ÁGORA

Celebración de los primeros treinta años del IUDC

IUDC, 30 años de trabajo bien hecho

Texto: Jaime Fernández - 4 nov 2022 10:38 CET

La tarde del 3 de noviembre, la Biblioteca Histórica de la UCM ha acogido la celebración de los treinta primeros años del IUDC (Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación). En la sesión han participado José Ángel Sotillo, “una de las almas del Instituto” que durante mucho tiempo lo dirigió y que es el actual responsable del máster en Cooperación Internacional del IUDC; Esther del Campo, decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología a la que está adscrito el Instituto; Laura Oroz, de la AECID, que ha acompañado al IUDC durante estas tres décadas; Esteban Sánchez Moreno, el actual director del Instituto, y Rosa María de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes y, durante muchos años, responsable de la cooperación descentralizada del IUDC. La sesión se completó con una charla del químico Ugo Bardi y con un turno de preguntas a cargo de académicos y expertos.

 

La vicerrectora Rosa María de la Fuente ha recordado la trayectoria del IUDC que ha sufrido algunos momentos díficiles, pero que siempre ha sido capaz de reinventarse, lo que seguro que le garantiza “al menos otros treinta años más”. Para De la Fuente, la característica fundamental del Instituto ha sido mantener “siempre la esencia del trabajo bien hecho”, apoyándose, en gran parte, en un gran número de mujeres, y también compañeros que “han estado siempre ahí”.

 

Prácticamente todos los participantes en la primera mesa coincidieron en la vitalidad que tiene ahora mismo el IUDC y en la importancia de hacer sostenible el proyecto. Para ello, de acuerdo con el director, Esteban Sanchez Moreno, es fundamental “apoyarse en el mejor equipo posible, en los mejores profesores y en la mejor universidad, porque todos aquí sentimos un gran orgullo de ser complutenses”. Por eso, lo que se ha celebrado este 3 de noviembre no son sólo las tres primeras décadas del Instituto, sino que además se “celebra el futuro que hay por delante”.

 

José Ángel Sotillo repasó la historia del IUDC desde su nacimiento en “aquel año mágico de 1992, con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla”, y aseguró que desde ese momento el Instituto ha evolucionado con la sociedad española, prestando una especial relevancia a la formación, la investigación y la consultoría, de manera transversal, y siempre con “rigor académico y con la amistad de todos los que han pasado en algún momento por el IUDC, tanto personal como profesores y estudiantes”.

 

Incidió la decana de Políticas y Sociología en cómo el IUDC ha sabido adaptarse a los tiempos, “dando cuenta de los cambios que ha vivido la cooperación desde aquellos años noventa”. Para ello ha incorporado, en su etapa actual, a profesionales de diferentes disciplinas que han mejorado la profesionalidad del Instituto, que hoy cuenta con profesores de su Facultad, peo también de otras como Trabajo Social, Biológicas, Ciencias de la Información y Geológicas.

 

La representante de la AECID, Laura Oroz, destacó la disposición del IUDC, desde sus comienzos, para trabajar de manera conjunta, en lo que ha sido un adelanto de la reforma de la Ley de Cooperación que está ahora en marcha y que va a promover la generación de alianzas entre actores. Adelantó Oroz la noticia de que en breve se va a firmar un convenio entre la AECID y la UCM para acoger estudiantes en diferentes proyectos, y que en la firma de ese acuerdo ha sido fundamental el papel que han jugado los responsables del Instituto.

 

Ugo Bardi

Tras la presentación de la jornada, el profesor de Química de la Universidad de Florencia, Ugo Bardi, impartió una conferencia en la que desgranó muchas de las ideas que se pueden leer en su último libro, Antes del colapso, que acaba de ser publicado por la editorial Los Libros de la Catarata, en cooperación con el IUDC. Habló Bardi de una serie de modelos que postulan un colapso muy rápido, en temas tan diversos como la caza de ballenas, la explotación del carbón, la producción del petróleo, una explosión nuclear, el calentamiento global o las extinciones masivas.

 

A pesar de esos modelos, hay evidencias, según Bardi, de que la curva se puede gestionar de algún modo, como ha sido el caso de la producción de petróleo en Estados Unidos, que iba en caída libre y que ha aumentado de manera exponencial, gracias a la técnica del fracking. Reconoce así el químico que con una inversión enorme en tecnología se pueden hacer algunos cambios, que “ni imaginamos”, pero eso no va a impedir el colapso, que llegará igualmente en algún momento.

 

Asegura Bardi que hay modelos, como los Doce puntos de influencia de Donella Meadows, que hablan de la posibilidad de modificar los sistemas y dirigirlo hacia donde nosotros queremos, como, por ejemplo, crear más bosques para almacenar CO2. De todos modos, según el conferenciante, el colapso nunca es el final, sino que es simplemente un “punto de inflexión” de una condición a otra, así que lo mejor no es resistirse a ese colapso sino entenderlo para reducir sus efectos perjudiciales e incluso, poder sacar partido de ellos.