ÁGORA
El ICEI reúne a profesores y periodistas para dar algunas claves de lo que está ocurriendo en Ucrania
Texto: Jaime Fernández - 3 feb 2022 13:43 CET
El Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) ha organizado el webinar “Crisis en la frontera ucraniana, ¿recomposición de un nuevo orden mundial?”, para hablar sobre lo que está ocurriendo en esa zona en estos mismos momentos. En la sesión ha contado con la presencia de tres periodistas desde el terreno, Erija Reija, desde Moscú, y Ricardo Marquina y Pablo González, desde Ucrania; y con los profesores de Políticas, Ruth Ferrero y Javier Morales.
Este último, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales e Historia Global, ha mostrado un ejemplar del último número de la revista Cuadernos del Este, publicada en 1997, en la que ya se hablaba ya de la ampliación de la OTAN hacia el Este, y es que “es imposible entender la reacción actual de Putin sin conocer ese debate previo que viene de la segunda mitad de la presidencia de Yeltsin”. Según Javier Morales, Putin fue elegido porque cambió el ritmo de estrategia hacia el exterior, buscando la recuperación de su papel de gran potencia.
Opina el profesor que el motivo de que suceda ahora esta presión sobre Ucrania, forzándola con esta amenaza, es la presidencia de Biden, y no se planteó con Trump porque con él habría sido imposible cualquier avance, mientras que ahora pueden retomar un diálogo estratégico que está presente desde el final de la guerra fría. La periodista Erika Reija tiene una visión diferente, e informa desde Moscú que “Putin utiliza esta confrontación a nivel de legitimidad internamente, como lo hizo en 2014 cuando su popularidad se disparó con la anexión de Crimea”. De acuerdo con Reija, “la amenaza externa le sirve para legitimarse a nivel interno, aunque ahora estamos en la peor represión desde el fin de la URSS”, con casos como el cierre de la ONG Memorial Internacional, que investigaba las purgas masivas; la ilegalización del movimiento de Alexei Navalny, o los detenidos de las manifestaciones del año 2021, que “está haciendo que haya mucha gente que se está exiliando”.
Para el también periodista Ricardo Marquina, “Ucrania es una palanca para posicionarse en un contexto en el que Rusia está de capa caída, de lo que fue un imperio pero ya no puede alcanzar más influencia regional de la que tiene ahora mismo”. Una idea que respalda también Javier Morales, quien asegura que no cree en la metáfora del tablero geopolítico mundial tras la guerra fría ni tampoco en la explicación de que las relaciones a partir de ahora se vayan a jugar solamente entre las grandes potencias. Según el profesor “siempre habrá algún elemento que sea la rivalidad entre esas potencias, pero ahora las naciones están más interrelacionadas y Rusia, por ejemplo, ha ido perdiendo influencia regional a pasos agigantados”. Aparte de eso, la influencia económica de China en el vecindario de Rusia es incuestionable y Rusia no tiene nada que ofrecer, así que “aunque parece todavía poderosa, su debacle como potencia es bastante claro”.
Calma tensa
Erika Reija asegura que desde Moscú no dan mayor importancia a sus maniobras y a su despliegue de tropas en toda la frontera ucraniana, y dicen que son realmente OTAN y Occidente los que amenazan sus fronteras. Aparte de eso, reclaman un repliegue de las posiciones de la OTAN al año 1997, lo que Ruth Morales considera del todo irrealizable, y que para muchos ciudadanos, en palabras de Ricardo Marquina, no es más que “un farol de Putin para forzar negociaciones desde una posición de fuerza”.
Mientras tanto, los nacionalistas están muy activos en casi todas las grandes ciudades de Ucrania, y también algunos batallones que organizan su propia instrucción, pero la mayor parte de la población está tranquila. Lo mismo ocurre entre los rusos que lo viven con tranquilidad, aunque como apunta Reija las encuestas dicen que la población no quiere la guerra, pero hay un alto porcentaje que la ven casi inevitable.
Marquina apoya esa idea, y aunque expertos militares rusos son muy pesimistas, él ve la guerra como algo bastante inverosímil, “y en Kiev la gente está muy tranquila, resignada, preocupada y, sobre todo, en guerra desde 2014, así que para ellos no es una situación nueva, aunque la idea general es que no va a haber una nueva guerra, y si la hubiese superaría todo lo imaginable, ya que Rusia no entraría en Ucrania para tomar un par de posiciones, sino que lo harían a objetivos grandes como Odesa, pero la magnitud de eso es tan grande que hace que se perciba como algo muy difícil de que ocurra”.
