DOCENCIA

Daniel Pattier, en uno de los vídeos de su canal de YouTube

Daniel Pattier, cuarto mejor profesor de universidad en los Premios Educa Abanca: “Las clases magistrales no están avaladas por evidencias científicas”

2 feb 2021 10:49 CET

Se llama Daniel Pattier Boccos. Estudió el grado en Maestro en Educación Primaria en la Complutense. Fue Premio Nacional Fin de Carrera, Premio Extraordinario de Grado y Premio a la Excelencia Académica de la Comunidad de Madrid. En la actualidad tiene un contrato de formación de profesorado (FPU) también en la Facultad de Educación de la UCM, en el Departamento de Estudios Educativos. Gracias a ello puede hacer lo que más le gusta: impartir clases. Antes las dio en varias escuelas de educación primaria. De allí se llevó inolvidables experiencias y un gran reconocimiento. Los padres de sus “chavales” le nominaron a los Premios Educa Abanca, algo así como los Goya de los maestros. Fue seleccionado entre los 10 mejores de toda España, quedando finalmente en séptimo lugar. El pasado curso fueron sus “chavales” de la universidad los que le nominaron para esos mismos premios en la categoría de “Mejor profesor universitario”. Tras ser elegido entre los 10 finalistas, finalmente logró el cuarto puesto. “Es el premio del que más orgulloso estoy, porque parte de mis alumnos”.

 

Nos atiende por videoconferencia desde Oporto, donde está realizando una estancia de investigación. Como a todos, la pandemia le está condicionando. Portugal ha alcanzado una incidencia de 1.500 casos cada 100.000 habitantes y aunque la Universidad sigue abierta la actividad es muy reducida.

 

 

- ¿Cuándo decidiste que querías ser profesor?

- Pues mira yo lo estuve dudando bastante. Cuando salimos fuera nos damos cuenta de que esta realidad no es así, pero aquí en España sí que es verdad que el maestro no está reconocido socialmente. Lo vemos ahora: todo es culpa de los maestros, que no enseñan, que no… Yo tenía buenas notas en la antigua selectividad y yo no sabía si hacer medicina o dedicarme a maestro. Tuve un tiempo de crisis, por decir así, ¿qué hago? Yo sabía que los médicos eran muy reconocidos, que iba a ganar muchísimo más dinero, no iba a tener problemas porque se me dan bien los estudios… La Medicina, por tanto, tenía muchas posibilidades. Pero al final decidí ser maestro. Es algo vocacional. Yo siento que puedo ayudar mucho a la educación de este país. Hay que cambiar muchísimas cosas en la educación de este país, tanto a nivel de los colegios como de la universidad. Y entonces decidí tirarme a esta piscina y, pues eso, cobrando menos, con menos reconocimiento social, pero yo creo que teniendo un mayor impacto en los niños, en el futuro de nuestro país… Fue un tema de vocación. Para mí la educación es lo más importante de la sociedad. Ahora lo estamos viendo con los de las vacunas, que si se vacuna un alcalde, que si se vacuna un… Falta educación en el fondo en nuestra sociedad.

 

- Dices que hay que cambiar muchísimas cosas en la educación de este país. ¿Cuáles son a tu juicio las más necesarias?

- Hay muchos frentes, pero yo creo que hay dos que son los más importantes. El primero, que viene por parte de la administración y de los políticos, es que no tenemos un pacto educativo. Esto es desastroso. ¡Desastroso! Aquí en Portugal tienen muy buenos datos educativos porque han conseguido un pacto educativo firmado por todos los grandes partidos. Y en España no lo conseguimos. ¡La última ley ha salido por un voto en el Congreso! Esto es ridículo para la educación. Tengo muchos amigos maestros de niveles e ideologías diferentes y yo cuando hablo con ellos me puedo poner de acuerdo en las cosas fundamentales de la educación. Pero los políticos solo piensan en votos, ideología… ¡Esto es terrible! En España necesitamos un pacto educativo para cambiar la educación, porque si no, nos cambian la ley cada 4 años. Hay que hacer un cambio estructural que vendría, en primer lugar, a nivel institucional, administrativo, político, de leyes, que yo sé que es difícil, pero yo sé que se puede hacer. He hablado con políticos de primer nivel cuando he recibido premios. Por ejemplo cuando estuve entre los diez primeros de primaria, estuvimos con el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid y todos, los 10, le planteamos que lo que necesitamos es un pacto educativo. Y nos dijo que es imposible. ¿Pero cómo que es imposible? Aquí estamos sentados profesores de todos los colores y estamos todos de acuerdo. Es un cambio estructural que hay que hacer y hay que hacerlo. Es un frente que tengo. Es uno de mis objetivos, por decir así. Yo siempre tengo objetivos grandes y este es uno de los míos. Yo creo que se puede cambiar la educación. No sé hasta dónde llegaré o cómo lo tendré que hacer, pero es un cambio fundamental que hay que hacer en España.

