DEPORTE

Mateu Lahoz, flanqueado por Antonio Esteva, Juan Castro, Edu Cornago, fundador la AEPD, y los estudiantes Sergio Herrero y Pedro Blanco

El árbitro Mateu Lahoz “juega” al tiki-taka en Ciencias de la Información

Fotografía: Jesús de Miguel - 20 feb 2024 13:14 CET

Antonio Mateu Lahoz es, sin lugar a dudas, el árbitro de fútbol español más destacado de las últimas décadas, no solo llegando a pitar la final de la Champions League de 2021 o partidos de eliminatorias en eurocopas y mundiales, sino, sobre todo, siendo conocido y valorado (o todo lo contrario) por su peculiar manera de dirigir los encuentros. Mateu fue “jubilado” contra su voluntad por el controvertido Comité Técnico de Árbitros (el CTA, el que vicepresidía el presunto corrupto Negreira) al final de la pasada temporada y ahora se ha pasado al “lado canalla” -son sus palabras- y comenta los partidos en Movistar y la SER. Su nombre incluso ha llegado a sonar entre los posibles candidatos a presidir la Federación Española de Fútbol (La RFEF, la que presidía el ínclito Rubiales). Invitado por la Asociación de Estudiantes de Periodismo Deportivo (AEPD) de la Facultad y por el profesor y periodista Antonio Esteva, Mateu, Toño para los amigos, estuvo este 19 de febrero en la Facultad de Ciencias de la Información.

 

La charla se titulaba “Hablemos del liderazgo en el arbitraje español”, y junto a Mateu Lahoz y Antonio Esteva, también contaba con la presencia del periodista de Marca Juan Castro, jefe de sección de fútbol internacional y amigo personal del colegiado. La charla -en la que los periodistas iban proponiendo temas y Mateu comentándolos-, todo hay que decirlo, fue un tanto deslavazada y quizá, utilizando un símil futbolístico, con demasiado tiki-taka y poco juego directo. Mateu habló de muchas cosas, insinuó, pero apenas disparó a gol.

 

Habló de su pasión por el fútbol, de que antes que árbitro le habría gustado ser jugador o de que ante un regate o control extraordinario se quedaba embelesado en medio del campo. También habló de su peculiar modo de poner en práctica el arbitraje, “muy atrevido y demasiado inconsciente”, que le ha llevado a cometer algunas “grandes cagadas”, pero también muchos aciertos. Tampoco se arrepiente de haber apostado por dialogar con los jugadores mucho más que la mayoría de sus compañeros, pero siempre con un límite, en cuanto veía que querían engañarle o buscar ventaja, tarjeta amarilla.

 

El tiki-taka se notó sobre todo cuando los temas entraban en el área de castigo. Así, sobre su prematura jubilación, no criticó la decisión del CTA, pero dejó claro que él estaba para seguir arbitrando. Tampoco se metió (o sí, aunque sin hacer demasiada sangre) con el funcionamiento del VAR, pero afirmó que según cómo se utiliza ahora a él no le interesó aceptar la propuesta del CTA de dedicarse a ello esta temporada. Defiende que el VAR sea “un asistente más”, pero que a veces por omisión y otras por demasiada acción no termina de servir para lo que se pretendía.

 

Una vez sí que se olvidó Mateu de pasar el balón y golpeó hacia la portería. Fue para mostrar su oposición “desde siempre” a la prohibición que la RFEF y elCTA imponen a los árbitros a que hablen después de los partidos o de su labor en el campo. “¿Por qué no puedo hablar? ¿Por qué me estás utilizando? Déjame ser persona. Soy adulto. No me tienes que proteger”, señaló. Concluye Mateu que su incorporación a los medios de comunicación, a ese “lado canalla” que desde las instancias arbitrales les hacen temer, es una decisión de la que cada día está más orgulloso. Le está haciendo ver las cosas de otra manera. “Todos formamos parte de un equipo: entrenadores, jugadores, árbitros y también periodistas”, afirmó. A estos últimos les pide, eso sí, un poco más de condescendencia con la labor arbitral, ya que mientras a un jugador se le perdona el fallo, al árbitro no se le pasa ni una por alto. Vamos, que un poquito de tiki-taka también se merecen los árbitros.