IGUALES
Género y afrodescendencia: los problemas crecen
22 nov 2021 11:55 CET
Dice Esther Mayoko Ortega, activista feminista y antirracista, que pocas mesas redondas habrán reunido a cinco mujeres afrodescendientes para hablar de lo que les sucede y preocupa. El pasado miércoles 24 de noviembre ocurrió en la Facultad de Trabajo Social. El proyecto “Re-construyendo miradas múltiples hacia la diversidad socio-cultural", financiado en la XVII Convocatoria de Proyectos de Ayuda al Desarrollo de la UCM, que dirige la profesora de la Facultad de Educación Patricia Rocu, celebró su jornada dedicada a “Género y afrodescendencia”, con la presencia de Marisol Saelo, graduada en Trabajo Social en la Complutense, hace 16 años, experta en violencia de género; Desiree Bela-Lobedde, -por videoconferencia desde Barcelona- columnista en el diario Público y autora de libros como “Ser mujer negra en España”; Elena García, licenciada en Filosofía y antropología por la UCM, especialista universitaria en género y cooperación; Nicole Ndogala, directora general de la asociación Karibu, y la ya mencionada Esther Mayoko Ortega, quien intervino a través de un vídeo previamente grabado.
Ser mujer y, además, ser afrodescendiente , o ser afrodescendiente y, además, ser mujer, da igual el orden, no resulta sencillo. Esther Mayoko Ortega sitúa en la primera línea del problema el color de la piel, la mirada colonialista que siguen teniendo las personas blancas hacia las afrodescendientes, pero sin olvidar su interseccionalidad. Como señala Nicole Ndogala, “ser mujer, negra, pobre e ilegal” es a día de hoy el pack completo de esa interseccionalidad. Por ello, como insiste Esther Mayoko, nadie mejor que cinco mujeres afrodescendientes para hablar de sus propios problemas. “Hay algo fundamental de los feminismos negros que es la experiencia encarnada, la experiencia corporal, y teorizar desde esos lugares que pasan por la experiencia vivida. En ese sentido muy importante la celebración de esta mesa”, apuntó.
Ser mujer y ser afrodescendiente, por tanto, añade matices a la lucha feminista “occidental”. Nicole Ndogala anima a trabajar juntas, pero recuerda que a su asociación, Karibu, que da acogida a las personas que llegan de África, muchas mujeres han pasado por tres muros: escapan de la guerra, han sufrido violencia de género, matrimonio forzoso y han sido víctimas de la mutilación genital femenina. Por si fuera poco, en el camino hacia “un mundo mejor” han sufrido abusos, cuando no violaciones...En Karibu lo primero que se pretende es recuperar la autoestima de esas mujeres.
Pero las diferencias no están solo en el proceso migratorio. También quienes están en occidente desde que nacieron las sufren. Elena García explica que ella es madrileña y afrodescendiente. Nació aquí en los 80, y en esa época “los negros éramos la excepción. Se forjó la extranjerización, la idea absurda de que por ser negra no eras español. Tenías que explicarlo 80.000 veces a gente que ni conocías”. Esa situación diaria le hizo tomar conciencia de quien era. “Que eres negra siempre lo has sabido, pero no es lo mismo saber algo que saber que se sabe, que tomar consciencia y una posición respecto a ello. Es cuando pasas de hacer voluntariado en asociaciones predominantemente blancas a hacer activismo, a tratar de hacer una comunidad con tus hermanos y hermanas para que la batalla podamos pelearla juntas. Las mujeres negras estamos en lo más bajo de la pirámide social”, sentencia.
Marisol Saelo también nació en los 80, hija de guineanos recién llegados a España. Estudió Trabajo Social en la Complutense y logró sacar la oposición de funcionaria. Aún recuerda su primer día de trabajo. “No había mujeres como yo y no se esperaban mujeres como yo. Cuando pregunté dónde debía ir, creían que era la mujer de la limpieza...” Marisol explica que su día a día no es sencillo. Son mucho tanto los micro-racismos como los micro-machismos a los que se enfrente cada día. Pero, por otro lado, también cada día vive un reto. Ella lo denomina el “reto como tú”. Lo explica: “Constantemente me dicen: «Tengo una amiga como tú», o «qué tengo que hacer para que mi hija sea como tú»... Me anima mucho ver que hay muchas mujeres que proyectan en sus hijas, hijos e hijes lo que ellas no pudieron ser”.
Desiree Bela-Lobedde añade que “las mujeres afrodescendientes que hemos nacido en España también necesitamos empoderamiento. Es un empoderamiento diferente evidentemente al que necesita una migrante, pero nos criamos en un entorno blanco, sin referencias, sin vernos en muchos espacios. A ese nivel también necesitamos ese empoderamiento. Como dice un conocido mío, somos una especie de experimento porque somos de las primeras generaciones ya nacidas en el territorio y con la nacionalidad española. Pero cada día hay que recordar que España no ha sido siempre únicamente blanca y que hay personas negras que también somos españolas”.
Tanto Patricia Rocu, como el también profesor complutense Fernando Barbosa, van con sus preguntas conduciendo el debate. Son muchos los temas tratados, desde, por ejemplo, el valor de la “estética afro” incluso como elemento reivindicativo, hasta la forma en la que occidente desarrolla sus proyectos de desarrollo en África y, en concreto, en su perspectiva de género. Elena García señala que ella cada vez cree menos en la cooperación, ya que considera que su fin último es el control de las fronteras europeas y la firma de acuerdos comerciales. El tema del género tampoco lo ve con buenos ojos: “Parece que Europa tiende a llevar a otras partes del mundo su visión del género. Claro que hay que avanzar en el avance de los derechos de las mujeres, pero no decirlas cómo tiene que ser su vida; sino escucharlas y después hablarlas y preguntarlas cómo lo ven ellas. Sentarse, escuchar y pelear juntas, porque ninguna mujer debe decir a otra mujer lo que es ser mujer”.
La mesa concluye –antes de dar paso a las intervenciones del público- subrayando la importancia de que este tipo de debates se produzcan en la universidad, de que las nuevas generaciones sepan qué preocupa y a qué se enfrentan las personas afrodescendientes. La Complutense es, como dejó patente la presencia de las delegadas del rector tanto de Igualdad como de Diversidad e Inclusión, Isabel Tajahuerce y Mercedes García, respectivamente, en la jornada –ambas presentaron la charla- una aliada en esta lucha por la igualdad de derechos y el cese de toda la discriminación. De hecho, como destacaron las delegadas, todas las personas, estudientes, docentes, PAS, tienen a su disposición los distintos servicios y protocolos de atención, tanto en género como en diversidad, que en los últimos años se han puesto en marcha en la UCM. También la Guía de Comunicación y Trato Inclusivo, que incluye un capítulo sobre diversidad étnica y sociocultural, en cuya redacción colaboraron la propia Patricia Rocu y diversas asociaciones y expertos.