El profesor Morales tiene claro que la estrategia de Putin le ha metido en un hoyo que él mismo ha cavado y del que no puede salir y cree que la vía diplomática que tiene más posibilidades evitar un conflicto mayor es la vía bilateral Estados Unidos-Rusia.
De momento, y de acuerdo con Reija, el principal éxito de Putin ha sido poner este asunto en el centro de la agenda mundial, lo que le ha permitido tratarse de igual a igual con otros líderes mundiales. La periodista opina que los mensajes del Kremlin se pueden interpretar casi como quiera cada uno, porque dicen que quieren la paz, pero “hay que leer siempre entre líneas”. Ahora habrá que ver cómo se desarrollan las maniobras conjuntas con Bielorrusia que empiezan el 10 de febrero. En estos momentos, “el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko está en manos de Putin” y se enfrenta a final de febrero a un referéndum constitucional con el que podrá haber mayor presencia militar rusa en el país.
El periodista Pablo González cree, de hecho, que la de Ucrania es una crisis artificial creada por el régimen de Lukashenko, y que ha sido útil para Bielorrusia, porque le ha servido para reforzar su lenguaje nacionalista, y así movilizar al núcleo duro del electorado, y también para demostrar “lo mala que es Europa”.
Guerra de propaganda
La profesora Ruth Ferrero ha detectado que el discurso más beligerante proviene del lado occidental más que del ruso, y que Putin está bajando el ruido en relación sobre una intervención armada, por lo que “no parece que vaya a haber una invasión terrestre, aunque sí una gran guerra de propaganda por las dos partes”.
Erika Reija no lo tiene tan claro, porque “Putin juega mucho con el factor sorpresa y si tiene pensada alguna acción no la va a desvelar”. De acuerdo con ella, desde Moscú siempre dicen que no son agresivos, e incluso lo hicieron cuando entraron en Crimea, y a día de hoy no reconocen ni siquiera su presencia en la región de Dombás, donde “es evidente el apoyo del ejército ruso”. Por tanto, lo que dice el Kremlin no indica mucho por donde van sus intenciones, y hay mucha incertidumbre por ver lo que pueden hacer. Frete a esto, insiste Ferrero en que ella sí ha visto un leve cambio en la asertividad del discurso y cree que en el plano negociador Moscú está poniendo más cartas sobre la mesa y parece que quieren que ahora se les tome en serio.
Por su parte, Marquina considera que “Putin nunca entra en una guerra que no puede ganar, así que cualquier cosa que sea menos que llegar a Kiev no es un éxito, y por eso es difícil que Rusia se arriesgue a una victoria parcial o a una derrota”. Opina de todos modos, como Reija, en que el factor sorpresa puede llegar en cualquier momento, aunque duda “mucho que veamos tanques rusos por las calles de Ucrania”.
Democracia o miedo a la OTAN
Para Javier Morales lo que ha ido ocurriendo desde 2014 obedece a la visión de Rusia de la amenaza que supone la política de Estados Unidos a través de la OTAN, una amenaza que desde Moscú perciben como algo real. Erika Reija cree, sin embargo, que la cuestión que más le inquieta a Putin no son los misiles, sino la expansión del modelo democrático en los países de su influencia, y por eso siempre acusan a Occidente de estar detrás de todo tipo de protestas en Ucrania o en Bielorrusia, y les interesa que la democracia no funcione, porque sería una señal de que otros modelos son válidos también para Rusia, donde Putin lleva 22 años en el poder. “Esa es la principal batalla de Putin, el poder sostenerse a largo plazo”, asevera Reija.
Morales no está tan de acuerdo en que el factor democratización sea tan determinante, sino que la percepción de su seguridad militar sigue siendo importante y hay que tener en cuenta que la OTAN es una alianza defensiva, pero desde hace años han acometido otras misiones que no encajan en ese modelo. También Marquina entiende la posición de Moscú, “que es muy básica”, de no querer aliados de Estados Unidos en sus fronteras.
Ruth Ferrero cerró el debate emplazando para un nuevo webinar sobre este tema según vaya avanzando el tiempo y así seguir ofreciendo algunas de las claves para entender lo que está ocurriendo en Ucrania.