María del Puy Alvarado, productora de 'El agente topo', nominada al Oscar al Mejor Documental: “Ser profesora en la Complutense es una experiencia muy gratificante”
Texto: Jaime Fernández - 21 abr 2021 00:00 CET
Profesora del Departamento de Ciencias de la Comunicación Aplicada, María del Puy Alvarado es una de las productoras de la coproducción de Chile y España, El agente topo, que esté año está nominada al Oscar al Mejor Documental. A la espera de la ceremonia de los premios de Hollywood, que se celebra el 25 de abril, Alvarado está igual de emocionada que la anterior vez que estuvo nominada en los Oscar en el año 2019, en aquella ocasión en la categoría de Mejor Cortometraje, por Madre, de Rodrigo Sorogoyen.
¿Cómo se siente al ver otra de sus producciones nominada de nuevo a los Oscar?
Estoy muy contenta y muy agradecida de que esté pasando esto con El agente topo, que es una película muy especial que está haciendo un viaje muy bonito, a pesar de que le ha pillado la pandemia a mitad de camino. Se estrenó en Sundance en 2020 y en septiembre estuvo en el Festival de Cine de San Sebastián, donde ganamos el premio del Público Europeo, y eso nos hizo mucha ilusión. Luego, por la pandemia, no se ha podido estrenar en salas en España hasta marzo de 2021, pero a pesar de eso nos está dando muchas alegrías, ya que tiene un feedback de público buenísimo, porque a la gente le encanta, le emociona y está funcionando muy bien.
La película aborda, de una manera especial, el tema de las residencias de mayores. ¿No es ese un mundo un poco deprimente?
Curiosamente en Sundance, el filme se recibió con muchas risas, pero seis meses después, con una pandemia por medio, la película ya tendía un poco más a la lágrima y a la emoción, y eso es lo que sigue pasando ahora. Eso sí, es una emoción positiva y una lágrima incluso bonita, de desahogo, porque es una película que emociona mucho en el momento en el que estamos. Tanto la directora Maite Alberdi como yo pensamos que es una película muy positiva, ya que habla de que todo es posible, independientemente de la edad, lo que pasa es que la estamos viviendo en el contexto de todo lo que hemos vivido y de una pandemia. Una de las cosas más emotivas de la película, cuando va el público al cine, es que al salir muchos nos dicen que han sentido ganas de llamar a sus padres o a sus abuelos, y eso es algo que nos emociona mucho.
La directora, en alguna entrevista, ha hablado de la pandemia de soledad que se refleja en el filme.
Sí, Maite habla de eso, pero ya lo hacía antes de esta pandemia del coronavirus, porque es cierto que la pandemia de la soledad existe, aunque no sólo toca a los mayores. Creo que en las sociedades modernas la pandemia de la soledad, de una manera u otra nos toca a todas y a todos.
¿Cuánto hay de realidad en esa película y cuánto de ficción? ¿Hay mucho guionizado?
No hay nada guionizado ni hay actores ni actrices. El único elemento de ficción que pudiera haber es el casting que se ve al principio de la película para elegir a ese agente topo que se va a introducir en una residencia de mayores. Todo lo demás es real y no hay ni una sola línea guionizada a pesar de que los protagonistas estén genial. Hay que tener en cuenta que es un cine de búsqueda y de creación en el que estuvimos tres meses y medio rodando. Hay más de cuatrocientas horas de material y dos años de montaje, así que la única manera de conseguir esa realidad, esa magia, en este cine de observación es teniendo mucho tiempo.
¿Esa búsqueda del tiempo es algo que caracteriza también a otras de sus producciones?
El cine documental siempre necesita mucho tiempo de rodaje y de postproducción. El año pasado estrenamos Anatomía de un dandy, que es un proyecto sobre la figura de Francisco Umbral que también venía desde 2017, y aunque teníamos menos rodaje que en El agente topo, la postproducción llevó casi un año y hubo un largo proceso previo de documentación porque había muchísimo archivo. Es decir, que los documentales siempre necesitan mucho tiempo, quizás no en rodaje, pero sí en montaje.
¿El amor por la producción le viene desde que estudió en la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid)?
Bueno, un poco antes. Estudié primero en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, Publicidad y Relaciones Públicas, y allí surgió en mí el deseo de dedicarme al cine. Justo en ese momento se creó la ECAM, así que decidí apuntarme cuando terminé la carrera. Hice las pruebas y entré en la especialidad de producción y allí sí que aprendí mucho y conocí a gran parte de los compañeros con los que actualmente todavía trabajo.
La labor de una productora es desconocida por gran parte del público y piensan que se limita a poner el dinero. ¿Qué es lo que hace realmente una productora?
En una primera fase se decide y se diseña qué proyecto se va a elaborar. A veces las ideas surgen de ti y buscas un equipo que te acompañe, un guionista o un director, y otras veces te vienen las ideas desde fuera y ayudas a construirlas. Es decir, que hay una parte de producción creativa muy importante en nuestro trabajo, sobre todo en esas fases iniciales en las que se decide qué y cómo se va a hacer. Desde ese momento, con una idea y unos guionistas se escribe un guion, y se va trabajando con un director o directora para llegar a la historia óptima. Si es un documental el proceso es parecido, pero el guion no está tan cerrado. Luego el productor tiene que ir logrando que la película crezca, contando con el equipo creativo que se considere que es el óptimo para la película, va buscando las ventanas de exhibición para el filme y las distintas fuentes de financiación para que todo se haga realidad y para que esa película se pueda rodar. Luego hay que postproducirla, acompañando al director o directora en todo el proceso, y luego empieza la vida real de la película, hay que lanzarla, estrenarla, compartirla con el público, llegar a las salas, a los festivales… Es un proceso muy largo que va desde la gestación de la idea hasta que la película está recorriendo el mundo, y como productora tienes que entender que es un activo de tu empresa y que esa película te acompañará toda la vida.