 

- ¿Y el segundo cambio que señalabas?

- En segundo lugar hay que cambiar la forma en que entran los estudiantes a las carreras de magisterio, que ahora mismo entran con lo que antiguamente sería un “cinquillo”. Se piden notas muy bajas. Yo tengo alumnos, a los quiero muchísimo, pero que en un examen o en selectividad te fallen la mitad de las preguntas y que ese alumno vaya a ser maestro… Ojito. Yo he estado en los países nórdicos y en otros muchos países y esto no pasa. Escogen a los mejores. Esto es un problema. Y luego, ligado a esto, también señalaría como otro cambio necesario la forma en la que esos estudiantes cuando ya son maestros entran a lo que es la educación pública, lo que es el proceso de oposición. El proceso de oposición tiene que ser modificado, porque ahora lo que prima son los puntos. Al final entran con plaza los profesores  que están ahí, que van suspendiendo ese examen, pero van consiguiendo puntos. Al final hay profesores que valen muchísimo y que se tienen que ir, unos por su propia elección pero otros aburridos de ese sistema, a la concertada o a la privada, o incluso a dejar la profesión de maestro. Yo creo que son los dos puntos clave a nivel general.

 

- ¿Y en la Universidad?

- En la universidad hay un punto clave. A mí me lo decían los estudiantes cuando me nominaron a los Premios Educa-Abanca: “Te hemos nominado porque eres el único profesor que tenemos”. ¿ Cómo que soy el único profesor”, les pregunté. “Sí, es que tu eres el único profesor, el único que ha dado clase, que nos habla de las experiencias, de las cosas que necesitamos saber. Los demás son investigadores”. Y digo, pues es verdad, porque el peso universitario lo dan a la investigación, a los I+D, a los artículos científicos. En la UCM, por ejemplo, tenemos Docentia para evaluar a los profesores. ¡Que poco valor damos a eso! Mis alumnos me han valorado altísimo, pero en el fondo a los que valoran poco da igual. En la universidad tenemos que cambiar esto y dar tal vez más peso a lo que es la docencia, a dar docencia bien y no tanto a la investigación, que está muy bien, pero somos profesores universitarios, no solo investigadores universitarios.

 

- ¿Está más renovada la educación en la escuela que en la universidad?

- En la universidad hay profesores que son mucho más mayores. Ahora, por ejemplo, con la educación telemática ha sido muy complicado para ellos. Para mí ha sido muy sencillo porque estoy acostumbrado a las nuevas metodologías. Creo que debemos mirar más lo que se está haciendo en las escuelas. Hay profesores que si les sigues en redes sociales están haciendo cosas increíbles. Creo que los profesores universitarios necesitan un poquito de formación en nuevas metodologías. Por ejemplo, maestros que están en activo se puedan acercar a la universidad y contarnos cómo hacen el flipped classroom, el aula invertida, que esto ahora con la pandemia los que sabíamos utilizarlo ha sido muy sencillo seguir dando clase. Creo que un poquito de formación en este sentido, no tanto tecnológica como metodológica, vendría muy bien. Creo que ahí está el quid de la cuestión. Creo que si a los profesores les formamos un poquito en nuevas metodologías mejoraríamos mucho.

 

- ¿Qué características tiene que tener un buen profesor para ti?

