ÁGORA
El cirujano Juan Antonio Asensio y el ingeniero aeronáutico Amable Liñán, investidos doctores honoris causa
Texto: Alberto Martín, Fotografía: Francisco Rivas - 22 may 2024 00:00 CET
El cirujano Juan Antonio Asensio González y el ingeniero aeronáutico Amable Liñán Martínez han sido investidos doctores honoris causa por la Universidad Complutense, en un acto celebrado este 21 de mayo en el Paraninfo Histórico de San Bernardo. Estas dos nuevas incorporaciones “por causa de honor” al claustro complutense, como subrayó el rector Joaquín Goyache, “nos hacen crecer como Universidad”, a la vez que “nos permiten homenajear a la investigación y en general a las ciencias”, gracias a las que, en gran medida, podemos abordar los grandes desafíos sociales, como son la lucha contra las enfermedades, la pobreza, el cambio climático o la injusticia social. “Homenajeamos a dos personas comprometidas con el saber y convencidas de que el conocimiento es el único camino que garantiza el progreso de nuestra sociedad”, sentenció el rector.
Como explicó el catedrático de Patología Quirúrgica de la Facultad de Medicina Enrique Moreno González, encargado de pronunciar su laudatio, Juan Antonio Asensio González, es uno de los cirujanos más relevantes del panorama internacional gracias a sus contribuciones en el tratamiento de los problemas y lesiones traumatológicas de mayor complejidad en pacientes y heridos. En la actualidad es presidente del Comité de Trauma del Colegio Norteamericano de Cirujanos y de las asociaciones norteamericanas de Cuidados Clínicos y de Trauma. También es presidente permanente de la Sociedad Panamericana de Trauma y miembro activo de 86 sociedades del Colegio Norteamericano de Cirujanos. Pero lo más importante es que “no solo es un investigador, un científico, sino un hombre bueno que ha dedicado su vida en favor de otros”.
Juan Antonio Asensio González optó, según explicó él mismo, por no dedicar sus palabras de agradecimiento a contar “extraídos de granadas en Irak o a reparaciones cardiacas, ya que se iban ustedes a marear” y en su lugar, como enumeró, incidir en cuatro ideas: la grandeza de España y su influencia en su patria adoptiva, Estados Unidos; la extraordinaria importancia de la cirugía española; el altruismo de las personas que se dedican a la cirugía, y la trascendencia que tienen las guerras en el desarrollo de la cirugía.
“Yo solo sé abrir pechos, extraer balas, ir a guerras y de vez en cuando meterme en el laboratorio”, señaló a modo de presentación, a la vez que se refería a sus orígenes españoles -su familia es de Toro, Zamora- y a su patria de nacimiento, Cuba, desde la que partió hacia Estados Unidos, tras ser encarcelado a los 13 años por no querer abrazar los postulados comunistas. Fue en Norteamérica donde se formó hasta convertirse en profesor, académico, cirujano y científico en siete universidades. “Me dedico a cirugía del trauma, cardiaca, vascular, torácica, terapia intensiva y cirugía militar”. Además, es autor de 594 publicaciones y ha “extraído”, como señala con una sonrisa, más de 15 millones de dólares a Estados Unidos para investigación. Gracias a sus trabajos en quirófanos y laboratorios, a lo largo de los años ha desarrollado varias nuevas técnicas quirúrgicas, entre las que destaca la engrapación pulmonar para balazos y traumatismo penetrantes, y una nueva técnica de reparación cardiaca. No obstante, lo más importante que ha hecho en su vida, según señaló, ha sido la formación de sus hasta el momento 125 “felows” de cirugía del trauma.
A lo largo de su intervención, el doctor Asensio González, -además de repasar los nombres de los muchos cirujanos españoles que son referentes en esta especialidad de la Medicina- fue describiendo el quehacer de los cirujanos, personas capaces de sacrificar todo, conferir a los cirujanos un carácter especial, “que nos hace dar un cheque en blanco a coste de nuestra vida familiar cuando una de las criaturas de Dios nos necesita”. “Somos -continuó describiendo en otro momento de su discurso- una vida llena de sacrificios, artistas que esculpimos a seres humanos, sin miedo, que salvamos vidas, curamos enfermedades, formamos futuras generaciones, que tenemos conciencia social… Somos más que esos galenos que les abren ustedes al pecho”.
Amable Liñán Martínez es, como resaltó el autor de su laudatio, el catedrático Jesús Ildefonso Díaz Díaz, el séptimo doctor honoris causa de la UCM a propuesta de la Facultad de Ciencias Matemáticas. Esta propuesta es debida a “su fundamental contribución a la formación de numerosos matemáticos y su constante colaboración con grupos de investigación de esta universidad”, explicó el profesor Díaz, quien remontó la estrecha relación histórica que existe entre matemáticos e ingenieros al siglo XIX, cuando ingenieros como Echegaray, Torres Quevedo o Herrera comenzaron a colaborar con matemáticos como Rey Pastor o Torroja Caballero. Ingeniero Aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y por el California Institute of Technology, Amable Liñán es reconocido a nivel mundial por sus aportaciones en la la aplicación de diversos métodos matemáticos en campos como la Teoría de la Combustión y la mecánica de fluidos. Por ellas ha recibido numerosas distinciones, entre las que destacan el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1993), el Premio de Investigación “Miguel Catalán” de la Comunidad de Madrid (2007) y la máxima distinción en el campo de la combustión, la Medalla de Oro Zeldóvich del Instituto Internacional de Combustión (1994).
En sus palabras de agradecimiento, el profesor Liñán no quiso olvidar mencionar al catedrático de la Facultad de Matemáticas Miguel de Guzmán, fallecido en 2004, con quien desarrolló a mediados de los 90 el programa de formación Estalmat (Estímulo del talento matemático), y que aún hoy sirve para impulsar las vocaciones matemáticas entre los más jóvenes. Su discurso estuvo dedicado a repasar la evolución histórica de la ingeniería aeronáutica, especialidad precisamente a la que él llegó gracias a la “actitud optimista heredada de sus padres” y la curiosidad que le despertó el maestro de su pueblo, antes de viajar desde su pequeña pedanía leonesa natal, Noceda de Cabrera, a Madrid con apenas 13 años para avanzar en sus estudios.
El rector Goyache cerró el acto poniendo en relieve la vigencia de esta tradición de “reconocer el mérito y rendir tributo” de personas “cuyos valores y ejemplo” la Universidad Complutense quiere adoptar como modelos que transmitir a sus estudiantes y a las futuras generaciones. Amable Liñán –“una persona extraordinaria con una mente maravillosa”- y Juan Antonio Asensio –“una persona que sabe arreglar el cuerpo y el alma”- son dos magníficos referentes que la UCM incorpora a su claustro de honor. “Nelson Mandela decía que una buena cabeza y un buen corazón siempre son combinaciones formidables. Ambos lo cumplen. Además del coraje que han demostrado para perseguir sus metas”, concluyó el rector.