DEPORTE
El V Memorial Quadra-Salcedo hace presente el pasado en la histórica pista de ceniza de la UCM
Texto: Texto y fotografía: Recordando a Miguel - @QuadraRuta - 13 may 2024 00:00 CET
El sábado 11 de mayo se disputó el V Memorial de Atletismo Miguel de la Quadra-Salcedo con un gran éxito de participación y asistencia en la histórica pista de ceniza de la Universidad Complutense de Madrid, engalanada para la ocasión como en los grandes momentos y donde se homenajeó a Pipe Areta y al recuerdo de Carmen Valero, Francisco Aritmendi, José Molins y Tomás Barris.
Desafiando a los principios de la física que en pleno siglo XXI todavía mantienen que viajar en el tiempo es imposible, el V Memorial de Atletismo Miguel de la Quadra-Salcedo que se celebró el pasado sábado 11 de mayo en la histórica pista de ceniza de la Universidad Complutense de Madrid, que data de 1931, volvió a demostrar que lo que ocurre allí cada año durante el mes de mayo es lo más parecido a sumergirnos de lleno en un apasionante viaje temporal.
No en vano, lo primero que se encontraban los asistentes al dejar atrás el bar del Central y acceder a la instalación atlética era un cartel que dejaba bien claras las intenciones: “Bienvenidos al pasado”. Y tras él, como si ocurriera el milagro, todos los signos que demostraban que dicho viaje era real: una vieja pista de ceniza como la de la película de Carros de Fuego, las líneas de cal pintadas a mano a la vieja usanza, trescientos atletas vestidos con ropa de épocas pasadas y un ambiente festivo inconfundible que desde hace años ha convertido al Memorial Quadra-Salcedo en un evento único en el mundo y donde uno puede encontrarse desde familias enteras, atletas universitarios o corredores populares hasta algunos de los primeros atletas del atletismo español moderno que redefinieron este deporte en este lugar durante los años 50 y 60 del pasado año y grandes campeones olímpicos como Ruth Beitia o Fermín Cacho, pasando por algunos de los protagonistas del atletismo español más reciente como Jesús España o Alberto Juzdado, e incluso jóvenes a medio camino de sus entrenamientos para París 2024 como Marta Pérez o Irene Sánchez Escribano.
Con puntualidad británica y bajo un cielo azul, la jornada comenzó a las diez de la mañana con las emociones por todo lo alto y la lectura del juramento universitario a cargo de Armando Roca, el veterano velocista tolosarra de 90 años que batió el récord de España de 100 metros en 1959 en este mismo lugar, y a la que siguió el tradicional minuto de silencio en recuerdo a Miguel de la Quadra-Salcedo y José Luis Torres, a los que este año se unieron el recuerdo a Carmen Valero y Cristina Franco, esposa de Jorge González Amo, y la habitual entrega de un ramo de flores a la estatua de Quadra-Salcedo por unas jóvenes atletas.
Desde ese momento, durante tres horas se fueron celebrando las distintas competiciones atléticas de carreras, marcha, lanzamientos y relevos que conforman el Memorial y donde se produce esa mezcla intergeneracional que tanto caracteriza al evento, con atletas anónimos de todas las edades inimaginables participando al lado de sus grandes ídolos.
En un paso más por seguir convirtiendo el Memorial en toda una experiencia para los participantes, durante este año se produjeron dos novedades que invitaron a unirse a todos los asistentes. Por un lado, todos los que así lo desearon pudieron saltar acompañados de atletas como Ruth Beitia, Patricia Sarrapio o Loles Vives en el espectacular foso de longitud recientemente renovado por la Universidad Complutense de Madrid en un paso más por seguir manteniendo y recuperando los distintos elementos que conforman la histórica instalación deportiva. Y, por otro lado, los más lanzados pudieron participar en un taller de lanzamientos tradicionales que finalizó con una exhibición de barra aragonesa a cargo de los lanzadores Gabriel Pardos, Miguel Ángel Pardos y José Armando Gómez, pertenecientes al club Barraires de Zaragoza.
Tres horas después del inicio de las competiciones, a partir de las 13:00 h. llegaron los momentos más emotivos de la jornada que comenzaron con una prueba de 800 metros femeninos en homenaje a la recientemente fallecida Carmen Valero, que hace tan solo un año corrió en esta misma pista la que finalmente fue su última carrera con un dorsal en el pecho, y que contó con la presencia de una pléyade de estrellas para acompañar a su hermana Leonor Valero y a la campeona de España María Teresa Castañeda, plusmarquista nacional de la distancia en esta misma pista en 1964.
Tras las emociones en torno al inolvidable recuerdo de Carmen Valero, se procedió a los homenajes a Francisco Aritmendi, cuya familia recibió sesenta años después una réplica de la medalla de oro que logró en el Cross de las Naciones de 1964 (actual campeonato del mundo de campo a través) y que tuvo que vender por motivos económicos, a José Molins, fallecido hace un año, y al gran Luis Felipe “Pipe” Areta, principal protagonista de esta edición del Memorial y en cuyo homenaje se ha recuperado el mismo foso de salto de longitud donde desarrolló casi toda su trayectoria atlética y que desembocó en su gran actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 que en aquellos momentos fue el mejor resultado olímpico logrado por un atleta español.
Así mismo, durante la jornada tuvo lugar la presentación en sociedad de los libros “Luis Felipe Areta, un saltador de leyenda” de la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo (AEEA) y “75 años enseñando construyendo atletismo desde el corazón” de José García Grossocordón “Grosso”.
Finalizada la jornada atlética, entre los asistentes que abandonaban las instalaciones de la Universidad Complutense de Madrid muchas conversaciones giraban sobre el hecho de que todo lo vivido había parecido un sueño, un maravilloso viaje al pasado. Pero ahí seguirá cada día la pista de ceniza y la estatua en homenaje a Miguel de la Quadra-Salcedo como lugar de peregrinación para recordarnos la importancia de seguir soñando el futuro sin olvidar la importancia de los lugares de dónde venimos.