EN VERDE

Participantes en la última conferencia del ciclo “Los ODS: desafíos medioambientales para un planeta con futuro”

El papel de las ONG y la Universidad centran la conferencia de clausura del ciclo sobre los ODS

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 16 dic 2021 20:21 CET

El aula magna de la Facultad de Ciencias Químicas ha acogido, el 15 de diciembre, la jornada de clausura del ciclo de conferencias “Los ODS: desafíos medioambientales para un planeta con futuro”, centrada en esta ocasión en el papel que cumplen las ONG en la consecución de los ODS. En concreto, participaron representantes de Energía Sin Fronteras, Ongawa e Ingeniería Sin Fronteras. Cerraron las jornadas miembros del Servicio de Relaciones Institucionales, Cooperación y Voluntariado de la UCM, y de la Unidad de Campus y Medioambiente de nuestra Universidad.

 

Las ONG que participaron en la jornada coinciden en varios aspectos, las tres tienen la tecnología como puntal de su misión; las tres desarrollan su actividad en países de África y América y en España, y las tres han descubierto, gracias a su experiencia, que lo importante no es montar infraestructuras en los países de destino, sino mantener esas estructuras y hacer que sean sostenibles.

 

Lucila Izquierdo, de Energía Sin Fronteras, va incluso más allá y recuerda que al principio el trabajo de su ONG, creada en 2003, se basaba en crear instalaciones, “pero se vio que eso no funcionaba bien”, así que cambiaron a diseñar servicios sostenibles, que con el tiempo también dejaban de funcionar. Reconoce que a partir de la Agenda 2030, “que es un plan estratégico global”, la ONG se ha centrado en pensar cuál va a ser el impacto real, qué se va a conseguir con esas instalaciones que se montan.

 

Gracias a ello, ahora realizan proyectos como electrificación y bombas de agua en una ecoaldea para niños huérfanos de padres con sida, mejoran las condiciones de mujeres africanas gracias al alumbrado fotovoltaico, o incluso participan a gran escala en un proyecto en Honduras para dar acceso universal a la energía.

 

En total, Energía Sin Fronteras se ha desplegado en 27 países, donde han llevado a cabo 87 proyectos, y todo casi sin estructura fija, sólo con dos contratados y con un grupo de unos 150 voluntarios muy profesionalizados, “y con un alto porcentaje de jubilados con tiempo suficiente para dedicarle horas a la ONG”. Gracias a todos ellos, un total de 491.500 personas se han beneficiado de sus proyectos.

 

Leopoldo Antolín, de Ongawa, informa de que la ONG de la que es socio desde 2004, se fundó en 1991 por un grupo de estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid. De hecho, a pesar de su experiencia en tres continentes Ongawa no ha perdido su lazo universitario y hoy en día trabaja en red con 14 universidades, 43 entidades privadas y 12 colegios profesionales de ingenieros, “que son casi todos los que hay”.

 

La misión de Ongawa es “poner la tecnología al servicio del desarrollo humano, para construir una sociedad más justa y solidaria”, y para eso cuenta con un equipo de 55 personas contratadas y más de 150 voluntarios activos, que centran su trabajo de manera especializada en agua y sanitarios.

 

En algunos países han ampliado su visión para incluir los efectos de la COVID, como en Nicaragua, donde trabajan para conseguir que se mejoren las condiciones de higiene en 17 centros hospitalarios y de salud, así como en un número similar de escuelas. Además, de acuerdo con Antolín, han tenido que modificar su perspectiva para incluir el cambio climático, que implica estudiar, por ejemplo, la merma de los recursos hídricos y la posibilidad de gestionar las cuencas para minimizar los efectos cuando eso ocurra.

 

Por su parte, Ingeniería Sin Fronteras es, de acuerdo con Miquel Carrillo, una federación de asociaciones multidisciplinares, que también nació vinculada a las universidades politécnicas, con “carácter descentralizado y muy apegada a la participación de la gente, pero sobre todo muy influida por la tecnología”.

 

La idea que tiene la ONG es vincular los proyectos a movimientos y organizaciones que llevan ya trabajando tiempo en las zonas, siempre con un enfoque a largo plazo de generar leyes que permitan que se respeten los derechos humanos de manera efectiva y real. Para ello el trabajo de Ingeniería Sin Fronteras se adentra incluso en grandes ciudades como Maputo, la capital de Mozambique, con la vista puesta en un futuro cercano en el que en África habrá muchos miles de millones de habitantes, gran parte de ellos viviendo en urbes, que necesitarán ser ciudadanos empoderados.

 

El papel de la Complutense

En la consecución de los ODS las universidades juegan un papel fundamental, y la Universidad Complutense no va a la zaga en ese compromiso, como ha explicado Fernando Calles, jefe de sección de Cooperación al Desarrollo y Voluntariado. En su charla ha presentado los dos grandes programas con los que cuenta la UCM, la convocatoria de proyectos de Cooperación de Desarrollo Sostenible y las ayudas a estudiantes para la realización de estancias en proyectos de cooperación para el desarrollo sostenible.

 

Ha explicado Calles que para acceder a los primeros con éxito, todos los años se desarrollan talleres para saber cómo presentar correctamente proyectos de cooperación, “lo que no es sencillo”, y que sirve tanto para los de la UCM como para los de otras instituciones. En cuanto a las ayudas a estudiantes ha reconocido que las solicitan muy pocos alumnos, quizás por falta de información o porque no saben cómo pueden participar ya que necesitan contar con un proyecto en el destino elegido, pero también con un tutor, tanto en el destino como en la propia Complutense. Calles ha animado a los estudiantes a que se presenten, ya que desde su sección se les presta todo el apoyo que necesitan para poder hacerlo de manera exitosa, poniéndoles en contacto con los docentes adecuados.

 

Invitó también Calles a que se visite su página web, donde hay mucha información útil, incluida una guía didáctica sobre la Agenda 2030 de desarrollo sostenible en la UCM y una serie de vídeos, uno por cada uno de los 17 ODS.

 

Cerró el ciclo de conferencias Jesús Montero, responsable de la Unidad de Campus y Medioambiente de la Complutense, que depende del vicerrectorado de Tecnología y Sostenibilidad y que cuenta con cuatro personas del PAS y cuatro becarios para poner el acento en la conservación del campus que es “un entorno natural único en España y en el mundo”.

 

Explicó Montero, de manera somera, las atribuciones de la Unidad de Campus, que van desde la formación en actitudes medioambientales a la alimentación saludable y el campus sostenible, pasando por la biodiversidad, los ODS y la Agenda 2030, la gestión de residuos, la movilidad sostenible o la eficiencia energética.

 

Todas estas iniciativas sirven para tener un campus cada vez más verde, algo que ha quedado reflejado en el último Green Metric, que nos ha situado en el puesto 38 de 1.000 universidades de todo el mundo, lo que nos convierte en la universidad española más sostenible.