ESTUDIANTES

Los participantes en la cuarta edición del Campamento Lamarr de Vocaciones, en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial

El Campamento Lamarr de Vocaciones llega a su cuarta edición

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas y J.F. - 11 jul 2024 16:19 CET

Como es ya una tradición, los estudiantes del campamento Lamarr de Vocaciones han realizado una visita a San Lorenzo de El Escorial, coincidiendo con los Cursos de Verano que celebra la UCM en ese municipio madrileño. Desde hace ya cuatro cursos, la Universidad Complutense organiza, junto a la Fundación Tomillo, estos campamentos en los que acercan “a chavalas y chavales para que tengan la oportunidad de saber de primera mano qué cosas se hacen en la Universidad, así como conocer los espacios y los recursos”. Organizado por el vicerrectorado de Estudiantes de la Complutense, y este año con la colaboración de la Dirección General de Infancia y Familia, la edición de 2024 ha contado con quince estudiantes de la Comunidad de Madrid, divididos más a menos al cincuenta por ciento, entre los que vienen de la Fundación Tomillo y los que vienen directamente desde la Dirección General de Infancia, que “son jóvenes tutelados”.

 

Mercedes Echaide, asesora del vicerrectorado de Estudiantes para la Orientación Universitaria y el Aprendizaje Colaborativo, informa de que los estudiantes seleccionados para el campamento pasan las dos primeras semanas del mes de julio inmersos en una serie de actividades que les llevan de unas facultades a otras, realizando diferentes talleres. Allí pueden aprender, no sólo lo que ofrece cada centro, sino también cómo se puede acceder a la universidad y los muchos recursos que hay en la Complutense.

 

Entre las muchas actividades no ha faltado la visita a San Lorenzo de El Escorial, donde han podido conocer el Monasterio, así como el Cuartel de Inválidos y Voluntarios a Caballo, sede principal de esta edición de los Cursos de Verano de la UCM, y la Casa de Cultura, donde se celebran todo tipo de exposiciones, gran parte de ellas relacionadas con los cursos estivales complutenses.

 

Entre las novedades de este año los participantes han realizado un taller en la Facultad de Ciencias Geológicas, donde han conocido el Museo de la Geología; otro taller para aprender a escribir un guion, en la Facultad de Ciencias de la Información; uno más, sobre Inteligencia Artificial, impartido en el Colegio Mayor Teresa de Jesús, donde se alojan, y otro taller novedoso de Antropología Social.

 

En el apartado más lúdico han jugado al rugby con el equipo de los Ornitorrincos UCM, y han tenido un taller de danza afrofusión, “dos actividades que les han divertido muchísimo y les han servido para hacer piña”. Judith Torres, una de las participantes, reconoce que sus actividades preferidas del campamento han sido, hasta el momento, el rugby, la visita al Planetario, el taller de primeros auxilios y, en su caso, la visita a la Facultad de Educación.

 

Carmen Blázquez e Iván Martínez, dos de los monitores estudiantes de la Complutense, que colaboran con el campamento, también coinciden en el éxito del rugby, porque “aunque de entrada no les convencía mucho, fue empezar a jugar y ver el rollo que tenían los miembros del equipo y los juegos que hacían con ellos, y enseguida les encantó”.

 

Los participantes han repetido, con respecto a otros años, la visita al Museo de Anatomía Comparada de Vertebrados de la Facultad de Ciencias Biológicas; un taller de microbiología en la Facultad de Ciencias Biológicas; un taller sobre primeros auxilios, en la Facultad de Enfermería, y las visitas a las facultades que ellos mismos han elegido.

 

Reconocen los monitores, quienes conviven con ellos las dos semanas, que es una experiencia muy enriquecedora, en la que aprenden mutuamente, porque estas chicas y chicos, “tienen un montón de cosas que contar y que expresar, algunos tienen mucha inteligencia emocional y mucha disposición al debate, a cuestionar las cosas, a ver las cosas nuevas, son muy abiertos de mente”.

 

Iván Martínez añade que “son adolescentes con situaciones complicadas muchas veces, pero a pesar de ello lo bueno es poder compartir, poder apoyarse, que creen redes de apoyo. Y en esto este campamento está funcionando muy bien, creando ese importante entorno donde apoyarse”. Para promover la convivencia se hace alguna actividad nocturna, como una especie de asambleas para que se expresen o juegos teatrales en los que tienen que interpretar diferentes roles.

 

Los dos monitores complutenses es la primera vez que participan en un campamento de este tipo. Carmen Blázquez, estudiante de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, reconoce que le llama mucho la atención lo de ser monitora de campamentos, y solicitó este porque pensaba que “tenía algo que aportar y que enseñarles a los participantes”. Por su parte, Iván Martínez, estudiante de Filosofía y Ciencias Políticas, explica que a él le interesan “proyectos de este tipo, que no son un taller de un día, sino que son algo prolongado, que pueden dar pie a la creación de relaciones un poco más profundas”.

 

El campamento termina el sábado 13 de julio, “con la tradicional paella, como fiesta de despedida, y la noche antes tendrán una asamblea en la que podrán conocer a participantes de la primera edición de Lamarr de Vocaciones, que ya están terminando sus carreras universitarias, para compartir con ellos sus experiencias”.