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Rafael Puyol, Joaquín Goyache, Jorge Sainz, Miguel Carmelo y la periodista Josefina Stegmann en el Foro Vocento "Educación, nuestro futuro"

El rector Goyache defiende que la Universidad sea la referencia en la formación permanente

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Vocento - 31 mar 2022 10:24 CET

Joaquín Goyache, rector de la Universidad Complutense, ha participado este 30 de marzo en el Foro Vocento “Educación, nuestro futuro”. Lo ha hecho, en concreto en un panel sobre los retos de la educación en el que se ha hablado de la empleabilidad, los grados a la carta, la integración de la Formación Profesional en la universidad, la sobrecualificación de los egresados, el desafío digital y la formación permanente. Sobre este último punto, Goyache ha defendido tanto su necesidad, en un mercado laboral cambiante, como su rentabilidad, ya que “la universidad ahora es un lugar de ida y vuelta constante a lo largo de la vida”.

 

El rector Joaquín Goyache abrió la sesión negando el mantra de que las titulaciones no se adecuan al mercado laboral, porque la universidad está para “formar profesionales, investigadores y ciudadanos responsables, y en realidad ni estamos tan alejados del mercado laboral ni podemos cambiar la forma de trabajar para un mercado que es tan volátil”. Cree el rector que la super especialización puede venir por los másteres, y que no debe hacerse en los grados.

 

Confirma además que es muy difícil ajustarse a una realidad que se desconoce cómo va a evolucionar, porque grados como Filosofía, que “hasta hace poco, era una cuestión académica y de docencia, ahora es un estudio en el que literalmente nos quitan de las manos a los egresados, e igual pasa con los matemáticos, que son el top de los egresados, por eso la universidad tiene que trabajar con unas bases, y no dar pasos en falso”.

 

Rafael Puyol, ex rector de la UCM y actual presidente del consejo de administración de la Universidad Internacional de La Rioja, asegura que son los propios estudiantes, según un estudio de la Fundación Universidad y Empresa, quienes critican la enseñanza que reciben y “quizás hay que estar atentos para corregir las deficiencias que señalan”. Según este estudio, un 60% manifiestan que su preparación no es la adecuada para desarrollar una actividad en el mundo empresarial y les gustaría que hubiese algún complemento formativo para adecuar su formación. También se quejan los estudiantes de que hay demasiada enseñanza teórica y de que no tienen las competencias que hoy en día demandan las empresas, como las digitales, el trabajo en equipo, las habilidades comunicativas…

 

Miguel Carmelo, presidente de la Universidad Europea en España y Portugal, considera también que hay una desconexión evidente entre la universidad y el mundo del trabajo, pero es así “porque la misión de la universidad no es servir al mercado laboral, sino que se va a la universidad a saber. Aunque es cierto que hay modelos académicos muy de tarima y muchos profesores están demasiado desconectados del sistema productivo, y ahí los propios estudiantes deberán aprender por su cuenta”.

 

Jorge Sainz, catedrático de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos, defiende que los profesores sí están preparados, pero “hay un problema de incentivos y de formación asimétrica”.

 

Formación permanente

Abriendo el debate sobre la formación permanente, cree Rafael Puyol que “los conocimientos son necesarios, pero ante las incertidumbres del mercado laboral del futuro es imposible preparar, a no ser con las competencias, o supercompetencias, en la que se proporcionan unas herramientas que van a ser útiles en cualquier momento de su trayectoria profesional”. Opina Puyol además que uno empieza a tener obsoletos sus conocimientos a los dos años de haber terminado los estudios y que, pese a eso, “no se ha hecho una apuesta decidida en las universidades por la formación permanente”.

 

Según los datos de Jorge Sainz hay 650.000 personas en España con estudios superiores que están en el paro, y para sacarles de ahí, habría añadirles competencias nuevas para que sean competitivos. De todos modos, “lo importante de la formación es la familia y el buen bachillerato, y muchas veces los alumnos llegan a la universidad con una mala base”.

 

En la misma línea se expresa Miguel Carmelo, quien cree que la educación debería entenderse en su conjunto, prácticamente desde la escuela infantil de los 0 a los 3 años, pero “desgraciadamente hacer un pacto sobre la educación es imposible en nuestro país”. Ahora mismo, de acuerdo con el conferenciante, el reto es que “la gente quiere aprender a lo largo de toda la vida, y de hecho las universidades están llenas de gente que ya estuvieron en la universidad de manera previa, tanto on line como presencial”.

