CURSOS DE VERANO

Homenaje a Fernando Fernán Gómez en el centenario de su nacimiento, en el aula magna del RCU María Cristina

Homenaje a Fernando Fernán Gómez en el centenario de su nacimiento

Fotografía: Alfredo Matilla - 14 jul 2021 13:42 CET

Los Cursos de Verano han conmemorado el centenario del nacimiento de Fernando Fernán Gómez con un homenaje a su legado artístico, de la mano de algunos de sus mejores amigos y compañeros del extraño viaje que en ocasiones fue su vida profesional. David Trueba, Luis Alegre, Manuel Gutiérrez Aragón y José Sacristán, desbrozaron la figura del polifacético actor moderados por el escritor y periodista, Manuel Hidalgo, quien definió el acto como un recuerdo a la palabra y a la conversación del artista. “En todo lo que hizo dejó una obra maestra, o varias”, subrayó Hidalgo a modo de síntesis.

 

Actor; guionista; director de cine, teatro y televisión; novelista, ensayista; articulista o poeta, fueron algunas de las facetas más destacadas de Fernán Gómez a lo largo de su trayectoria creativa. Según sus más allegados, era un hombre de carácter difícil que durante sus últimos años adquirió cierta fama en este sentido, pero coincidieron en que esa forma de proceder no era más que una coraza “contra los imbéciles”

 

José Sacristán fue tal vez uno de los actores que más y mejor conoció al homenajeado, tanto como compañero de reparto como a sus órdenes tras la cámara y también a la inversa. “En mi relación con él, había algo que trascendía el ámbito estrictamente profesional; algo en lo personal que impactaba, que hacía que todo se desarrollara en torno a una personalidad muy concreta y tan variopinta. Era una persona con la que podías desternillarte de la risa o, en ocasiones, sencillamente acojonarte, cuando se ponía serio o entendía que la cosa no era para reírse”, señaló el intérprete, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Cinematografía.

 

Sacristán dijo también que admiraba de su compañero la disponibilidad y la aceptación de que “aquello era un trabajo que había que desarrollar de la mejor manera posible, pero sin que en ningún momento él tuviera que hacer hincapié en señalar algo”. Como director, Sacristán apuntó que Fernán Gómez era un hombre de facilitar los datos precisos. “Ya después, cuando coincidimos, no solo en el trabajo sino en lo de la vida, todo estaba condicionado a mi admiración profunda por este hombre”, recalcó.

 

Otro de sus amigos más cercanos, el cineasta y escritor David Trueba, confesó haber quedado prendado de la personalidad de Fenán Gómez cuando tan solo era un adolescente y vio por televisión la película El fenómeno (José María Elorrieta, 1956), en la que el actor interpretaba a un catedrático de la Universidad de Frankfurt que las autoridades confunden con un jugador de fútbol ruso a su llegada al aeropuerto de Madrid. A Trueba le impactó tanto que al día siguiente esa película fue la comidilla de sus compañeros en el colegio, algo que por entonces “era raro hablar así de las películas españolas”.

 

En cuanto al carácter del actor, David Trueba apuntó que Fernán Gómez “tenía esa mezcla entre el cinismo y la ternura, que nunca sabías cómo iban a volatilizarse una y otra, porque podía encontrar angelicalmente tierno a alguien, y que eso provocara una de sus cosas más brillantes, o que de pronto alguien que objetivamente fuera una persona brillante, a él le resultara insoportable”.

 

Por su parte, Manuel Gutiérrez Aragón, uno de los directores de cine que más trabajaron con Fernando Fernán Gómez, habló sobre el trabajo del actor en sus películas destacando que empleaba siempre la misma actitud en una película que en otra, y que eso “te podía dejar helado porque era muy distante”, aunque el cineasta señaló que esa forma de proceder podría ser una manera de defenderse. “Fernando no daba muchas facilidades y él se negaba a aportar nada. No era una persona muy asequible, pero yo escribía los papeles para él, pensando en él para los personajes”, subrayó Gutiérrez Aragón, describiendo su admiración por el actor.

 

En el caso del escritor y cineasta Luis Alegre, su devoción por la obra de Fernán Gómez le llegó cuando tenía 14 años y vio por primera vez El extraño viaje, película dirigida por el propio actor en 1964. Alegre afirmó en este sentido que esa experiencia le transformó la forma de entender el cine, y que le convirtió en otro tipo de aficionado al séptimo arte.

 

Alegre, que dirigió en 2006 junto con David Trueba “La silla de Fernando”, un documental que repasa la trayectoria artística del actor y que pudieron disfrutar los asistentes al acto a la finalización del coloquio, contó que pese a la etiqueta de “desagradable” con que cargaba Fernán Gómez, sobre todo durante sus últimos años, el actor era una persona de grandes virtudes y entre ellas la de la generosidad. Y así lo demostró, entre otras muchas ocasiones, pagando discretamente el entierro de uno de los dramaturgos más importantes de la historia del teatro español, Enrique Jardiel Poncela, quien falleció completamente arruinado después de darle a Fernán Gómez algunas de sus primeras oportunidades en el escenario.