CULTURA

El paraninfo de las facultades de Filología y Filosofía ha acogido la inauguración de la muestra sobre los 90 años del edificio

90 años de la Facultad de Filosofía y Letras y de sus personas extraordinarias

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Francisco Rivas - 3 oct 2023 18:48 CET

Desde el 3 de octubre, y durante cuatro meses, las facultades de Filología y Filosofía se convierten en un museo vivo, donde se podrán ver documentos, planos, estandartes, pinturas, fotografías, objetos decorativos y de uso cotidiano… que resumen nueve décadas de actividad del que fuera el primer edificio inaugurado en la Ciudad Universitaria de Madrid en enero de 1933. En la inauguración de la muestra “La Facultad de Filosofía y Letras. 90 años de memoria viva”, el rector Joaquín Goyache ha señalado que aquí “no sólo se celebran nueve décadas de un edificio, sino también de personas extraordinarias que han sido un faro de la cultura, la intelectualidad y el progreso”.

 

La profesora de la Facultad de Geografía e Historia, Carolina Rodríguez, y Emilio Peral, vicedecano de Cultura, Relaciones Institucionales y Biblioteca de la Facultad de Filología, son los comisarios de esta exposición que además recupera algunos espacios como la entrada lateral del paraninfo, donde se pretende dejar parte de la muestra de manera permanente.

 

La comisaria asegura que esta exposición busca conocer la historia del edificio y recuperar su memoria, incluyendo la historia de los años truncados por la guerra civil (1936-1939), donde el edificio se convirtió en un escenario preferente, al estar en el Frente de Madrid. Las huellas de aquel conflicto se pueden ver en los muros del edificio, al igual que las de otras etapas como una inscripción en latín de la época franquista; las pintadas de jóvenes rebeldes, como Sánchez Albornoz, en unos incipientes años 40, o la huella indeleble del paso intelectual de Federico García Lorca.

 

Para Emilio Peral, la muestra es una especie de túnel del tiempo, montada con una concepción muy potente del fluir de ese tiempo, donde “las imágenes recuperadas son una metáfora de las personas que han pasado por aquí”. Ha informado el vicedecano de que han tardado siete meses en montar la muestra en la que se ha querido cumplir el doble objetivo de hacer una exposición con materiales propios de la Facultad de Filosofía y Letras, y además montarla en la propia Facultad.

 

Tanto los dos comisarios como Fanny Rubio, catedrática emérita de la Facultad, han insistido en cómo “los espacios nos ayudan a entender lo sucedido”. La catedrática ha hecho un símil entre la Facultad y la cordada de unos alpinistas, porque “todos los presentes son fruto de una continuidad”. Considera ella que “las paredes hablan y lo hacen siempre, dejando escuchar las vidas de las diferentes personas que han pasado por aquí”.

 

De los muchos nombres de la historia de la Facultad, ha querido destacar a tres: Dámaso Alonso, María Zambrano y la bibliotecaria Juana Capdevielle, que fue asesinada junto a su marido en 1936, y que antes había perdido a su hijo, pero en realidad “dejó un enorme heredero que es la modernizada biblioteca de la Facultad y la del Ateneo de Madrid”.

 

Isabel Durán, decana de la Facultad de Filología, ha querido añadir un nombre más, el de Manuel García Morente, decano en el momento en el que se inauguró “este edificio singular” en lo que fue un acto extremadamente importante, como lo demuestra la lista de autoridades que acudieron a dicha inauguración.

 

Ha recordado la decana que, en la primera promoción, que ya estudió bajo la presencia de la bella vidriera que representa las Humanidades, “hubo 500 estudiantes, sólo 100 de ellos varones, mientras que, en este curso 2023-2024, hay matriculados 4.050 en Filología y 950 en Filosofía, multiplicando por diez lo de aquel año inaugural, no sólo en estudiantes sino también en complejidad”.

 

Asegura Durán que a veces el edificio se queda pequeño, pero “su espíritu universitario sigue tan vigente como entonces”.

 

Juan José García Norro, decano de Filosofía, distinguió en su discurso entre Historia y memoria, y si la primera tiene la intención de objetividad, buscando la recreación del pasado, la memoria se centra en una parte mínima, aunque personalmente importante de ese pasado. En la memoria, por tanto, lo que importa es el sentimiento subjetivo y parcial.

 

Por tanto, para Norro, exposiciones como esta sirven para conmemorar, para hacer celebraciones conjuntas donde se recupera esa memoria colectiva, que tiene que ser, al menos, verosímil.

 

La vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria, Isabel García Fernández, ha apuntado que toda exposición es la presentación de unos objetos más una interpretación, y esa última es la parte realmente difícil de la museística. De acuerdo con ella, toda muestra es siempre una performance que sólo tiene sentido en el lugar y el tiempo en el que se hace, y esta que ahora se inaugura es reflejo de dos facultades que son “un foco de cultura básico, con una energía de producción continuada”.

 

No obstante, la fugacidad de la muestra quedará atenuada por el catálogo que se ha publicado, que de alguna manera se podría considerar una continuación del realizado en 2008, con motivo del 75 aniversario de la Facultad, y que reúne textos de 34 compañeros de las facultades de Filología y Filosofía, con ensayos históricos, vivencias y anécdotas.

 

Antes de hacer una visita guiada a la exposición, el acto concluyó con un concierto de piano (Haday Suárez) y voz (Olivia Figueras), donde se pudieron escuchar éxitos de las diferentes décadas de vida del centro, desde María de la O, de los años treinta, hasta Despechá, de Rosalía.