Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas - 23 feb 2023 09:51 CET

El trabajo premiado, realizado por la estudiante del máster de Psicología Social, Cristina Pinto, lleva por título "Propuestas de intervención para fomentar las demandas de ayuda frente a un posible problema de salud mental en adolescentes de tercero de la ESO", y lo ha dirigido el profesor Jesús Saiz, del Departamento de Psicología Social, del Trabajo y Diferencial.

El presidente del jurado, el psiquiatra Mariano Hernández, ha reconocido que no fue difícil a los evaluadores seleccionar este trabajo, de entre los 28 presentados, como el mejor de todos ellos. En la entrega del premio, el vicerrector de Relaciones Institucionales, José María Coello de Portugal, ha considerado que este TFM identifica a su autora como titular de un grado oficial, pero además "es un trabajo con alma", porque la visibilización de esta problemática permitirá generar "un impacto social, así como una gran conciencia y el fomento de la sensibilidad".

El vicerrector reconoció ser lego en la materia tratada en esta sesión, así como su sorpresa por conocer que las personas que sufren algún tipo de problema de salud mental tarden entre seis y ocho años en pedir ayuda debido al estigma. Ese dato hace considera a Coello de Portugal que el estigma es "una lacra social de la que todos somos, inconscientemente, cómplices".

La información sobre el tiempo de espera hasta acudir a un especialista la había ofrecido con anterioridad Manuel Muñoz López, director de la cátedra UCM-Grupo 5 Contra el Estigma. De acuerdo con él, y con el informe de The Lancet, el estigma es tan dañiño que un 80% de las personas que han pasado por algún problema de salud mental consideran que es peor dicho estigma que la propia enfermedad. 

En la mesa redonda, Guadalupe Morales, directora de la Fundación Mundo Bipolar y una de las partícipantes en el trabajo de The Lancet, explicó la diferencia que existe entre el estigma y la discriminación. El primero de ellos ha existido siempre, desde tiempos inmmemoriales, "es un acervo cultural, muy difícil de vencer", mientras que la discriminación "es distinta porque es objetivable y denunciable. Discriminar es un delito". Añadió el decano de Psicología, Luis Enrique López Bascuas, que parece que el estigma no es algo que se imponga desde fuera, sino que lo tenemos dentro, y si ese fuera el caso, eso draía lugar a "una visión distorsionada de la realidad".

Con respecto a ese acervo cultural, tanto el informe como Muñoz López señalan que cuando se le pregunta a la población general que definan a una persona con enfermedad mental, las palabras más repetidas son loco, psicópata, tarado... La psiquiatra Mercedes Navío, reconoce que existen esos sesgos, como también otros que identifican la locura con la mujer o los que relacionan enfermedad mental con la peligrosidad. Se felicita Navío por el hecho de que los medios cada vez hablen más de la salud mental, pero teme que el silencio que ha habido de manera tradicional se pueda transformar en un ruido perjudicial.

Para la periodista Ángeles Caballero, la salud mental está infrarrepresentada en los medios y en muchas de las ocasiones cuando aparece lo hace desde los prejuicios y los estereotipos. El director de la cátedra coincide en que queda mucho por hacer en ese campo, pero considera que se ha avanzado mucho y debido a eso se va a lanzar una convocatoria de tres premios más para periodistas que trabajen en diferentes plataformas de comunicación, que a partir del próximo año se unirán al premio al mejor TFM contra el estigma.

El informe de The Lancet

El profesor Graham Thornicroft hizo la presentación, por primera vez, para España y Lationamérica, del informe publicado en octubre de 2022 por The Lancet, y que él mismo ha codirigido junto a Charlene Sunkel, que tiene experiencia de primera mano en problemas de salud mental.

Realizado por investigadores de 26 países diferentes, en él se ha buscado hacer una definición clara del estigma y la discriminación, así como de estudiar el impacto que tienen esos factores sobre las personas, conocer las intervenciones más eficaces para reducir ese estigma, saber si hay programas válidos de gran alcance y entender el papel que pueden tener los medios en la reducción del estigma.

Entre los consensos alcanzados está el de que la mejor manera de definir a aquellos que han tenido experencias de primera mano de problemas de salud mental es llamarlos "personas con", y entre los ejemplos presentados están los de personas con discapacidad psicosocial, personas con experienas vividas o personas con condición de enfermedad mental.

La conclusión más importante del estudio, para el propio Thornicroft, es el papel que tiene el contacto social para reducir el estigma, ya sea de manera presencial o incluso on line. Así se ha concluido tras estudiar programas de intervención a gran escala realizados en países como Canadá, Kenia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Liberia, República Checa, Nepal, India, China y Australia.

Esas intervenciones con contactos social se pueden hacer de manera tradicional, pero también con obras de teatro, juegos, actuaciones de magia o con la creación de relatos utilizando fotografías, lo que permite llegar a la población que no sabe leer ni escribir.

El informe se cierra con una llamada a la acción inmediata porque se calcula que un cuarto de la población mundial sufrirá, sufre, o ha sufrido algún tipo de problema de salud mental a lo largo de su vida.