- Para mí la gran característica que tiene que tener es que tiene que tener vocación. Y esto es difícil de encontrar. Yo siempre les digo a mis chavales en la universidad: “Un maestro educa por lo que dice, pero mucho más educa por lo que hace y muchísimo más educa por lo que es.” Y para eso, para no decir una cosa y hacer otra, para no “contraeducar”, hace falta tener vocación, pasión. Esa vocación que me hizo ser maestro no lo tienen muchos docentes. Ahora en la pandemia nos ha tocado  trabajar a deshoras, desvivirnos por los chavales… Y si tienes vocación, lo haces con cariño, con amor, y los estudiantes están contentísimos.

 

- ¿Cómo te ves en el futuro: maestro, profesor de universidad… político?

- Político no me veo porque no me gusta la política y menos la política española, que es de rifirrafe en el fondo. Pero bueno, creo que también es importante. Espero que haya algún político que piense como yo y se meta con esto. Yo estaba de maestro en el cole y no tenía ninguna perspectiva de irme de allí, porque me encanta dar clase a los niños, pero me surgió esta oportunidad como FPU para poder dar clase en la universidad y sí que vi la gran necesidad que hay en la universidad, también en la nuestra pero en todas, de hacer este cambio. De que haya más profesores y no tantos investigadores, de que se den cosas mucho más prácticas… Porque a los chavales al final les sucede lo que me pasó a mí. Me dieron el Premio Nacional Fin de de Carrera, al tener de media en la carrera un 9,7, lo que es teóricamente un 10, pero luego llegué a clase y no sé enseñar ni a leer a los niños. ¿Cómo es posible que nadie me haya enseñado esto en la carrera de maestro? Cosas así. Esto hay que modificarlo. Veo que tengo una oportunidad que otros no tienen de poder entrar como profesor titular universitario, tal vez subir en el Departamento y conseguir formación a los docentes… Entonces, bueno, me veo intentando cambiar la parte universitaria. Ahora mismo lo que veo es que estoy cambiando la mentalidad de todos los chavales que pasan por mi clase. Vienen el primer día y se quedan, como ellos me dicen, flipando. Yo cojo el primer o el segundo día y les hago un scape room educativo, transformo con nuevas metodologías… Y dicen: “Esto es diferente. Esto es lo que quiero yo hacer”. Entonces bueno, veo que tengo una oportunidad de transformar a los chavales universitarios, que van a ser maestros, con lo cual llego a muchísimos más niños que dando clase. Y luego también intentar cambiar a los profesores. Por ejemplo, en mi departamento yo siempre digo que tengo la puerta abierta de clase y hay alguno que se anima a entrar a ver lo que hago… y, bueno, pues poquito a poquito… No sé lo que me deparará la vida. Sé que todavía soy joven en el sentido universitario. Me veo más que en lo político en el ámbito universitario, desde algún puesto tal vez que pueda modificar esto.

 

- No sé si algún profesor te ha llegado a cuestionar tu forma de dar las materias, tus scape room, las clases que das con una guitarra en la mano o en las que te marcas un truco de magia, como he podido ver en YouTube.

- Claro que los hay, pero yo me defiendo muy fácil. Yo llevo las nuevas metodologías a la práctica y, como dices, a veces me llevo la guitarra a la universidad para enseñarle a los chavales a hacer la pedagogía musical, que es enseñar a través de la música, que es lo que hago en el canal “Canta y Aprende”, que tengo en YouTube. Y claro, como siempre tengo la puerta de clase abierta, porque me encanta, el curso pasado apareció un catedrático en el pasillo y se quedó… ¿Quién es ese que está cantando? Algunos me preguntan en mi departamento que por qué hago eso, y yo les contesto que porque tengo evidencias científicas. Porque yo además de profesor también soy investigador y estoy formado en lo que son las prácticas educativas basadas en evidencia. Yo he investigado que este tipo de metodologías funciona, que mejoran la motivación de los estudiantes, mejoran los datos académicos, mejoran un montonazo de cosas, mientras que las clases magistrales no están avaladas por evidencias científicas. Yo les pido que me demuestren que su clase es efectiva porque yo les puedo demostrar con datos científicos que la mía lo es.