 

Joaquín Goyache opina que la formación permanente es rentable, porque los egresados van a volver de manera recurrente, y por eso es necesario que la Universidad lidere la formación permanente. La Universidad Complutense ya ofrece, a través de su Centro de Formación Permanente, decenas de diplomas, tanto para licenciados como para aquellos que no lo son pero quieren aumentar sus conocimientos, sobre temas tan variados como la paleontología, la neurociencia, la asistencia en clínica veterinaria, la odontología estética, el diseño de interiores, la bioética clínica o el diseño de itinerarios para la inserción sociolaboral de personas con necesidades de apoyo.

 

Oferta de grados y sobrecualificación

Sobre si existe un exceso de oferta de grados en la universidad española, Joaquín Goyache cree que el problema está más en la frustración de las carreras vocacionales. “Producimos, por exceso de facultades, más veterinarios, por ejemplo, que Alemania y Francia juntas, y al final no hay hueco para todos. Al aumentar la demanda bajan los sueldos y algunos prefieren trabajar de cajero en un supermercado porque ganan más que siendo veterinarios, y ese sí puede ser un problema”, asevera el rector.

 

Rafael Puyol cree que el exceso de grados y de másteres es un viejo problema, pero a él le preocupa más el hecho de que haya en el mercado los grados que necesitamos. Coincide con Goyache en que cada año hay una enorme cantidad de personas en ciencias sociales, humanidades, experimentales… Y a veces no encuentran un acomodo fácil en el mercado laboral. Tiene claro que cada uno debe estudiar lo que considera que va mejor con sus propios deseos, pero quizás sí faltan estudios que encajen mejor en el mercado laboral, y sobre todo más cursos de orientación preuniversitaria, que digan a los estudiantes qué es lo que hay en el mercado, qué ofrecen las universidades, las grandes demandas…

 

En torno a este debate, Miguel Carmelo cree que las personas no pueden estar sobrecualificadas, y que quizás es un problema del empleo, de adecuación del sistema productivo al sistema educativo. Lo que sí es cierto es que “con sueldos pobres todo el mundo está sobrecualificado, pero bendita sea esa sobrecualificación porque estamos preparando a la gente para trabajar a cualquier edad”.

 

Jorge Sainz señala que “estamos formando a gente para conducir F1 y llegan al mercado laboral y se encuentran con un Seat, que es un coche muy digno, pero lejos de la preparación previa. El mercado laboral español no se ajusta, pero es un problema de la sociedad española, no del sistema educativo”.

 

El desafío digital

La pandemia ha hecho que todas las universidades se hayan tenido que adaptar al mundo virtual y a las clases en remoto. Para Miguel Carmelo el esfuerzo del sistema educativo ha sido magnífico, gracias también a un estudiantado expectante ya preparado. Es probable que haya tenido algunos resultados negativos, pero “la enseñanza virtual está aquí para complementar, no para sustituir a la presencial, y ya que ahora la universidad es para personas entre 18 y 48 años, ahí tiene un hueco la enseñanza no presencial, que convivirá perfectamente con la tradicional.

 

Jorge Sainz cuenta que la Universidad Rey Juan Carlos ofrece ya grados híbridos que tienen un número de asignaturas determinados que se dan on line, con estructuras de gamificación, no improvisadas como durante la pandemia. Para Joaquín Goyache hay cosas que no se pueden sustituir, como las prácticas presenciales, pero “el sistema híbrido puede ser muy eficaz, no hay que demonizarlo. Además, la enseñanza on line cuenta con herramientas pedagógicas y de comunicación muy importantes, que nos permiten llegar a ciudadanos de otros países que no pueden venir aquí”.

 

Según Rafael Puyol las universidades presenciales públicas “han hecho un gran esfuerzo durante la pandemia, y eso es innegable, pero quizás no ha sido suficiente porque los estudiantes han criticado la falta de instrumentos de naturaleza tecnológica para impartir la enseñanza con rigor y que el profesorado quizás no tenía las competencias suficientes, así que hacen falta recursos pedagógicos diferentes y metodologías distintas”.

 

Replica Goyache que lo que han hecho las universidades públicas durante la pandemia ha sido una enseñanza en remoto de emergencia, y que no estaban preparadas en absoluto, pero ha sido todo un éxito. Eso sí, los estudiantes no han podido vivir la esencia de la universidad, que está más allá de las clases, e implica también actividades culturales, deportivas y las reuniones en la cafetería.

 

Concluye Puyol que “el profesor tiene que cambiar el diapasón, y la clase magistral tiene que acabar, tiene que ser el coordinador de una actividad en clase, donde el alumno debe venir con la preparación adecuada. De ser un impartidor de clase tiene que pasar a ser un animador, y si no se concibe con un carácter más participativo la enseñanza no alcanzará el nivel de satisfacción que los estudiantes esperan que tenga y será un fracaso”.