De todo ese proceso, ¿qué es lo que más gusta a usted?
A mí me gusta mucho la parte de desarrollo, la fase de creación de los proyectos, de sentar bien unas bases, de decidir qué película quieres hacerla y cómo hacerla.
Antes ha comentado que ya durante la carrera comenzó a interesarse por el cine. ¿Vio muchas películas?
Durante la época de la universidad, y durante la ECAM, sí que vi muchas películas, iba mucho a la Filmoteca y veía todo lo que podía. Los años de estudiante son muy importantes, de formación, de aprender y de nutrirte mucho e ir descubriendo películas y directores y directoras.
¿Cree que la mejor manera para aprender cine es viéndolo?
Ver películas es un camino muy importante, porque viendo cine se aprende mucho, aunque no es el único camino, porque se debe compatibilizar con la formación y con tu propia carrera profesional que te va enseñando día a día. Pero sí que es importante, yo sigo viendo mucho cine.
¿En salas o en casa?
Veo de las dos maneras porque no puedo ir todos los días a las salas, pero siempre que puedo trato de ir al cine. Me encanta la sala del cine, soy una gran defensora de ver así las películas, porque creo que es un momento mágico, super especial y hace que te concentres totalmente. En casa, con todas las tecnologías, me disperso muchas veces, mientras que el momento de entrar una sala, cuando se apagan las luces y se proyecta la película es pura magia, ese es mi lugar, mi rincón. Ahí soy feliz.
El agente topo, por ejemplo, no está en ninguna plataforma de momento. Quien quiera verla tendrá que ir al cine.
Ahora mismo está en salas de cine y está funcionando muy bien, dentro del contexto de pandemia y de que es un documental pequeñito, así que hemos decidido que esté solo en salas. Luego tendrá más recorrido en plataformas, porque Orange España forma parte de la producción desde España y esa será la primera plataforma donde se vea la película en nuestro país.
En 2006 fundó su propia empresa, Malvalanda. ¿Cómo le surgió la idea?
Cuando acabé de estudiar en la ECAM empecé a producir algunos cortos y trabajos que hacía con amigos y compañeros, y hubo un momento en el que vi que tenía que dar un paso hacia adelante y crear mi propia empresa para poder seguir produciendo. La verdad es que nunca me planteé si la empresa podría llegar a tener quince años, como ya tiene, pero así ha sido, se ha ido construyendo día a día. Cuando monté la empresa me centré en los cortometrajes que son un lugar de libertad absoluta y yo los veo como una vía, un camino, para luego acceder al largo y además, producir películas implica riesgos económicos financieros muy elevados, mientras que en los cortos los riesgos son mucho más pequeños. Me gustó mucho ese camino y hoy en día sigo produciendo algunos cortometrajes como Pentimento, de José Manuel Carrasco, un director con el que he hecho diversos cortos y que ha tenido muy buen recorrido en festivales. Además, somos la empresa productora que lleva el proyecto “DAMA Cortos”, que es un concurso que acaba de lanzar las bases y cuyo premio es la producción del corto. Y no es algo que quiera dejar de hacer, aunque hay que medir muy bien cuántos hacemos, porque para hacerlos bien hay que dedicarles mucho tiempo, pero siempre es maravilloso poder contar historias cortas con el nivel de experimentación y libertad tan grande que tienen.
De sus producciones, ¿tiene alguna preferida?
Todas tienen el mismo valor para mí, porque todas me han aportado algo, ya sean cortos o largos, documentales o ficción. Cada proyecto que hago es tan importante para mí como el anterior o el siguiente, y todos dejan en mí un aprendizaje y un poso fundamental. Todas las obras que he ido produciendo tienen un significado en el momento en el que las hice y estoy muy orgullosa de ellas.
Durante un tiempo coordinó la página web “Audiovisual en femenino” para visibilizar el trabajo de las mujeres en el cine. ¿Cree que sigue siendo necesario?
Aquel fue un proyecto muy bonito y del que aprendí mucho. Todos los años la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) publica un informe y los datos están mejorando, también gracias a las ayudas de discriminación positiva del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y cada vez vemos más directoras y jefas de equipo. Este año, por primera vez en la historia, en los premios Goya ganó una mujer en la categoría de Dirección de Fotografía, en concreto Daniela Cajías, por Las niñas. Eso significa que vamos dando pasos hacia adelante, hacia la igualdad de género, y que las cosas están cambiando, aunque todavía queda un largo camino.
Aparte de su trabajo en el cine, también es docente en la Complutense. ¿Qué le aporta su trabajo como profesora?
Me gusta mucho la docencia y me gusta mucho dar clases. Me hace muy feliz poder ir al aula y estar en contacto con alumnos y alumnas de los que aprendo mucho cada día. Es muy bonito poder enseñar en las aulas lo que yo hago fuera y aprendo a diario en mi trabajo. Por lo tanto, ser profesora asociada en la Complutense es una experiencia muy gratificante y enriquecedora para mí, y aunque no sé por dónde me llevará la vida, creo que no dejaré nunca de dar clases.