DOCENCIA
El posgrado en mediación y gestión de conflictos celebra sus primeros 25 años
Fotografía: Francisco Rivas - 2 dic 2022 13:36 CET
Este curso se cumple el vigésimo quinto aniversario de la puesta en marcha en la UCM y en la universidad española de los estudios de posgrado en mediación y gestión de conflictos. El rector Joaquín Goyache; el defensor universitario, Rafael Orden; la decana de la Facultad de Trabajo Social, Aurora Castillo, y la directora del Centro de Formación Permanente, Mercedes Rodríguez, han querido acompañar, en el acto organizado este 2 de diciembre para conmemorar la efeméride, a la principal “culpable” de que, entre otros muchos logros, aquel primer curso de especialista, se convirtiera poco después en experto y desde hace nueve años en máster propio de la Universidad Complutense: la profesora Leticia García Villaluenga.
“La Universidad Complutense ha apostado por la mediación gracias a ella. Hay que decirlo así. La Universidad no se mueve sola; hay que empujarla. Y Leticia empuja mucho y siempre con una sonrisa. Ella nos ha enseñado que los conflictos, si se manejan bien, pueden ser constructivos”, ensalzó el rector Goyache.
La profesora García Villaluenga, en efecto, fue la gran responsable de que a finales del pasado siglo, exactamente en 1997, como explicó la decana Aurora Castillo, la Facultad de Trabajo Social apostará por poner en marcha estos estudios, que pronto cobraron un “reconocido prestigio nacional e internacional”. Durante estos 25 años han pasado por este posgrado, según señaló la decana, más de 1.000 estudiantes, hoy profesionales, procedentes de titulaciones muy diversas -desde Trabajo Social, Derecho o Políticas hasta, incluso algún, titulado en Veterinaria- y también de muy diversos lugares, no solo de España, sino también, sobre todo, de América Latina. A juicio de Aurora Castillo, el éxito de este título propio se explica en el compromiso por la excelencia de sus organizadores, la calidad y calidez de su profesorado, su apuesta por nuevas técnicas pedagógicas, la alta inserción laboral, de alrededor del 70%, de sus titulados, y el “boca a boca”, que ha hecho que muchas personas llegaran a él a través de amigos, conocidos o contactos. Este éxito, como concluyó la decana, como Facultad, “nos enriquece y nos engrandece”.
Para la directora del Centro de Formación Permanente, Mercedes Rodríguez, el éxito y longevidad del posgrado de mediación y gestión de conflictos pone de manifiesto la “excelente calidad” de los títulos propios de la UCM, mostrando algunas de sus principales características como su flexibilidad y rápida adaptación a los cambios sociales o pedagógicos, o la formación práctica de calidad que ofrecen gracias a convenios con instituciones y empresas.
El defensor universitario, Rafael Orden, subrayó que este máster ha trascendido más allá de las aulas y de la formación que ofrece a sus estudiantes, siendo en realidad el germen de la utilización de la mediación en la Universidad Complutense. En el caso de la Defensoría del Universitario, Orden explicó que desde 2005 la mediación figura de manera pionera entre las herramientas que puede utilizar el defensor para resolver conflictos en la universidad. Desde su nombramiento hace tres años, según afirmó, ha tratado de promover la mediación en la UCM e incluso ha creado una figura específica de “Adjunto para la mediación”. No obstante, de acuerdo con el defensor, este trabajo que se hace desde la Defensoría, “no se puede comprender sin estos 25 años” del máster y sin el trabajo de sus organizadores, de los que “nos seguimos aprovechando y con los que seguimos contando”.
La profesora Leticia García Villaluenga, gran protagonista del acto, recordó que hace 25 años la mediación era lo que Bertolt Brecht llamaba “castillos en el aire”, a los que “un grupo de soñadores” trató de “poner cimientos”. “No había normas sobre mediación, pero sí existía ya la voluntad social de solucionar los conflictos de forma pacífica”. En aquellos momentos fue cuando García Villaluenga y su grupo de soñadores “pensamos que una universidad como la nuestra quizá querría apostar por la innovación social que traía la mediación”.
El primer paso fue el título de especialista en Mediación y Gestión de Conflictos y desde allí comenzó a “permear” la Universidad. Fue en 2004 cuando el rector Berzosa y la inspectora jefe de Servicios, Tebelia Huertas, ofrecieron a García Villaluenga la posibilidad de utilizar la mediación como herramienta de resolución de los muchos conflictos que surgen en una comunidad tan numerosa como es la de Complutense. “Creamos -recuerda la directora del posgrado- el primer servicio de mediación de la universidad española y lo hicimos en el órgano más difícil”. El máster desde el primer momento se imbricó en el proyecto, ya que permitió la formación de los mediadores necesarios. Muchos miembros del personal de administración y servicios y también docentes con responsabilidades de gestión -el rector Goyache recordó que siendo decano de Veterinaria realizó un curso, en el que aprendió herramientas que aún le siguen siendo útiles- recibieron formación en mediación.
En estos veinticinco años la mediación se ha consolidado como una herramienta eficaz de resolución de conflictos y, como gusta señalar a la profesora García Villaluenga, en constructora de “cultura de paz”. La “gran familia de la mediación” ha crecido y se ha internacionalizado. El máster ha sido germen de un instituto universitario, de una conferencia internacional de mediadores con presencia de más de 60 universidades, de un convenio de formación con el Ministerio de Justicia, de ser interlocutor con los partidos políticos, que haya recorrido el Amazonas con un programa pionero, que incluso estudiantes hayan desarrollado una app sobre mediación… Y todo, como enfatizó Leticia García Villaluenga, gracias a un equipo, a una gran familia “que se quiere y que se cuida”, que ha sabido integrar a “veteranos”, como Ignacio Bolaños, Mari Luz Sánchez o Paloma del Hoyo, con gente joven comprometida e ilusionada en seguir haciendo avanzar la mediación. “Voy a terminar entonando una canción: Gracias a la vida. Seguimos caminando juntos”.