CULTURA

Antonio Carpallo Bautista y José María de Francisco Olmos, comisarios de la muestra “Este libro es mío... La heráldica como elemento distintivo en la producción del libro antiguo”

“Este libro es mío”, una exposición sobre heráldica en la Biblioteca Histórica

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel - 2 oct 2025 12:13 CET

Hasta el 20 de febrero se puede visitar en la Biblioteca Histórica de la UCM la exposición “Este libro es mío... La heráldica como elemento distintivo en la producción del libro antiguo”, comisariada por los profesores de la Facultad de Ciencias de la Documentación José María de Francisco Olmos y Antonio Carpallo Bautista. Ellos mismos explican que son parte del equipo docente del máster del Libro Antiguo y Patrimonio Bibliográfico de su Facultad, y que en sus estudios, de los libros fundamentalmente de los siglos XVI al XVIII ya habían visto que tanto en las portadas como en las encuadernaciones aparecían muchos escudos, que tradicionalmente se catalogaban como tal, pero sin dar demasiados detalles, cuando en realidad “cuentan mucho sobre quién es la persona que ha encargado o comprado ese libro, y de ahí el título de la exposición”.

 

Los dos comisarios de la muestra han estudiado cerca de 500 ejemplares de la Biblioteca Histórica de la UCM, de los que se exponen unos 120 y de los que aparecerán unos 150 en el catálogo que se colgará en la página web de la Biblioteca, y se llevaron algunas sorpresas, como el papel relevante de la mujer.

 

Informa José María de Francisco Olmos que han encontrado que “aparecen muchas mujeres con sus escudos propios y con escudos matrimoniales, es decir, el escudo no de, por ejemplo un duque, sino del duque y de su mujer, que a veces es más importante. De hecho, se han encontrado incluso hombres que eran muy importantes, pero que al casarse con una mujer más importante cambiaban su nombre y sus armas para quedarse con el de la mujer”.

 

Eso queda patente en la exposición, ya que, si cuenta con veinte vitrinas, catorce de ellas están centradas en mujeres, incluidas las de la Casa Real, otras que aparecen solas, otras con sus maridos y algunas invisibilizadas. También las hay de los caballeros de la importante Orden de Malta, de autores de los libros, como el inca Garcilaso de la Vega con su peculiar escudo, e incluso una dedicada al cardenal Cisneros.

 

Explican los dos comisarios que “junto al escudo suele haber una dedicatoria, que es una foto fija, porque dice, por ejemplo que un señor es Caballero de Santiago, y te cuenta un poco lo que es, o incluso sobre su familia, y toda esa información no estaba realmente recogida en lo que son los estudios del libro antiguo, que hacen unas fichas maravillosas, pero habían dejado un poco de lado la parte heráldica. Así que este estudio, del que ha surgido la exposición, puede ayudar a la investigación, sobre teniendo en cuenta que la heráldica es un lenguaje no verbal que te permite identificar los libros del Duque de Alba, de un caballero de la Orden de Santiago o saber que ha estudiado en la Universidad Complutense”.

 

Eso sí, el estudio no ha sido fácil, porque si a partir del siglo XVIII hay una serie de normas fijas en la heráldica antes de esa fecha no las había, así que si aparece, por ejemplo, una corona es probable que no sean más que adornos con esa forma, “y no sólo eso, sino que van cambiando los escudos a lo largo del tiempo, dependiendo de los matrimonios, de los cargos que ocupan o de que les concedan el toisón de oro, y todo eso complica el análisis de la heráldica de estas fechas”.

 

Antonio Carpallo Bautista, experto en encuadernaciones, explica que los escudos que aparecen en ellas también sirven para datar con exactitud, y saber a quién pertenecían algunas obras en las que aparecen escudos que ya se han encontrado en otras portadas. De hecho, gracias a este estudio “han salido novedades, nuevas identificaciones y dataciones”, que se espera que aparezcan en breve en una revista especializada.

 

Cisneros

Los dos comisarios han querido dedicar una vitrina al cardenal Cisneros en la que se ve cómo fue cambiando su escudo desde que era arzobispo de Toledo, en el que aparece el milagro de San Ildefonso y todo rodeado por el cordón fransciscano. Después, cuando crea la Universidad de Alcalá, utiliza su escudo de armas personales, las de cardenal.

 

A este escudo se le irán añadiendo elementos como un sol y el característico cisne que ha llegado hasta hoy en la Universidad Complutense. Primero fue un cisne con una cabeza, luego con dos y en el siglo XVIII ya quedó muy parecido al actual. En esta vitrina de la exposición se muestra una obra muy peculiar, con una encuadernación “muy antigua y muy especial, en la que aparecen los escudos y las caras de tres arzobispos de Toledo: Cisneros, Fonseca y Tavera”. Para que se pueda ver con más detalle se han colocado unas lupas que permiten disfrutar de este libro de lujo decorado con una técnica realmente complicada.

 

La Cosmografía de Ptolomeo

Uno de los libros más importantes, y estudiados, que custodia la Biblioteca Histórica es la Cosmografía de Ptolomeo, que sólo se expuso el día de la inauguración de la muestra, pero del que se puede ver una reproducción del corte, es decir, de los bordes de las páginas que quedan expuestos al cerrar el libro.

 

Allí en el corte delantero, aparece el título del libro, pero también un escudo que el profesor José María de Francisco Olmos identificó enseguida con el del Duque de Alba, y “no de uno cualquiera, sino del tercero, el de Flandes”. En la vitrina que se expone se ha colocado un escudo del noble para que se vea que es exactamente el mismo, con la ventaja de que en el libro aparece incluso en color, con los azules y los blancos y rodeado por pequeñas banderas, “se ve que está dorado, cincelado con pequeños hierrecitos estampados en frío para no quemar el papel”. Este descubrimiento permite saber quién fue el posesor del libro, lo que se desconocía hasta ahora, porque “se pensaba que ese escudo no era más que un adorno”.

 

Las mujeres

Entre las muchas mujeres de las que se puede ver su heráldica en la exposición se encuentran Isabel Clara Eugenia, quien fuera gobernadora de los Países Bajos; las “famosas monjas descalzas, que ponían sus escudos particulares, es decir, con nombre propio”; una autora, que era Bernarda Ferreira de la Cerda, que coloca su escudo matrimonial, y otra escritora más, la condesa de Aranda, que normalmente utilizaba sólo el escudo de su marido, aunque también a veces el matrimonial en el que aparecían los dos.

 

Destacan los comisarios también “la que es probablemente la encuadernación más bonita que hay en el siglo XVII español, la del duque de Medina de las Torres, pero es del duque y su mujer, porque la mitad es de cada uno”. Lo mismo ocurre con el escudo del conde duque de Olivares, que también incluye a su mujer, el del marqués de Villafranca, el de los condes de Aranda o el del duque de Lerma, valido de Felipe III.

 

Otro de los grandes libros de la Biblioteca Complutense, El túmulo imperial, que “es el único ejemplar que se conserva completo”, era del virrey de México, Luis de Velasco, y en el escudo aparecen las armas tanto de él como de su mujer.

 

Los ejemplos son innumerables y la mejor manera de conocerlos todos ellos, así como otras muchas curiosidades, es apuntarse a alguna de las visitas guiadas que organizan los dos comisarios de la muestra de momento los días 3, 10, 17 y 24 de octubre y para las que se puede hacer la inscripción en la página web de la Biblioteca.