ÁGORA

Una estudiante contempla uno de los pósteres de la exposición

El terrorismo en España sigue siendo un tema pendiente para los historiadores

Fotografía: Jesús de Miguel - 10 abr 2024 10:49 CET

Hasta el 16 de abril el vestíbulo de la Facultad de Geografía e Historia alberga la exposición “Historia y memoria del terrorismo en España. Un recorrido interactivo por el pasado reciente”. Vinculada a esta, el 9 de abril se celebró en la sala de juntas de la Facultad la mesa redonda “La investigación del terrorismo en España hoy”, en la que participaron, junto al profesor asociado al Departamento de Historia Moderna e Historia Contemporánea Pedro Barruso Barés y el director del mismo, Antonio Moreno Juste, el catedrático de la Universidad del País Pasco Santiago de Pablo Contreras y el responsable de Investigación de la Fundación Memorial Víctimas del Terrorismo, Gaizka Fernández Soldevilla. El acto lo presentó el decano, Miguel Luque Talaván.

 

La exposición repasa varios de los más sangrientos atentados terroristas perpetrados en España desde los años 70 del pasado siglo, junto a momentos significativos como el fin de ETA en la pasada década. Así, dedica espacio a las más terribles matanzas de ETA como las de Hipercor y la Casa Cuartel de Zaragoza, o a momentos que paralizaron a todo el país como el asesinato “en diferido” de Miguel Ángel Blanco, el secuestro de Ortega Lara o, en los últimos años del franquismo, el atentado que costó la vida del entonces presidente del Gobierno, Carrero Blanco. Pero, además de en ETA, la muestra también centra su atención en otros actos terroristas, ya fueran protagonizados por grupos de extrema derecha, como la matanza de los abogados de Atocha o el asesinato de Yolanda González; por el Grapo, como el secuestro de Plubio Cordón; por los GAL o, como no, de origen yihaidista como el 11-M. El visitante puede conocer las líneas principales de lo sucedido a través de pósteres, y, si lo desea, ampliar la información de cada uno de esos momentos con enlaces a través de códigos QR.

 

Pedro Barruso, responsable junto a la profesora Nuria Rodríguez de la celebración tanto de la exposición como de la mesa redonda, justifica la organización de ambas en el hecho de que la “gente joven empieza a no saber lo que fue el terrorismo”. Según indicó, en una reciente encuesta a estudiantes de ESO en Navarra, un alto porcentaje no sabía ni siquiera quién fue Miguel Ángel Blanco. Esta situación hace que sea necesario no sólo recordar en los colegios e institutos qué significó el terrorismo en España, sino también hacerlo en la Universidad.

 

Tarea pendiente

Los historiadores también tienen un papel importante que cumplir en esa misión de no dejar caer en el olvido lo sucedido, y es que, como coincidieron en señalar tanto Gaizca Fernández como Santiago de Pablo y el propio Pedro Barruso, hasta ahora esta labor ha caído principalmente en manos de periodistas o, en menor medida, de sociólogos, pero no en las de los historiadores, cuyo trabajo, “más lento, pero más riguroso, con mayores garantías y más sólido”, como señaló el responsable de Investigación de la Fundación Memorial Víctimas del Terrorismo, es muy necesario.

 

Los invitados coincidieron en señalar que ese “mucho” que los historiadores tienen por hacer en este campo, en buena medida atañe al terrorismo de ETA, que comprende un periodo de más de 60 años y más de 850 asesinatos, pero no solo a este. De acuerdo con Gaizka Fernández también es necesario indagar en lo realizado por el Grapo, segunda banda más mortífera en España con 90 muertes a sus espaldas, o por otras organizaciones de extrema izquierda, como Hoz y Martillo. También se precisan estudios historiográficos serios sobre lo que fue el terrorismo de extrema derecha o también el vinculado al Estado, como fueron los GAL, e incluso sobre el yihaidismo, que no es solo culpable del 11-M, sino que ya en los años 70 está vinculado a varios atentados.

 

Pero la principal tarea pendiente sigue siendo ETA. Santiago de Pablo reconoce que aún hay mucha “historia interesada” y “blanqueada” sobre ETA, que a veces llega desde la televisión, desde el cine o incluso de “presuntos” libros de historia, que en realidad no han sido escritos por historiadores. Reconoce el catedrático de la Universidad del País Vasco que, aunque la situación ha ido mejorando y hoy ya se puede hablar en voz alta del “terrorismo de ETA”, aún, no obstante, sigue sin ser “un tema fácil de tratar, y sigue siendo más fácil indagar sobre la historia de la economía del País Vasco en el siglo XIX”. De acuerdo con el historiador vasco la “batalla por el relato” sigue muy presente y muchas veces lo que se cuenta y lo que no se cuenta de ETA está guiado por determinados intereses.

 

Sobre ETA, como también coincide responsable de Investigación de la Fundación Memorial Víctimas del Terrorismo, Gaizka Fernández, hay mucha labor historiográfica pendiente, desde, sin ir más lejos, una “historia global” que aún nadie se ha atrevido a hacer –quizá, como matizó De Pablo, porque hay muchas fuentes que aún no están abiertas y, además, su final es demasiado reciente-, o sobre diferentes aspectos concretos, como pueden ser, las relaciones internacionales de ETA, la historia de los comandos en Madrid y Barcelona u otros temas asociados como el daño psicológico causado en los guardias civiles o la historia de las asociaciones de víctimas.