Estudiantes o desde la Inspección de Servicios. Y es así, porque “lo que se busca en la universidad es resolver el problema, pero a la vez educar la persona en convivencia, de tal manera que lo importante no es tanto la sanción como que uno sea consciente de que ha hecho algo mal, y a veces con el hecho de pedir disculpas o de reconocer el acto, das una satisfacción al otro y no hay que ir a mayores”. Considera Orden que “eso no sirve solamente para resolver conflictos en la universidad, sino que es válido para que cuando nuestros estudiantes egresados salgan a la vida social, al haber adquirido un trato con sus compañeros y con otras personas, tengan una mejor convivencia en la sociedad”.
Rosa María de la Fuente reconoce que todos ellos tienen mucha experiencia en mediación informal y que seguirán haciéndola, acompañados ahora por la Comisión de Convivencia, y quizás por una Unidad de Mediación en la que haya mediadores expertos para los casos en los que se necesite “una mediación más formada, más especializada”. La propia Comisión, de acuerdo con la vicerrectora, podrá “proponer también a personas que considere que puedan mediar, dependiendo de los temas, porque en la comunidad universitaria tenemos ya mucha sensibilidad para saber quién puede hacer estas funciones”. La idea subyacente es que “la convivencia la podemos promover y la podemos generar muchos actores en muchas instancias diferentes y la Comisión de Convivencia será uno más de esos actores”.
Alegaciones
Todos los presentes en esta presentación a Tribuna Complutense están de acuerdo en que les gustaría que hubiese muchas alegaciones. El representante de los estudiantes reconoce que es un texto pensado y repensado al que le han dado mil vueltas, pero “se necesitan otros ojos que vean cosas que igual los que están encima del texto tanto tiempo no han sido capaces de ver”. De hecho, han realizado una difusión desde la Delegación Central por todas sus redes porque “es muy importante que los estudiantes sepan cuál es la normativa que ampara sus derechos, sus deberes y las sanciones que pueden tener”.
Esa idea la comparte plenamente Elena Conde, que asegura que al distanciarse del texto es cuando uno ve posibles mejoras, con el objetivo puesto siempre en “fomentar la convivencia, utilizando la sanción como la última ratio”. También el Defensor Universitario opina que sería ideal que hubiera muchas alegaciones porque eso implicaría que el documento se lo ha leído la comunidad universitaria.
Rosa María de la Fuente explica que han preparado un formulario que facilita la presentación de alegaciones, que llegarán de manera ordenada por temáticas. Confía la vicerrectora en que este sea “el primer paso de muchos” en un camino que ayude a generar “consenso y cultura cívica y democrática entre la comunidad universitaria complutense”.