IGUALES

Una visitante en la muestra "Ilustradoras científicas en la sombra"

La Complutense recupera a nueve ilustradoras científicas del siglo XX

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas - 2 feb 2024 10:44 CET

Durante todo el mes de febrero se puede visitar, en la sala de exposiciones del Jardín Botánico de la Complutense, la muestra “Ilustradoras científicas en la sombra”. Las comisarias, Ana Cabeza Llorca, de la biblioteca de la Facultad de Ciencias Geológicas, y Victoria López-Acevedo, del Departamento de Mineralogía y Petrología, reconocen que la exposición surgió a raíz de una incógnita: ¿Quiénes eran las autoras de unas placas calcográficas que se utilizaban, incluso en manuales de prestigio, en el área de Paleontología? Lo único que tenían de las tres ilustradoras era su nombre y su primer apellido, y tirando de ese débil hilo llegaron al descubrimiento de su trabajo, así como el de otras seis ilustradoras que también destacaron entre 1920 y 1960.

 

Durante cinco años las dos comisarias de la exposición han estado recopilando información, lo que ha servido, en cinco de los nueve casos, para sacar a las autoras, “no sólo de las sombras, sino de la oscuridad total”.

 

Sus pesquisas comenzaron en el registro de la propiedad y continuaron en la editorial del CSIC, en los Archivos de la Villa y en la búsqueda de las familias gracias a aplicaciones que elaboran árboles genealógicos. Casualidades, como dar con un médico que había conocido a una de ellas, y el encontrar a familiares, aceleraron la investigación, obteniendo datos valiosos sobre la vida de las autoras, así como dibujos que hasta ahora permanecían inéditos.

 

En la muestra se han preparado unos paneles biográficos sobre las nueve mujeres, así como información contextual sobre las instituciones donde trabajaban, o con las que colaboraban (la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, el Jardín Botánico de Madrid, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y el Instituto Cajal). También se pueden ver un gran número de ilustraciones, sueltas o formando parte de libros, e incluso unas láminas que ya estaban enmarcadas en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UCM.

 

La exposición se complementa con una serie de códigos QR que ha preparado la estudiante Paula Crespo, que dirigen a unos archivos sonoros en los que se explica la trayectoria de cada una de las ilustradoras.

 

La muestra ha sido posible gracias al apoyo del Jardín Botánico y de la Unidad de Igualdad de la UCM, porque, como asegura la comisaria Ana Cabeza, “esta muestra es un claro estudio de género”. Isabel Tajahuerce, delegada del rector para la Igualdad, ha resaltado que esta exposición se inscribe en una de las líneas de trabajo de la Unidad, que no es otra que “la recuperación de la memoria de las nuestras, para poner en valor a esas mujeres que forman parte de nuestra historia y que, aunque no se hayan visibilizado, existen”.

 

La vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria, Isabel García Fernández, ha asegurado que la Unidad de Igualdad cuenta con todos los recursos a su alcance para cumplir ese objetivo de recuperación de memoria, y ha resaltado el trabajo de las nueve ilustradoras que no sólo tenían un gran conocimiento científico, sino que además eran “muy buenas dibujantes”.

 

Las protagonistas

Las nueve ilustradoras científicas que se han rescatado tuvieron algún tipo de vinculación con la Universidad Central, el nombre anterior de la Universidad Complutense, ya sea por haber estudiado o trabajado en ella, por hacer dibujos para sus profesores e investigadores, o por pertenecer a alguna de las instituciones asociadas.

 

Contratadas directamente, para hacer ilustraciones paleontológicas en la Facultad de Ciencias, estuvieron Ana María Somoza Soler y las hermanas Benito Arzá, Maria del Carmen y Ascensión María; Conchita del Valle Fernández y María G. Amador, trabajaron en el Instituto Cajal; Luisa de la Vega Wetter y Carmen Simón Sanchís, lo hicieron en el Museo de Ciencias Naturales, y Paula Millán Alosete y Carmen Victoria del Val Chicharro, ilustraron para el Jardín Botánico.

 

De la más misteriosa de todas ellas, de la que se desconocen incluso su fecha de nacimiento y muerte, María G. Amador, sí que se han encontrado numerosos dibujos de preparaciones histológicas observadas bajo el microscopio. En el Instituto Cajal dibujó para muchos doctores histopatólogos, incluidos Jorge Francisco Tello, que sustituyó a Santiago Ramón y Cajal en la dirección del centro cuando el Premio Nobel falleció.

 

Lucía Concepción del Valle, conocida como Conchita, nació en Calatayud, donde se formó artísticamente, y falleció en Madrid. Trabajó también en el Instituto Cajal para numerosos histólogos y profesores complutenses, y el Museo Nacional de Ciencias Naturales conserva una colección de originales suyos a tinta y grafito, en blanco y negro.

 

Ana María Somoza Soler es una de las autoras de las placas calcográficas con las que inició la investigación de las dos comisarias, y que sirvieron para ilustras el Tratado de Paleontología, de Bermudo Meléndez. Como en una historia de cine, la autora pasó de dibujar fósiles y láminas docentes de carácter biológico a abandonar ese tipo de ilustración y matricularse en Bellas Artes para vivir del dibujo y la pintura. Con poco éxito con sus cómics de aventuras y guiones de cine, acabó su vida malviviendo en una pensión madrileña a cambio de la limpieza.

 

También en el Tratado de Paleontología colaboraron las dos hermanas madrileñas Benito Arzá. Aunque abandonaron su carrera de ilustradoras para casarse ninguna de las dos dejó jamás de pintar y de inculcar a sus hijos el amor por las Bellas Artes.

 

Carmen Victoria del Val Chicharro comenzó a trabajar en el Jardín Botánico en 1949 y hoy, sobre todo gracias a su herbario de 105 láminas a plumilla, está considerada como una de las pioneras de la ilustración botánica en España. Junto a ella estuvo la madrileña Paula Millán Alosete, una de las mejores ilustradoras botánicas del país que además ejerció de profesora de dibujo científico en el CSIC e ilustró varios volúmenes de la colección Libros de naturaleza, de Espasa-Calpe.

 

De la vida de Carmen Simón Sanchís se sabe poco más que su fecha de nacimiento, en julio de 1899, probablemente en Valencia, donde trabajó en el Laboratorio de Hidrobiología, antes de trasladarse a Madrid, al Museo Nacional de Ciencias Naturales, desde donde colaboró con profesores de la Universidad Central, como Luis Lozano Rey.

 

Nacida en París y fallecida en Madrid, Luisa de la Vega Wetter, es una de las pioneras en las Ciencias del Mar y en la ilustración científica de animales marinos. Preocupada por la educación de la mujer, especialmente de las campesinas, ocupó diferentes cargos docentes en León antes de venir a Madrid, donde la contrataron en el Museo de Ciencias Naturales, institución en la que trabajó durante veinte años, hasta su jubilación.