CULTURA

Rubén Szuchmacher, director, actor, docente y gestor teatral, ha sido el responsable de impartir la conferencia inaugural del nuevo curso del Instituto del Teatro de Madrid (ITEM)

El dramaturgo Rubén Szuchmacher inaugura el curso del Instituto del Teatro de Madrid

Texto: Jaime Fernández - 27 sep 2021 10:05 CET

Rubén Szuchmacher, director, actor, docente y gestor teatral, ha sido el responsable de impartir la conferencia inaugural del nuevo curso del Instituto del Teatro de Madrid (ITEM), celebrada en la Facultad de Filología de la Complutense. El conferenciante dejó claro que para poder analizar lo dramatúrgico en la actualidad es fundamental “estudiar el modo de producción de los textos, para así entender cómo fueron construidos”. Considera, de hecho, que “gran parte del mal teatro que se produce en el mundo está relacionado con que un buen material literario es destruido por un director y unos actores que no entienden cómo fue construido”.

 

Aclaró Rubén Szuchmacher que, para él, “lo teatral es esa situación artística que se produce en el mismo tiempo y espacio delante de unos espectadores, lo que la convierte en arte de la presencialidad, frente a otros artes diferidos como la pintura o el cine. La simultaneidad es un elemento fundamental, y se da entre un elemento dividido en dos: artista y escena, por un lado, y espectadores por el otro”.

 

Para el conferenciante, las artes simultáneas se apoyan en una serie de elementos, siendo el primero de ellos la arquitectura, que es la que “facilita la posibilidad de encuentro entre la escena y los espectadores”. Un segundo elemento son las artes visuales, que “dan cuenta de todo lo que se ve, todo aquello que se ve en la escena, y se mezcla con la arquitectura, pero también con el cuerpo de los actores”. Después vendrían las artes sonoras, que “no son sólo lo que escuchamos, sino que también dan cuenta de la duración, que es una problemática en la que no se suele pensar demasiado”. El último elemento sería la literatura, ese “mundo del lenguaje que no es un arte perceptual”.

 

Esos cuatro elementos artísticos se producen de manera simultánea y se articulan en todas las obras de teatro, y “si nos quitaran alguno de ellos hablaríamos de otro tipo de género”. De acuerdo con Szuchmacher, todos eso elementos conjugados explican por qué las puestas en escena dan cuenta de la materialidad de lo teatral, ya que siempre “nos recuerdan que somos personas que tenemos un cuerpo que no podemos transformar en virtual”.

 

La actualidad

Considera el ponente que las nuevas dramaturgias obligan a tener una visión histórica sobre los textos dramáticos, que hoy en día no se definen tanto por sus características externas como por lo que él define como “hipótesis de representación, que es la condición de la materialidad de lo escénico”. Explica que los autores de teatro antes escribían obras y no pensaban cómo lo iban a hacer, sino que su escritura estaba predeterminada por un sistema de producción, mientras que hoy realmente aunque también ocurre lo mismo en el fondo, “es cierto que no hay un sistema predominante, porque una de las características actuales es que hay infinitas posibilidades”.

 

La dramaturgia contemporánea, incluida la comedia musical americana, se caracteriza por tener pocos personajes. Excepcionalmente puede haber obras con cuarenta personas, “si tienen presupuesto estatal”, pero ya no es lo más frecuente, porque todo el mundo tiene un problema económico.

 

En la postmodernidad la temática es lo menos trascendente, frente a la cualidad literaria que está en relación con una modalidad de producción. La nueva dramaturgia puede incluir tanto a un autor que escribe una obra entera en verso, como a otros que lo hacen como si fueran griegos y a unos más que lo hacen como si fueran Ibsen, pero sobre todo hay muchos que lo hacen igual que las series de televisión, ya que ahora el modelo de construcción dramática del teatro se está tomando cada vez más de la televisión”.

 

Para el conferenciante, “la política es la modificación de un elemento por otro, y nada hay más claro que eso que la relación entre la escena y el espectador, así que todo teatro es político, más allá de su temática”.

 

Opina Szuchmacher que quienes escriben pueden escribir lo que quieran, pero el responsable de escena tiene que tener muchos conocimientos para cumplir con todas esas diferencias. Su recomendación es que tanto los directores como los actores estudien todo lo que se pueda, porque “la exigencia de este momento lo requiere, ya que la producción literaria contemporánea no tiene un patrón único como si existía en otras épocas. En este momento hay que saber muchas cosas que una persona de teatro del Siglo de Oro”.

 

Añade que hoy la propia organización teatral es tan diversa que obliga a saber muchas más cosas, más técnicas de actuación, de dirección, de escenografía… Por ejemplo, durante el siglo XX toda la construcción escenográfica era madera, papel y pintura, mientras que hoy un director necesita saber de esos materiales y otros muchos más como policarbonatos y los formatos audiovisuales. “Cada vez hay más elementos que es necesario conocer, aunque no se usen, porque por ejemplo lo audiovisual se come el ojo del espectador”, concluye.