ESTUDIANTES

Enrique Miguel Torrijos

SOL-BAM, un ejemplo de TFG con aplicación real

Texto: Jaime Fernández, Texto: Jaime Fernández - 15 oct 2020 10:26 CET

Las tres condiciones que pone el profesor José Luis Vázquez-Poletti, del Departamento de Arquitectura de Computadores y Automática, para hacer con él el TFG (Trabajo Fin de Grado) son que el tema motive al estudiante, porque “estar trabajando un curso académico en algo que no te gusta es una tortura”; que sirva para algo, “que se pueda quedar con los amigos y que se pueda explicar de qué va y que te respondan que es interesante y útil”, y la última es que sea la excusa para aprender alguna tecnología nueva, porque “mejor ahora que no cuando estés en el mercado laboral y te tiren en una entrevista de trabajo por tener una escasa competencia en alguna tecnología concreta”. Y esas tres condiciones se han dado en SOL-BAM, el trabajo de Enrique Miguel Torrijos, que ha desarrollado para facilitar la gestión interna del Banco de Alimentos de Madrid.

 

Enrique Miguel Torrijos Gabriel cuenta que se puso en contacto con su tutor, el profesor José Luis Vázquez-Poletti, con la idea de desarrollar un sistema que relacionara a proveedores con clientes de alguna empresa, pero “lo ideal es que el proyecto se desarrollara en un contexto real, no en un mundo de fantasía”. El estudiante y el profesor evaluaron las diferentes opciones que había para trabajar, y entre ellas destacó el Banco de Alimentos de Madrid (BAM), con quien la Facultad de Informática mantiene una relación desde hace años. Vázquez-Poletti asegura que él no suele ofrecer temas de Trabajo de Fin de Grado a sus alumnos, pero en este caso Torrijos “ha querido recoger ese guante que le lanzó para hacer algo que ayudase al BAM”.

 

El profesor, quien cuenta que ya le dio una asignatura a Torrijos en primer curso, “así que de alguna manera este es el círculo que se ha cerrado”, le define como “uno de los más brillantes de su clase, además de ser una persona que se cuestiona y piensa mucho las cosas, que tiene una mente bastante ingenieril, incluso más hacia la ciencia que para la ingeniería, lo cual está muy bien, porque eso le convierte en muy metódico”. De hecho, para desarrollar su trabajo, Torrijos comenzó quedando con los responsables de la ONG y juntos, a lo largo de cuatro meses, empezaron a pensar qué se podría hacer para ayudarles, qué necesidades se podían cubrir con un software. En ese tiempo estuvo viendo el funcionamiento interno y estudiando las incidencias para diseñar la herramienta de la forma más eficiente posible, trabajando con el jefe del Departamento de Informática.

 

De esas reuniones ha surgido este sistema SOL-BAM (System for Optimized Logistics for Banco de Alimentos de Madrid), que es una aplicación web para solventar o solucionar algunos pequeños problemas que había en la ONG. Torrijos reconoce que la mayoría no son problemas graves que impidan el funcionamiento del BAM, pero con la herramienta “se facilita el trabajo diario, haciendo pequeñas gestiones internas que antes no estaban controladas, como por ejemplo la asistencia de los voluntarios. Son pequeños detalles, que al final cuando se juntan acaban tratando muchas cosas, que son pequeñas necesidades que iba teniendo el BAM”.

 

Informa Torrijos de que el sistema, que ha realizado para la ONG de manera totalmente gratuita, todavía no está implementado, pero ya se está preparando todo para que puedan trabajar con esa herramienta que “se utiliza de manera fácil una vez que se explican todas sus posibilidades y además se puede actualizar y cambiar, porque es un sistema bastante fácil de modificar, abierto a añadir o incluso a borrar si algo no interesa”. De acuerdo  con Vázquez-Poletti, es “muy flexible y dinámica para poderse implementar tanto en las máquinas físicas que puedan tener en la sede del BAM como para subirlo a algún cloud público”.

 

El desarrollo de la aplicación web se debe en su totalidad a Torrijos, aunque el profesor Vázquez-Poletti le fue guiando para ver por dónde debía abarcar los temas o cuál era la mejor ruta para hacerlos. También le ayudó con alguna herramienta que no había utilizado antes del TFG, pero “más como una guía, fue un trabajo muy bueno con él”. El profesor añade que en todas las reuniones que han tenido, primero presenciales y luego virtuales, Torrijos “dejaba poquísimos cabos sin atar. Es de esos estudiantes que iban a las reuniones de rendimiento de TFG con los deberes bien hechos”.

 

Torrijos está ahora en fase de búsqueda de trabajo, donde “poco a poco se va moviendo algo, pero va despacio”. Reconoce que está abierto a varias opciones, desde trabajar en un sistema similar al de su TFG, hasta cualquier otra opción en la que haya que elaborar herramientas de software para trabajos de consultoría o similar, pero de todos modos no está cerrado a ninguna opción concreta dentro de ese ámbito. Vázquez-Poletti opina que en esa búsqueda de trabajo le va a servir, como parte de su currículo, la carta que le ha hecho el BAM reconociendo su labor, y no sólo eso, sino que de cara al mundo laboral le va a venir bien “el haber estado trabajando con problemas reales, como un ingeniero de pro, con sus reuniones con el cliente, mostrándoles diferentes prototipos que él iba haciendo… Es decir, todo lo que es un proceso de desarrollo informático vivido de primera mano, y esa es una experiencia que no se paga con dinero”.